El dise?o mira a Europa
El dise?o aporta a los productos de la industria, en sus formas o grafismos, un valor expresivo en el que se evidencian la cultura y el car¨¢cter del pa¨ªs que los produce. A la vez que mejora la utilidad y la coherencia de estos productos, tambi¨¦n los dota de unos signos de identidad que recopilan la historia y la cultura propias.As¨ª, paralelamente a las dem¨¢s manifestaciones culturales del arte espa?ol, figurar¨¢ tambi¨¦n en Europalia lo m¨¢s destacado de nuestro dise?o. Y ello, no s¨®lo exponiendo algunas de las obras de nuestros dise?adores contempor¨¢neos, sino tambi¨¦n objetos y grafismos de siglos anteriores que recordar¨¢n al visitante que los antecedentes de nuestro presente se hallan comprendidos en nuestra larga tradici¨®n creativa.
El arte de crear objetos y grafismos ¨²tiles no es en Espa?a una actividad improvisada. Sus ra¨ªces se remontan m¨¢s all¨¢ de la era industrial en las an¨®nimas realizaciones de los artesanos, que fueron los art¨ªfices de unas obras magistrales, bellas y ¨²tiles que denotan la habilidad, ingenio y sensibilidad que posee nuestro pueblo. Su contribuci¨®n creativa ha dejado hondas huellas en la civilizaci¨®n occidental. Era ¨¦ste un aspecto interesante de resaltar, pues, as¨ª como nadie desconoce la aportaci¨®n de Espa?a en la historia del arte, nuestras artes aplicadas son pr¨¢cticamente desconocidas.
Inferioridad
Es evidente que se necesitar¨ªa una exposici¨®n de gran envergadura para mostrar detalladamente el contenido de esta larga historia de nuestra inventiva. En la propia exposici¨®n caben s¨®lo unos apuntes sobre esta trayectoria. Para complementar esa visi¨®n panor¨¢mica se ha editado un cat¨¢logo-libro que recopila mayores datos hist¨®ricos sobre los diversos aspectos del arte aplicado en Espa?a.
Esta obra re¨²ne en un solo volumen textos y trabajos de expertos en las distintas materias y ¨¦pocas que podr¨¢n dar una imagen de la riqueza de esta nuestra tradici¨®n creativa. Este cat¨¢logo-libro, que se presentar¨¢ en la exposici¨®n de Bruselas, supondr¨¢ una importante contribuci¨®n para la comprensi¨®n de la propia exposici¨®n, de la que ser¨¢, en cierto modo, un pr¨®logo.
No es frecuente que Espa?a presuma de sus dise?os. Padecemos de un complejo de inferioridad que en este campo espec¨ªfico es absolutamente injustificado. Lo que ocurre es que, as¨ª como a nosotros nos cuesta valorar y exaltar la obra de nuestros creativos, a otros pa¨ªses, en cambio, les agrada descubrir y encubrir lo que es suyo. S¨®lo as¨ª pueden llegar las ideas y las personas a erigirse en modelos universales. De este modo acabamos venerando a personas y obras que, en valor absoluto, no tienen siempre mayores cualidades que las nuestras.
En el mundo del dise?o, todos conocemos a un Ruskin o a un Morris, a un Van de Velde o a un Behrens, por no hablar m¨¢s que de los pioneros, y si puedo citar hoy aqu¨ª estos nombres es precisamente porque cada pa¨ªs se ha dedicado a hacernos saber que estas personas y su obra hab¨ªan existido. Para lograrlo ha sido necesario un in menso esfuerzo de estudio, pro moci¨®n y difusi¨®n de cada una de estas culturas hacia otras latitudes. Hemos de saber hacer lo mismo: tambi¨¦n lo nuestro sabr¨¢ interesar. En cada ¨¦poca, ha habido aqu¨ª gentes de val¨ªa que no han destacado m¨¢s porque no hemos ayudado a ello.
Si queremos dar a conocer nuestro dise?o, no s¨®lo hemos de saber aprovechar las oportunidades que, como ¨¦sta, se nos presentan espont¨¢neamente, sino que hemos de adoptar una actitud din¨¢mica y suscitar estos eventos. Existen por el mundo cientos de centros de dise?o, de museos, ¨¢vidos de temas para sus exposiciones. Una misma exposici¨®n como ¨¦sta puede viajar por muchos pa¨ªses emitiendo el mismo mensaje: que Espa?a es un pa¨ªs creativamente vivo, desbancando esa imagen de que somos diferentes y que lo ¨²nico que poseemos es un clima excepcional que hay que venir a consumir en el sitio. ?ste es, de hecho, el mensaje y la imagen que hemos impuesto de Espa?a. Quiz¨¢ ser¨ªa ahora tiempo de que se le a?adiera esta otra. ?ste ha sido, cuando menos, el empe?o com¨²n de todos cuantos proyectando, escribiendo, asesorando o dise?ando han contribuido a hacer de esta exposici¨®n una realidad.
A estas alturas, pr¨®xima a inaugurarse la exposici¨®n, quiz¨¢ sea tambi¨¦n el momento de recordar que estuvo a punto de no ser posible debido a que, de entrada, los responsables espa?oles de Europalia opinaban que nuestro dise?o no daba la talla. Hay que felicitarse de la tenacidad de las entidades pioneras del dise?o espa?ol: ADIFAD (Asociaci¨®n de Dise?adores Industriales y del Fomento de las Artes Decorativas), ADGFAD (Asociaci¨®n de Dise?adores Gr¨¢ficos del Fomento de las Artes Decorativas), ADP (Asociaci¨®n de Dise?adores Profesionales) y BCD (Barcelona Centro de Dise?o), que no aceptaron una negativa por respuesta e, instituy¨¦ndose como comisi¨®n coordinadora para la promoci¨®n y desarrollo de esta exposici¨®n, lograron reencauzar el proyecto.
Incidente
Si comento este incidente de recorrido es simplemente por ser muy demostrativo de la actitud que suele adoptar nuestra Administraci¨®n cuando se trata del dise?o. Parece que nada hubiera existido antes de que ella descubriera la importancia de esta actividad creativa. Me refiero a la ignorancia que va demostrando con respecto a las iniciativas y realidades existentes desde hace d¨¦cadas en este ¨¢mbito. Parece como si la Administraci¨®n s¨®lo tuviera conocimiento de lo que ella patrocina. Lo dem¨¢s no existe. Los movimientos y realizaciones culturales de iniciativa espont¨¢nea que hacen obra v¨¢lida son ignorados. Con lo cual se da la peregrina situaci¨®n de que quienes hacen pa¨ªs sin requerir subvenciones estatales no merecen reconocimiento por parte de la Administraci¨®n, sino, por el contrario, un total desconocimiento. Es como si el ¨²nico modo de existir para el poder fuera figurando en uno de sus apartados presupuestarios.
La Administraci¨®n ignora
La Administraci¨®n parece ignorar todo lo realizado por las entidades fundacionales del dise?o que posee el pa¨ªs desde hace a?os, a las que se debe, adem¨¢s de la existencia del propio movimiento del dise?o espa?ol, tambi¨¦n una infinidad de realizaciones ejemplares que han de potenciarse y estimularse. No son precisos nuevos organismos que se instauran por real decreto; basta saber aprovechar los existentes que nacieron espont¨¢neos y se implantaron por el entusiasmo de una necesidad sentida y compartida.
Si resultaba inevitable que, con su pol¨ªtica cultural cegata, la dictadura desconsiderara estos esfuerzos e iniciativas surgidos con fuerza del propio colectivo, es ahora totalmente incomprensible que esto siga ocurriendo. Aqu¨¦llos que cre¨ªamos en la necesidad de despertar el pa¨ªs a un nuevo lenguaje creativo tuvimos que actuar en una suerte de clandestinidad para, sin ayudas, hacer la parte m¨¢s dif¨ªcil del camino.
Pero esta etapa fundacional del dise?o contempor¨¢neo espa?ol, que se inicia en 1960 con la fundaci¨®n del ADIFAD, se halla rebasada. Ahora, quienes gobiernan no pueden seguir ignorando la existencia de esta realidad. Deben saber apoyar y, a la vez, apoyarse en estas instituciones pioneras para definir, sin improvisaciones, una pol¨ªtica coherente en esta importante ¨¢rea creativa.
Si nuestro pa¨ªs quiere seguir siendo creativamente vivo, es necesario potenciar los organismos existentes, estimular nuevas iniciativas y promocionar con entusiasmo, aqu¨ª y fuera de Espa?a, las obras de nuestro dise?o.
Babelia
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