La enfermedad cr¨®nica del d¨¦ficit p¨²blico
El d¨¦ficit p¨²blico espa?ol se debe a dos tipos de causa, dice el autor de este art¨ªculo: unas c¨ªclicas y otras estructurales. Y su conclusi¨®n es la de que la importancia de las causas estructurales es de tal envergadura que ni siquiera un crecimiento sostenido puede acabar con su desequilibrio.
Los desequilibrios financieros del sector p¨²blico no constituyen una novedad ni un problema que afecta ¨²nicamente a nuestro pa¨ªs, puesto que en numerosas ocasiones y diversos lugares han existido y existen grandes dificultades para adecuar los ingresos a los gastos p¨²blicos. Los esquemas del d¨¦ficit p¨²blico espa?ol coinciden con el perfil general que ofrece el d¨¦ficit p¨²blico en los pa¨ªses de la OCIDE.Un d¨¦ficit que asocia tres hechos: una aceleraci¨®n del gasto p¨²blico superior a la experimentada en el nivel de imposici¨®n, lo que ha aumentado la presencia del sector p¨²blico en las econom¨ªas; una mayor participaci¨®n relativa de los gastos corrientes sobre los totales, en detrimento de los de inversi¨®n; y un crecimiento m¨¢s r¨¢pido de los impuestos sobre la renta y los beneficios de las cotizaciones sociales respecto del registrado en el impuesto sobre el gasto. Desde el comienzo de la crisis, en 1973, hasta 1984, el gasto p¨²blico en Espa?a pas¨® de representar el 22 ,4% del PIB al 37,5 del PIB; frente a unos ingresos, durante ese per¨ªodo, que pasaron del 23,6% del PIB al 32,7% del PIB. L¨®gicamente esta situaci¨®n es la causante de que en 1984 el d¨¦ficit p¨²blico se cifrase en un 4,7% del PIB.
En el d¨¦ficit p¨²blico espa?ol se pueden distinguir dos componentes: el c¨ªclico, que refleja las variaciones autom¨¢ticas de gastos e ingresos producidas por las fluctuaciones econ¨®micas, y el estructural, que responde a profundos desajustes de la econom¨ªa. El d¨¦ficit c¨ªclico es consecuencia de las contracciones econ¨®micas que act¨²an tanto aumentando los, gastos de transferencia como sobre los ingresos, que se reducen al disminuir la renta y las transacciones comerciales. Este d¨¦ficit ir¨¢ desapareciendo en funci¨®n de nuestro nivel de crecimiento.
El efecto del paro
Seg¨²n se desprende de un art¨ªculo publicado en el n¨²mero 23 de Papeles de Econom¨ªa Espa?ola por el profesor Raymond Bara, el componente estructural represent¨® en 1984 casi el 67% del d¨¦ficit p¨²blico total, debido, fundamentalmente, a las siguientes razones:
- El paro y el desequilibrio de la Seguridad Social. Nuestro alto nivel de paro -el primero de los pa¨ªses de la OCDE- produce un efecto muy negativo sobre la Seguridad Social, pues a medida que ¨¦ste aumenta se acent¨²a el problema denominado "c¨ªrculo vicioso de la Seguridad Social". ?ste establece que un incremento del paro representa una disminuci¨®n de los ingresos de la Seguridad Social, por la reducci¨®n de las cotizaciones, as¨ª como un aumento de los gastos por la v¨ªa del seguro de desempleo. Este efecto producir¨¢ un incremento del d¨¦ficit de la Seguridad Social que tendr¨¢ que financiarse con apelaci¨®n directa a los Presupuestos o aumentando las cotizaciones, lo que en ambos casos drena recursos que se podr¨ªan destinar a la inversi¨®n productiva; lo que significa una disminuci¨®n de ¨¦sta y por tanto una nueva elevaci¨®n del desempleo. Asimismo, el sistema de prestaci¨®n basado en el principio de reparto resulta poco viable como consecuencia del envejecimiento de la poblaci¨®n, lo que aumenta el gasto en pensiones, de la elevaci¨®n de los costes de las prestaciones sanitarias y por la extensi¨®n de su cobertura. Tambi¨¦n el aumento del fraude, tanto respecto a las cotizaciones como a las prestaciones y causas de ¨ªndole t¨¦cnica, acent¨²a la crisis de la Seguridad Social.
- La irresistible ascensi¨®n de la econom¨ªa sumergida. ?sta se sumerge con el fin de reducir sus costes de producci¨®n, principalmente mediante la elusi¨®n del impuesto y de cotizaciones a la Seguridad Social. Sin embargo, no se trata de una reducci¨®n real de los mismos, sino de una traslaci¨®n de costes de los sectores sumergidos al resto de la sociedad por la v¨ªa del aumento del d¨¦ficit p¨²blico y la quiebra de la Seguridad Social.
- La huida hacia adelante de la empresa p¨²blica. La mayor parte de las ayudas que el Estado concede a las empresas no rentables se destinan a las empresas p¨²blicas. ?stas, en su mayor¨ªa, se han enfrentado a la crisis econ¨®mica realizando una huida hacia adelante, lo que no les ha permitido ajustarse racionalmente a la nueva situci¨®n. Con el resultado de que en 1984 sufriesen un d¨¦ficit superior a los 365.000 millones de pesetas, con necesidades de transferencias que sobrepasaban los 700.000 millones de pesetas.
- La organizaci¨®n de las Administraciones p¨²blicas, que dif¨ªcilmente permite una distribuci¨®n eficaz de los recursos de los que disponen y que se refleja en sus crecientes necesidades de financiaci¨®n. Contribuye a ello: el incremento del, Presupuesto, que se mantiene a pesar de encontramos en una situaci¨®n de estancamiento y de inflaci¨®n; los gastos estatales de regulaci¨®n econ¨®mica, que ponen de manifiesto c¨®mo nuestro sistema econ¨®mico tiene una gran dependencia financiera que altera las relaciones de la econom¨ªa de mercado; y los problemas que plantea el propio sistema fiscal, por falta de algunas figuras dise?adas en 1977, por el fraude que acompa?a a su aplicaci¨®n y por su aplicaci¨®n de falta de generalidad.
- Autoalimentaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. Su financiaci¨®n ha producido una serie de compromisos adquiridos que ocasionan una traslaci¨®n del problema de un ejercicio. presupuestario a otros y un incremento importante de los intereses por el efecto de bola de nieve. En 1985 los gastos financieros superan el bill¨®n de pesetas.
Desequilibrio de la econom¨ªa
El d¨¦ficit p¨²blico no es un mero problema contable, sino que pone de manifiesto el desequilibrio general de la actividad econ¨®mica, comprometiendo la viabilidad de la pol¨ªtica monetaria en su lucha contra la inflaci¨®n. Es tambi¨¦n un freno al proceso de liberalizaci¨®n del sistema financiero, reduce la disponibilidad de recursos que podr¨ªan ir a la inversi¨®n productiva y dificulta el equilibrio de la balanza de pagos por cuenta corriente. Por todo ello, es necesario reducir sustancialmente el d¨¦ficit. No obstante, este objetivo s¨®lo se puede lograr a largo plazo, puesto que aunque creci¨¦ramos r¨¢pidamente, a corto plazo ¨²nicamente desaparecer¨ªa el componente c¨ªclico. Para solucionar el componente estructural ser¨ªan necesarios profundos ajustes en la econom¨ªa espa?ola que pasar¨ªan por la flexibilizaci¨®n del mercado del trabajo, la reforma de la Seguridad Social, el afloramiento de la econom¨ªa sumergida, la reconversi¨®n de las empresas p¨²blicas, la mejora de la eficiencia de las Administraciones p¨²blicas y la reducci¨®n de sus costes de financiaci¨®n. Para alcanzar estos objetivos son necesarios esfuerzos conjuntos, solidarios y constantes por parte de todos.
El d¨¦ficit p¨²blico representa una de las principales preocupaciones de la sociedad espa?ola. Seg¨²n una encuesta realizada por la Fundaci¨®n FIES, en junio de 1984, sobre una muestra de 1.200 cabezas de familia, el 74% de los entrevistados valoraba el d¨¦ficit p¨²blico como "algo malo para el pa¨ªs", mientras que tan s¨®lo el 9%, influidos por la teor¨ªa keynesiana, lo consideraba como "algo bueno". De los resultados de esta encuesta, de las opiniones de los especialistas y del sentir de los pol¨ªticos se desprende que en la actualidad se ha alcanzado un amplio consenso t¨¦cnico, p¨²blico y social sobre la urgente necesidad de reducir el d¨¦ficit p¨²blico espa?ol; algo impensable hace unos pocos a?os. Por ello parece razonable la creaci¨®n de una comisi¨®n parlamentaria de control y seguimiento del d¨¦ficit p¨²blico, al igual que existe en otros pa¨ªses como el Reino Unido. Por supuesto que la lucha contra el d¨¦ficit p¨²blico no es una misi¨®n c¨®moda, y es evidente que necesita del esfuerzo permanente de todos, puesto que si el d¨¦ficit p¨²blico resulta vencedor, la econom¨ªa espa?ola estar¨¢ predestinada al estrangulamiento.
es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la universidad Complutense de Madrid.
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