Corte de coleta
La persona m¨¢s nerviosa durante la corrida de ayer en la plaza de Las Ventas era Antonio Chenel Anto?ete, que se desped¨ªa del toreo. La segunda persona mas nerviosa fue su cu?ado, Paco Parejo, que le cort¨® la coleta. Al final de la tarde se fundieron en un largo abrazo y sollozaron."Siempre hay preocupaci¨®n antes de una corrida, pero hoy mucho m¨¢s", hab¨ªa dicho Parejo por la ma?ana, en el sorteo. "A ver si Antonio tiene suerte y los toros le ayudan, que haya una despedida hermosa, memorable". Sus amigos percib¨ªan su preocupaci¨®n. Cont¨ªnuamente se acercaba gente del toro para estrecharle la mano y hasta desearle suerte, como si fuera ¨¦l quien tuviera que enfrentarse con tres toros.
Ya en 1975 Parejo hab¨ªa pasado por este trance, le hab¨ªa cortado la coleta al diestro madrile?o cuando, solo, mat¨® seis toros. Esa tarde no fue un ¨¦xito, y Parejo no sabe ad¨®nde ha ido a parar aquella coleta. "Puede que la tenga el mozo de espadas", dijo ayer. Y a Anto?ete le volvi¨® a crecer. Es decir, reapareci¨®.
Parejo lleva toda su vida en el mundo del toro. Vivi¨® en la antigua plaza, de la carretera de Arag¨®n, donde su padre era mayoral, y en 1934, cuando abri¨® el coso de Las Ventas, cuidaba el ganado y viv¨ªa all¨ª. Se cas¨® con una hermana de Anto?ete, y el chaval vino a vivir con ellos cuando ten¨ªa cuatro o cinco a?os. Anto?ete se cri¨® entre barreras, en los corrales, viendo las partidas de mus de los picadores y saludando a los matadores en los d¨ªas de corrida. As¨ª nace un torero.
"Cuando me dijo que quer¨ªa ser torero me doli¨®", dijo Parejo. "Cab¨ªa la posibilidad de que no valiera. Pero luego me demostr¨® que ten¨ªa cualidades y le ayud¨¦." Parejo ha ido a todas sus corridas y le representa en el, sorteo. El diestro le considera como un segundo padre.
Pero ayer por la ma?ana Parejo estaba algo disgustado. Los veterinarios hab¨ªan echado atr¨¢s tres de los seis astados de Bel¨¦n Ord¨®?ez, que fueron sustituidos por tres reses de Juan Jim¨¦nez. Ninguna de las ganader¨ªas es de renombre. "Saben desde mayo que Anto?ete se despide hoy, y no son capaces de comprar una corrida de garant¨ªa", se quejaba un aficionado. "Vaya empresa".
Sin embargo, el apartado fue un llenazo, hab¨ªa gran expectaci¨®n por ver los toros que iba a matar Anto?ete en su ¨²ltima tarde como profesional. Llam¨® la atenci¨®n su primero, Cumbre?o, un toro cho rreado y alerta, que luego ser¨ªa de vuelto al corral por inv¨¢lido. Estaquito, veleto y astifino, iba a ser el segundo de Anto?ete pero se lidi¨® en quinto lugar, as¨ª que fue el ¨²ltimo toro de su larga vida profesional.
Eso s¨ª: la empresa coloc¨® en los carteles el consabido aviso de que los poseedores de billetes no conformes con la sustituci¨®n del ganado podr¨ªan devolver la entrada y recoger su importe. Nadie lo hizo. ?Perder la despedida de Anto?ete? Imposible. No sabemos por qu¨¦, pero nos parec¨ªa que ayer era un domingo, no un lunes. Cuando termin¨® el apartado y llegamos a la calle, nos extra?¨® ver tantos coches y tanta gente, como si ¨¦ste fuera un d¨ªa cualquiera.
Unas horas despu¨¦s, el patio de caballos era un hervidero de aficionados que esperaban al maestro para desearle suerte. Lleg¨® temprano, 40 minutos antes de comenzar la corrida, y dos polic¨ªas le escoltaron hasta la capilla. Los aficionados le tocaron el bordado en oro de su traje como si fuera sacerdote de una extra?a religi¨®n pagana, le palmearon la espalda y le llamaron por su nombre. Anto?ete no parec¨ªa darse cuenta. Muchas veces los toreros han dicho que cuando llegan a la plaza est¨¢n tan nerviosos que apenas se aperciben de nada. Ayer todav¨ªa m¨¢s.
Por desgracia, las corridas de m¨¢s expectaci¨®n suelen decepcionar, eso pasa muchas veces en los toros. Las reses de ayer no dieron grandes facilidades y ni el maestro ni Curro V¨¢zquez estaban en vena. Una desgracia. Mas todav¨ªa era posible despedir a Anto?ete. Decirle adi¨®s. Tras la muerte del ¨²ltimo toro, sali¨® del burladero y Parejo le cort¨® la coleta. El p¨²blico aplaud¨ªa. Vimos a m¨¢s de un espectador con los ojos h¨²medos. Sab¨ªan que Anto?ete jam¨¢s volver¨¢ a vestirse de luces.
M¨¢s tarde, en el patio de arrastre, un aficionado se acerc¨® a Paco Parejo y le pregunt¨® por la coleta. Parejo la sac¨® del bolsillo de su chaqueta y la exhibi¨® cual oreja cortada en duelo con un toro.
"Esta vez no se pierde", afirm¨®. "Esta vez me la guardo yo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.