Wittgenstein y Molina Foix
Verdadera sorpresa me ha causado leer el d¨ªa 24 de septiembre de 1981 Las lenguas muertas. Lo que all¨ª se le atribuye a Wittgenstein no guarda ninguna relaci¨®n con la realidad. S¨®lo algunos ejemplos a vuelapluma.Se dice que "al fil¨®sofo agn¨®stico le preocuparon mucho en sus a?os de su segunda etapa en Cambridge los asuntos religiosos". Pues bien, a Wittgenstein, expresado de distinta forma, le preocup¨® el fen¨®meno religioso tanto al principio como al final. L¨¦ase el Diario o el Tractatus. Es ¨¦ste un hecho tan conocido en la literatura tractariana que es ya un t¨®pico recordar las palabras de Wittgenstein a un amigo en las que le se?ala que lo que realmente le importa es la est¨¦tica, la ¨¦tica y la religi¨®n.
?Qu¨¦ es eso de la "preceptiva antropol¨®gica comparativa basada en sistemas ling¨¹¨ªsticos"? Porque la ¨²nica antropolog¨ªa que us¨® Wingenstein en esta ¨¦poca fue la imaginativa o especulativa, en la que quiz¨¢ le influy¨® su amigo Sraffa. Wingenstein destruye las falsas analog¨ªas o rescata la "gram¨¢tica profunda" de las palabras. Pero eso es otra cosa.
Seg¨²n el se?or Molina Foix, tanto en las Investigaciones filos¨®ficas (lamentablemente no traducidas a¨²n al castellano), como en lo que llama Anotaciones miscel¨¢neas (las Vermisclite Bemerkungen se han vertido como Observaciones) hay "muchos ejemplos sobre Dios,
el diablo, la religi¨®n y el credo". En las Vermischte Bemerkungen, sin duda (muchas sobre Dios o la religi¨®n, menos sobre el diablo). Pero en las Investigaciones no hay pr¨¢cticamente ning¨²n ejemplo o aforismo. A no ser que alguien considerara esta frase como un pensamiento religioso: "Si Dios mirara dentro de nuestras mentes no ser¨ªa capaz de ver de qui¨¦n estamos hablando".
M¨¢s adelante se afirma que "la actitud de Wittgenstein frente al discurso religioso no es distinta ni m¨¢s positiva que la adoptada ante la descripci¨®n puramente categorial de otras ramas del lenguaje". Previamente habr¨ªa que hacer notar que no fueron "conferencias" dadas a "oyentes" (Wittgenstein s¨®lo dio una conferencia, y fue sobre ¨¦tica) lo que se public¨® en 1966 sobre "la creencia religiosa", sino clases a un reducido grupo de alumnos. Pero volvamos a lo anterior. Es precisamente todo lo contrario. Lo que dir¨¢ Wittgenstein es que la supuesta racionalidad del creyente es distinta, por ejemplo, de la del cient¨ªfico. ?ste opera con evidencias emp¨ªricas, y no as¨ª. el creyente. ?Le llamar¨¢ por eso irracional? No le llamar¨¢ ni racional ni irracional: el creyente ha cristalizado su forma de vida en un juego de lenguaje que Wittgenstein no comparte y que s¨®lo atacar¨¢ si trata aqu¨¦l de probarlo recurriendo, emp¨ªricamente, a los hechos. En este punto, Wittgenstein siempre fue tajante. Una cosa es ser religioso en un sentido amplio, po¨¦tico o fundido con una ¨¦tica contemplativa, y otra hacer teolog¨ªa. Esto ¨²ltimo le parec¨ªa una perversi¨®n Pero eso no quiere decir que la religi¨®n sea algo abstracto. Lo que ocurre es que hay modos y modos de usar las im¨¢genes que a uno le han ense?ado. Cuando ¨¦stas se racionalizan se obtiene un h¨ªbrido insoportable, un absurdo que va contra la raz¨®n y la religi¨®n. Pero que alguib orientara su vida con esas im¨¢genes, como el poeta expresa y refuerza sus sentimientos con lo que produce es algo que le impresion¨® favorablemente. De ah¨ª su admiraci¨®n por las exclamaciones ret¨®ricas de san Agust¨ªn por la pasi¨®n religiosa de Kierkegaard, por las historias de Dostoievski o por los cuentos de Tolstoi.-
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