Sobre la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola / y 4
Del planteamiento que se ha realizado hay que evitar una primera tentaci¨®n, que es culpar al empresario de no haber desempe?ado el papel de inversor e impulsor que justifica socialmente su existencia. Esta actitud ser¨ªa, a mi juicio, est¨¦ril. Los empresarios no invierten porque no ven expectativas claras de beneficio y disponen, en cambio, de opciones alternativas con mayor rentabilidad y menor riesgo. Se argumenta que la inversi¨®n extranjera s¨ª que ve oportunidades y tiene confianza, pero hay una diferencia b¨¢sica: que la inversi¨®n extranjera, aparte de contar con una visi¨®n m¨¢s amplia e internacional, tiene el potencial, la dimensi¨®n y la organizaci¨®n empresarial que le permite obtener rentabilidades que exceden de las opciones alternativas. Este no es el caso de, la empresa espa?ola, hablando en t¨¦rminos generales, cuya tasa de obtenci¨®n de beneficios era reducida, y en los ¨²ltimos a?os a¨²n m¨¢s, en relaci¨®n a la obtenida por el aparato empresarial de los pa¨ªses industriales m¨¢s desarrollados.La raz¨®n b¨¢sica de la crisis duradera de la econom¨ªa espa?ola hay que plantearla, en mi opini¨®n, en la precaria situaci¨®n del colectivo empresarial espa?ol. Aunque la actual Administraci¨®n ha conseguido elevar el excedente comprimiendo las rentas salariales, este aumento y la pol¨ªtica citada de dar confianza ha sido hasta el momento insuficiente para estimular la inversi¨®n.
En este contexto, limitarse a una actuaci¨®n de esperar el tir¨®n de la empresa privada, que puede demorarse o no producirse ante la imposibilidad de remover los obst¨¢culos, es, a mi juicio, muy aventurado. Tambi¨¦n lo es que la Administraci¨®n se implique en el proceso productivo sin haber organizado m¨ªnimamente un esquema que permitiera una gesti¨®n adecuada. Ante un panorama como el descrito, el esfuerzo ten¨ªa que haberse planteado en t¨¦rminos de una mejora de la ordenaci¨®n interna que permitiera ayudar y cooperar con el sector privado, para lo cual habr¨ªa sido fundamental la mejora de la Administraci¨®n y de la empresa p¨²blica.
Poner orden
Cuando se nos dice que la pol¨ªtica econ¨®mica actual es la ¨²nica alternativa posible, y que la base es preservar el equilibrio externo y contener la inflaci¨®n, se dice una verdad; y ese es un mensaje claro, aceptado, y podr¨ªa a?adir que obvio. Pero el tema no acaba en un planteamiento macroecon¨®mico sino que a partir de ah¨ª se empieza: el trabajo duro e importante es poner orden y organizar tanto la Administraci¨®n como la empresa p¨²blica. Si el mensaje se reduce a la macroeconom¨ªa y al manejo de cuatro magnitudes, se est¨¢ actuando en un frente necesario, pero insuficiente.
Es preciso, adem¨¢s, bajar a la arena, formar equipos s¨®lidos y capacitados, dar el poder de decisi¨®n a los gestores, pasar, si se me permite la expresi¨®n, que en modo alguno es peyorativa, desde la ¨®ptica de un servicio de estudios a la de una gerencia profesional. Entiendo que en este sentido no se ha avanzado y, si hab¨ªa una expectativa de regeneraci¨®n, se ha frustrado. Ninguna empresa, ni p¨²blica ni privada, puede funcionar sin una buena gerencia, y eso es una profesi¨®n que requiere vocaci¨®n, disposici¨®n espec¨ªfica y un marco adecuado de incentivos y control. No se est¨¢ capacitado para gestionar por el hecho de tener un buen curriculum ni superar con brillantez oposiciones. Si se toma la empresa p¨²blica como bot¨ªn pol¨ªtico, lo mejor es prescindir de ella en lo posible.
La situaci¨®n actual pues que viene caracterizada por un control monetario que impide un desborde de la inflaci¨®n, un creciente peso del sector p¨²blico, una aton¨ªa inversora y una econom¨ªa de rentistas. ?Qu¨¦ puede derivarse de esta din¨¢mica? ?Cabe esperar que mejoren las circunstancias exteriores en un grado mayor que en los ¨²ltimos dos a?os? Y, en ese supuesto , ?ser¨ªa suficiente ese impulso exterior pura alterar el proceso? Estos son, a mi juicio, los grandes interrogantes que planean sobre la econom¨ªa espa?ola.
La espera de un lanzamiento impulsado por la v¨ªa externa, caso de producirse, ser¨ªa insuficiente para alterar b¨¢sicamente la situaci¨®n, y la esperanza de que se alivien los obst¨¢culos, se modifique el actual estado de expectativas y la iniciativa privada mejore el pulso por s¨ª sola puede ser muy duradera. Incluso es posible que se produzca un deterioro mayor hasta abocamos a una inflaci¨®n inevitable que altere las reglas de juego actuales con graves consecuencias pol¨ªticas y sociales.
Pienso, por tanto, que a pesar de todas las limitaciones, es preciso tomar un papel activo y ayudar todav¨ªa m¨¢s a la iniciativa privada para que supere su des¨¢nimo, y esto s¨®lo se puede intentar removiendo los obst¨¢culos que est¨¢n impidiendo la recuperaci¨®n del pulso. En definitiva, entiendo que hay que actuar en la direcci¨®n de promover una recuperaci¨®n aun a costa de un nivel de inflaci¨®n controlada m¨¢s alto del previsto, porque la alternativa es aceptarlo ahora o que se imponga con virulencia en un futuro.
El trabajo pod¨ªa terminar aqu¨ª porque su objetivo fundamental es realizar un diagn¨®stico y mostrar el peligro de una actitud pasiva ante la profundidad de la crisis que afecta al colectivo empresarial. En mi opini¨®n, llegar¨¢ un momento en que la profundizaci¨®n en el ajuste que se est¨¢ haciendo deber¨¢ abandonarse ante el peso de la realidad, y lo que propongo, en definitiva, es tomar la iniciativa y no operar a remolque de los acontecimientos. En l¨ªneas generales, entiendo que habr¨ªa que actuar como sigue:
En el frente de la demanda interna ser¨ªa preciso poner en marcha un programa de inversiones p¨²blicas centradas en la construcci¨®n, que es un sector generador de empleo y poco dependiente de forma directa e inmediata de importaciones. Esto provocar¨ªa un d¨¦ficit p¨²blico mayor, que deber¨ªa compensarse con la reducci¨®n de gastos p¨²blicos consuntivos, aunque la experiencia de la gesti¨®n de los ¨²ltimos a?os no permita ser muy optimista.
Abaratar el cr¨¦dito
En el frente financiero hay que abaratar los costes del cr¨¦dito y rebajar las opciones de inversi¨®n alternativas a las que me he referido antes. Esto no es f¨¢cil, porque tenemos un sistema financiero sobredimensionado que no se puede ajustar r¨¢pidamente a la baja, pero deber¨ªa anularse el efecto demostraci¨®n de las emisiones p¨²blicas, moderar el coste de los pasivos y adoptar una posici¨®n restrictiva en las cajas de ahorro en cuanto a su expansi¨®n, que est¨¢ provocando un fen¨®meno del que desgraciadamente ya tenemos experiencia con la crisis de la banca privada.
No ignoro los peligros de una pol¨ªtica de este corte, pero no cabe olvidar tampoco lo que supone una aton¨ªa tan prolongada, una postraci¨®n tan intensa y, sobre todo, un paro de la magnitud que hemos alcanzado. Se dir¨¢ que esto significa una cierta vuelta a la vieja pol¨ªtica, y no reh¨²yo el reproche, pero los que sostienen la necesidad de profundizar en el saneamiento, a la espera de que la iniciativa privada se reanime por s¨ª misma, deben reflexionar sobre la situaci¨®n real del pa¨ªs, que no permite tomar como ejemplo econom¨ªas mucho m¨¢s flexibles, con sistemas pol¨ªticos asentados y con mayor capacidad de respuesta. En el fondo, la cuesti¨®n gira sobre la esperanza que se tenga de que la prosperidad se encuentre a la vuelta de la esquina. Es preciso pues enfrentarse a la realidad y para ello es fundamental acertar en el diagn¨®stico de la situaci¨®n. Colaborar en esa direcci¨®n es la intenci¨®n de este trabajo.
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