Tres bancos y un destino
Los presidentes de los tres primeros bancos del pa¨ªs, Central, Banesto e Hispano, no tienen sucesores conocidos
La falta de sucesores definidos en las principales instituciones financieras privadas del pa¨ªs, con las inc¨®gnitas que ello plantea para su capacidad operativa normal, es un tema que ha venido preocupando a las autoridades monetarias que se han sucedido en los ¨²ltimos a?os. El gobernador del Banco de Espa?a, Mariano Rubio, se?alaba en su informe ante el Consejo General del Banco de Espa?a celebrado el 27 de mayo pasado que ya no se trata "s¨®lo de detectar y prevenir infracciones de la normativa bancaria o actuaciones claramente abusivas de los responsables de las instituciones, sino que es preciso vigilar la buena administraci¨®n de ¨¦stas. Ello puede llevar al Banco de Espa?a a analizar y opinar sobre decisiones que en una econom¨ªa de mercado son responsabilidad de los ¨®rganos rectores de las instituciones".La falta de sucesores en los principales bancos es una realidad tangible, y sin embargo la calidad de la gesti¨®n y el control sobre los que la ejercen es uno de los aspectos en los que m¨¢s hincapi¨¦ hacen en la actualidad los m¨¢ximos responsables de la supervisi¨®n bancaria.
Los ocho grandes bancos nacionales -Central, Banco Espa?ol de Cr¨¦dito, Hispano Americano, Bilbao, Vizcaya, Santander, Popular y Exterior- han reaccionado en los ¨²ltimos a?os de forma distinta a las advertencias que se les han hecho sobre sus consejos de administraci¨®n, sus ejecutivos y los sucesores de los m¨¢ximos responsables.
El peso de las estructuras
En los tres primeros, y por causas distintas, no hay sucesor establecido; en Banesto, el Consejo de Administraci¨®n permanece inamovible en la pr¨¢ctica desde hace muchos a?os, y en el Central se ha producido esta misma semana la salida de los hermanos Fierro -uno de ellos, Alfonso, con cargo de vicepresidente-; el Hispano Americano conoce una etapa de profunda remodelaci¨®n de su m¨¢ximo ¨®rgano de control, tras la dimisi¨®n -ins¨®lita en estas instituciones- de su anterior presidente, Alejandro Albert.
De hecho parece que la falta de sucesores viene determinada por la propia estructura que hizo a los actuales presidentes llegar a ese puesto. Alfonso Esc¨¢mez, primer director general cuando Ignacio Vilallonga cay¨® enfermo, se erige, en los cuatro a?os de transici¨®n, como la persona insustituible que accede al final a la presidencia del Consejo de Administraci¨®n. Desde entonces se ha reforzado la l¨ªnea ejecutiva del banco y el peso del consejo ha ido siendo cada vez m¨¢s testimonial.
Pablo Garnica, actual presidente de Banesto, sustituy¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Aguirre Gonzalo -presidente de transici¨®n que se mantuvo al frente del consejo durante 13 a?os-. Garnica representa a una de las familias tradicionales del banco y alcanza el puesto, al decir de expertos del sector, porque durante muchos a?os ha sido el verdadero ejecutivo del banco, por encima de las discusiones que pudieran surgir en las reuniones de los consejos de administraci¨®n. Atr¨¢s ha tenido que dejar a muchas personalidades que, en un momento u otro de la historia del banco, aspiraron a la presidencia del primer banco del pa¨ªs (por ejemplo, Gregorio L¨®pez Bravo), sin olvidar la aventura que inici¨®, al menos mentalmente, desde su. megaloman¨ªa en Rumasa, Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos.
Claudio Boada fue nombrado a principios de a?o tras la en¨ªbrmedad de Alejandro Albert, quien hab¨ªa accedido al puesto sustituyendo a Luis Usera -que tambi¨¦n estaba enfermo- pocos meses antes, en medio de lo que ser¨ªa el principio de la crisis del grupo Hispano. Como consecuencia de la pendiente por la que transcurr¨ªa la rentabilidad de esta instituci¨®n, Boada tiene el apoyo del Consejo de Administraci¨®n y, sobre todo, cuenta con la aquiescencia del Banco de Espa?a, que tiene que instrumentar importantes ayudas para el saneamiento de su filial m¨¢s importante: el Banco Urquijo Uni¨®n.
En estas condiciones, el nombramiento de Boada escap¨® de facto al Consejo de Administraci¨®n, que, por otra parte, va a ser profundamente modificado en los pr¨®ximos meses, como ya ha empezado a ocurrir con la salida de Jaime Soto y la entrada de Rafael del Pino Moreno. Boada crear¨¢ un consejo a su imagen y semejanza, en el que primar¨¢n empresarios due?os de empresa, no ejecutivos como ¨¦l mismo.
El resto de los grandes bancos -Bilbao,Vizcaya, Santander y Popular- parece tener menos problemas que sus colegas, a no ser que se iniciase en poco tiempo un proceso de concentraci¨®n bancaria. Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn tiene como consejero delegado a Emilio Ibarra -que forma parte de las familias tradicionales del Bilbao que llevaron a la presidencia al actual m¨¢ximo responsable-; ?ngel Gal¨ªndez, presidente del Vizcaya, elev¨® hace menos de un a?o a vicepresidente de la entidad, manteniendo su cargo de consejero delegado, a Pedro de Toledo, lo que le confirma como el sucesor ya designado; Emilio Bot¨ªn, presidente del Santander y due?o de uno de los paquetes m¨¢s importantes de acciones, tiene desde hace a?os a su hijo Emilio como consejero delegado de la entidad y como claro sucesor.
Por ¨²ltimo, el Banco Popular Espa?ol, presidido por Luis Valls Taberner, no parece tener en estos momentos un sucesor claro, si bien la l¨ªnea ejecutiva del mismo permanece bastante estable -aunque con distintas personas- desde hace a?os, sin especiales problemas.
Reforzar la inspecci¨®n
La preocupaci¨®n del Banco de Espa?a por la calidad de las direcciones de los bancos privados viene de lejos. Dos aflos antes de que Mariano Rubio pronunciara su discurso ante el Consejo General del Banco de Espa?a, el actual director general responsable de la inspecci¨®n y supervisi¨®n bancaria, Arist¨®bulo de Juan, se?alaba en un seminario celebrado en la sede santanderina de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo que la inspecci¨®n se va centrando en cinco criterios b¨¢sicos: "valoraci¨®n de los recursos propios, calidad de los activos, calidad de la direcci¨®n, nivel y composici¨®n de los beneficios y situaci¨®n y perspectivas de la liquidez".
Arist¨®bulo de Juan, entonces director general adjunto del Banco de Espa?a, concretaba respecto al control d e la direcci¨®n que su instrumentaci¨®n llegar¨ªa m¨¢s lentamente que sobre el resto de aspectos, pero que serv¨ªa como l¨ªnea general lo que se hac¨ªa en otros pa¨ªses y que se centraba en valorar "la competencia y el liderazgo, el cumplimiento de la normativa bancaria, la capacidad para planificar y para reaccionar ante las circunstancias cambiantes, la idoneidad y cumplimiento de la normativa interna de la entidad, la preparaci¨®n de los sucesores, la tendencia hacia la autocontrataci¨®n y la disposici¨®n demostrada para hacer frente a las leg¨ªtimas necesidades bancarias de la comunidad".
Estructuras resentidas
Estas manifestaciones, realizadas ante medio centenar de personas, entre las que se encontraban varios m¨¢ximos responsables de algunas de las principales instituciones privadas de cr¨¦dito,nacionales, provoc¨® entre algunos de ellos bastantes sudores. Entend¨ªan que la estructura de su instituci¨®n se resent¨ªa claramente en estos aspectos y tem¨ªan el an¨¢lisis cualitativo de su gesti¨®n. Las inspecciones del Banco de Espa?a, que entonces se iniciaban en los grandes bancos nacionales, una vez que se hab¨ªa despejado la mayor parte de los problemas existentes en los bancos peque?os y medianos, ser¨ªa motivo de preocupaci¨®n posterior.
La existencia de sucesores definidos en las principales instituciones financieras supone un elemento claro de estabilidad en la marcha de las mismas por cuanto que no se produce vac¨ªo de poder en el caso de la desaparici¨®n de los m¨¢ximos responsables.
El an¨¢lisis de la gesti¨®n de los ejecutivos de estas instituciones se ha convertido en algo primordial, como se?alaba el gobernador del Banco de Espa?a, Mariano Rubio, al decir que el banco "har¨¢ advertencias a las instituciones cuando sigan una pol¨ªtica que pueda afectar a su solvencia futura o cuando no cuenten con una administraci¨®n eficaz".
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