El ni?o de Bu?uel
Durante una semana, en los alrededores de la vieja casa colonial derrumbada sobre Monchito y su abuelo se vivieron escenas de una pel¨ªcula que ni el mejor Luis Bufluel habr¨ªa podido imaginar. En medio de las tareas de rescate, el jueves por la noche, apareci¨® una se?ora vestida de charra y maquillada como para salir a escena. Cuando recuper¨® el aliento y pudo articular unas frases, manifest¨® ser la cantante Laura Moreno. Se acerc¨® a la madre de Monchito y le dijo: "Dios es muy grande y ahorita estamos viviendo momentos muy dificiles, pero ver¨¢ usted que pronto vamos a estar viviendo otro momento, pero bonito".Poco antes hab¨ªa pasado por all¨ª Constance Towers, la esposa del embajador de Estados Unidos en M¨¦xico, el ex actor de Hollywood John Gavin. La embajadora, que tambi¨¦n es actriz, parec¨ªa reci¨¦n escapada de un episodio de una serie televisiva norteamericana. "Mi coraz¨®n est¨¢ aqu¨ª" dijo "y quiero dar una onza de coraje y esperanza al padre del ni?o y los trabajadores, que siento son marav¨ªllosos. Yo siento en mi coraz¨®n y mis oraciones que el ni?o est¨¢ vivo y va a salir". El padre de Monchito aprovech¨® el momento para acercarse a unos norteamericanos, llegados con la embajadora, y les pidi¨® ayuda para rescatar a su hijo. "Nosotros tenemos las manos as¨ª. Debe dirigirse a su Gobierno", respondi¨® uno de ellos al mismo tienipo que cruzaba las manos como si las tuviese esposadas.
Una hora m¨¢s tarde surgi¨®, como una aparici¨®n extraterrestre, Mar¨ªa de Jes¨²s Cabrera. Llevaba una manta blanca sobre la cabeza y un cuadro con la Virgen del Rosario en las manos. Un oficial de polic¨ªa exclam¨®: "Esto parece un circo". Nadie impidi¨® a la mujer que penetrase hasta dentro del portal de la casa donde trabajan los equipos de rescate. Se postr¨® de rodillas y rez¨® unos minutos. Al salir ense?aba fotos de la vidente Gabinita, "a quien se le apareci¨® la Virgen como al indio Juan Dieguito". Despu¨¦s se puso a esparcir premoniciones apocal¨ªpticas: "Este temblor ya lo sab¨ªamos. El padre dijo que iba a venir un temblor muy grande en la capital. Nuestra madre anuncia el fin del mundo. No llegaremos a los 2.000 a?os. Se ofende mucho a mi madre, porque la mujer viste de hombre, ya no respeta las iglesias, ya no se tapan la cabeza, comulgan almorzadas, bien comidas y ya no hacen reverencia al Se?or al recibir la comuni¨®n".
Durante horas interminables la sensaci¨®n de anarqu¨ªa en los trabajos de rescate fue total. Nadie era capaz de decir qui¨¦n dirig¨ªa la operaci¨®n. Un grupo de bomberos argelinos se qued¨® la noche del mi¨¦rcoles en la puerta de la casa sin poder intervenir. Al d¨ªa siguiente, el jueves, tras varios intentos, pudieron entrar. El viernes salieron y echaban pestes contra la organizaci¨®n. "Esto no es un caos, es una verg¨¹enza", dec¨ªa uno.
El viernes al mediod¨ªa, Jos¨¦ Negrete, de quien se dec¨ªa que era hijo del cantante (lo que result¨® ser falso) y que actuaba de portavoz, sali¨® triunfante gritando que se hab¨ªa podido hablar con Monchito y que el ni?o se encontraba bien. La calle se abri¨® completamente para dejar paso abierto a una ambulancia hasta la plaza del Z¨®calo, donde deber¨ªa estar dispuesto un helic¨®ptero para trasladar al ni?o a un hospital. Pasaban las horas y despu¨¦s se supo que todo hab¨ªa sido mentira.
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