Un golpe de palacio a la paname?a
Nicol¨¢s Nicky Ardito Barletta s¨®lo ha tenido 11 meses para aplicar su programa. Elegido para la presidencia de Panam¨¢ el 6 de mayo de 1984 y nombrado oficialmente presidente el 11 de octubre de ese mismo a?o, Barletta tuvo que presentar su dimisi¨®n el pasado 27 de septiembre. No se trata, desde luego, de un golpe de Estado, aunque los rumores en este sentido hayan circulado intensamente en la capital paname?a. Lo que s¨ª se ha producido es un golpe palaciego a la paname?a, en el que los militares de las Fuerzas de Defensa han jugado un papel importante. Pero en este caso no chocan con los sentimientos de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n; al contrario.
Nicky estaba cada vez m¨¢s aislado, criticado, convertido en el responsable del agravamiento de la situaci¨®n econ¨®mica, pese a que este antiguo alto responsable del Banco Mundial hab¨ªa sido elegido precisamente para que consiguiese devolver la confianza a los inversores y a los financieros internacionales.El primer aviso se produjo el pasado mes de agosto, cuando el general Manuel Antonio Noriega, jefe de las Fuerzas de Defensa (la antigua Guardia Nacional del desaparecido Omar Torrijos, m¨¢ximo dirigente de Panam¨¢ durante 12 a?os), afirm¨® p¨²blicamente que el Gobierno era "incompetente e ineficaz". La espera ha sido m¨¢s larga de lo previsto, lo que demuestra las dificultades de los responsables paname?os, militares y civiles, para encontrar un nuevo equipo dirigente y un nuevo presidente.
Las reglas constitucionales han sido respetadas. La asamblea legislativa, reunida en sesi¨®n de urgencia, design¨® al primer vicepresidente, Eric del Valle, para suceder a Barletta. Pero ¨¦sta es s¨®lo una soluci¨®n provisional. El candidato civil ideal debe tener un perfil dif¨ªcil: poseer el aval de los militares, el de la coalici¨®n pol¨ªtica que respald¨® a Nicky, gustar a los medios econ¨®micos y a los norteamericanos y no suscitar protestas demasiado violentas en las filas de la oposici¨®n, que contin¨²a denunciando el fraude de las elecciones de mayo. El l¨ªder democristiano Ricardo Arias Calder¨®n, el m¨¢s ardiente en denunciar la victoria dudosa de Nicky en las elecciones, no carece de argumentos para sostener su tesis. Desbordante de buena voluntad y personalmente honesto, Barletta no ha conseguido hacer olvidar a los paname?os ese pecado original. Esto explica que la ca¨ªda, deseada por sus partidarios, no haya provocado ninguna reacci¨®n en la calle.
El plan de austeridad de Barletta era coherente, pero ha fracasado por las presiones paralelas de la calle y de los grupos de presi¨®n pol¨ªtica. La reducci¨®n del gasto p¨²blico es insuficiente. El aparato burocr¨¢tico del Estado, engordado por el clientelismo tradicional de los partidos pol¨ªticos, es demasiado pesado. La carga de una deuda externa de m¨¢s de 3.000 millones de d¨®lares sigue sin soluci¨®n a medio plazo.
En este contexto, ya de por s¨ª, muy dif¨ªcil, el asesinato, el 15 de septiembre, del ex guerrillero Hugo Spadafora contribuy¨® a acelerar una crisis latente desde hac¨ªa varias semanas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.