El viaje americano
EL VIAJE del presidente Gonz¨¢lez al hemisferio americano no se ha visto salpicado de las pol¨¦micas suscitadas -y todav¨ªa no aclaradas- de su itinerario asi¨¢tico. La escala en M¨¦xico D.F. fue uno de esos gestos simb¨®licos dignos de tener en cuenta. La breve estancia del jefe del Gobierno en la capital mexicana no puede ser despachada como una cortes¨ªa protocolaria, sino que ha sido el veh¨ªculo de la emoci¨®n y de la solidaridad de los espa?oles, consternados ante la cat¨¢strofe sufrida por ese pueblo.La entrevista de Felipe Gonz¨¢lez con el presidente Reagan hab¨ªa sido convertida por la oposici¨®n conservadora en la piedra de toque del viaje. En este terreno, igualmente simb¨®lico, el presidente del Gobierno tiene derecho a anotarse un ¨¦xito, definido no tanto por las consecuencias tangibles que pudieran derivarse de esa charla como por la importancia que habr¨ªan concedido sus adversarios pol¨ªticos al hecho de que el encuentro no tuviera lugar. Tan s¨®lo el clima electoralista que comienza a invadir la escena p¨²blica puede explicar que los focos de la atenci¨®n p¨²blica se hubieran centrado en la visita de Felipe Gonz¨¢lez a la Casa Blanca. Ahora, a los cr¨ªticos del presidente del Gobierno no les quedar¨ªa honradamente otro remedio que aplicar a la celebraci¨®n del encuentro las mismas varas de medir que hab¨ªan preparado para denunciar el, para ellos, deseado portazo de Reagan.
El discurso de Felipe Gonz¨¢lez ante la Asamblea de las Naciones Unidas, dedicado a hacer el balance de cuatro d¨¦cadas y a sugerir cauces para los dram¨¢ticos conflictos con que se enfrenta la comunidad internacional, ha girado en torno a la carrera de armamentos, la violaci¨®n de los derechos humanos y la crisis econ¨®mica internacional. No es f¨¢cil, y menos a¨²n en ese foro, que la intervenci¨®n del presidente de Gobierno de una potencia media aporte ideas nuevas o soluciones operativas para problemas de tan elevada generalidad y tan complejas implicaciones. En opini¨®n del presidente Gonz¨¢lez, la carrera de armamentos es "inmoral y suicida"; junto a las cr¨ªticas dirigidas a las ingentes inversiones en arsenales nucleares de las grandes potencias, Felipe Gonz¨¢lez ha mencionado tambi¨¦n a "los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo que se dotan de un costoso armamento convencional que sobrepasa con creces sus necesidades defensivas". De ese cuadro queda excluido, sin embargo, el enjuiciamiento pol¨ªtico-moral tanto de los recursos asignados por potencias medias (entre ellas Espa?a) a gastos militares como de la exportaci¨®n de armamento -rengl¨®n ya considerable de nuestra balanza comercial- con destino a esos pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo cuya militarizaci¨®n excesiva se critica.
Los comentarios del presidente Gonz¨¢lez sobre la situaci¨®n en el Oriente Pr¨®ximo no han arrojado nueva luz sobre la fecha: del establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre Espa?a e Israel. Tampoco los comentarios sobre la crisis centroamericana han descendido de un elevado nivel de generalidad. La preocupaci¨®n inicial del Gobierno socialista por los problemas latinoamericanos, que convirti¨® en frecuente noticia los pronunciamientos de Felipe Gonz¨¢lez sobre las gestiones del Grupo de Contadora para pacificar Centroam¨¦rica ha pasado ¨²ltimamente a un segundo plano.
Felipe Gonz¨¢lez pas¨® tambi¨¦n revista al desolador panorama de la violaci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos en el mundo: la persecuci¨®n y exilio por convicciones pol¨ªticas o creencias religiosas; la tortura y la desaparici¨®n forzosa; la explotaci¨®n y desprotecci¨®n de los trabajadores adultos y de la mano de obra infantil; la discriminaci¨®n racial y el apartheid. Aunque las organizaciones humanitarias suelan reservar la expresi¨®n "violaci¨®n de los derechos humanos" para describir las condenables pr¨¢cticas de algunos Estados que utilizan el monopolio de la coacci¨®n de forma ileg¨ªtima, el presidente Gonz¨¢lez afirm¨® que "defender los derechos humanos es tambi¨¦n proteger a los ciudadanos frente al terrorismo, cuyo objetivo no es otro que acabar con la convivencia y la libertad". Igualando terrorismo y fascismo (equiparaci¨®n que no toma suficientemente en cuenta los apoyos electorales recibidos en su d¨ªa por Hitler y Mussolini y que corre el peligro de confundir las dimensiones nacionales de los fascismos de entreguerras con su belicosidad internacional), Felipe Gonz¨¢lez subray¨® que "esta nueva forma de totalitarismo, que pisotea por igual la vida y la libertad del hombre, tiene cada d¨ªa un mayor componente internacional".
Felipe Gonz¨¢lez dedic¨® un amplio espacio de su discurso a la crisis econ¨®mica internacional y a sus desastrosas consecuencias para los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo con elevada deuda externa. El presidente subray¨® la complejidad del problema y distribuy¨® las responsabilidades de su origen entre los pa¨ªses acreedores y los pa¨ªses dedudores. Para su soluci¨®n descart¨® tanto "la demagogia irresponsable", expresi¨®n que apunta probablemente a las propuestas de Fidel Castro, como f¨®rmulas de cobro que generasen tensiones sociales irresistibles en las naciones deudoras. Sus recomendaciones a los pa¨ªses endeudados -el simult¨¢neo desarrollo de programas de ajuste y austeridad y de estrategias encaminadas a la actualizaci¨®n de los recursos y sistemas productivos- no incluyeron la exposici¨®n de los procedimientos que pudieran hacerlas operativas, al estilo de la f¨®rmula propuesta por Alan Garc¨ªa para Per¨².
El presidente Gonz¨¢lez traz¨® un balance, globalmente positivo, de la labor realizada durante los pasados cuarenta a?os por las Naciones Unidas. La referencia al papel desempe?ado en el proceso de descolonizaci¨®n permiti¨® a Felipe Gonz¨¢lez plantear el problema de Gibraltar y apuntar las nuevas y esperanzadoras perspectivas abiertas con la declaraci¨®n de Bruselas.
Finalmente, en su escala en Washington, Felipe Gonz¨¢lez y la Administraci¨®n americana parecen haber llegado a un principio de acuerdo sobre reducci¨®n de efectivos militares estadounidenses instalados en nuestro pa¨ªs. La insinuada vinculaci¨®n de este proceso a la definitiva posici¨®n espa?ola en la OTAN y la escasa informaci¨®n suministrada sobre el contenido de este compromiso sit¨²an, por el momento, este tema en el terreno de las intenciones. En realidad, poca cosa nueva hay en esta delicada cuesti¨®n de la posici¨®n internacional espa?ola. Habr¨¢ que esperar todav¨ªa un poco m¨¢s para que todo este enredo vaya tomando cuerpo en el mundo de las realidades.
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