La inquietante belleza del hurac¨¢n
La rotaci¨®n de la Tierra produce enormes espirales de aire en movimiento
Un hurac¨¢n visto desde arriba, como en las fotograf¨ªas de los sat¨¦lites, es la cl¨¢sica expresi¨®n de lo que se imaginaba Gaspard Gustave de Coriolis. En 1835, el ingeniero franc¨¦s hizo la observaci¨®n de que, debido a la rotaci¨®n de la Tierra, el movimiento de los fluidos de su superficie sufre distorsi¨®n, un principio conocido en la actualidad como la fuerza de Coriolis.Aunque los meteor¨®logos no tienen todav¨ªa un conocimiento completo de la din¨¢mica de los huracanes, saben ya que esas tormentas amenazadoras -como el hurac¨¢n Gloria, que recientemente ha causado la alarma en la costa este de Estados Unidos- suelen originarse en las latitudes tropicales del Atl¨¢ntico norte, donde los vientos alisios soplan en direcci¨®n oeste, en una zona semipermanente de altas presiones que se conoce como anticicl¨®n de las Bermudas.
La humedad del mar c¨¢lido se evapora en los niveles bajos de los vientos alisios y, en ciertas condiciones, suministra energ¨ªa calor¨ªfica suficiente para crear unas fuerzas convectivas que provocan una corriente ascendente de aire caliente h¨²medo.
Sentido contrario a las agujas del reloj
El aire h¨²medo ascendente se condensa y es barrido por la fuerza de Coriolis en una espiral cuyo sentido es contrario a la marcha de las agujas del reloj. Los huracanes rara vez se originan en el Ecuador, pues all¨ª el efecto de la rotaci¨®n de la Tierra es muy peque?o. Tampoco es probable que se formen mucho m¨¢s arriba de los 20 grados de latitud Norte porque la frialdad de esas aguas oce¨¢nicas no suministra energ¨ªa suficiente para activar el motor t¨¦rmico del hurac¨¢n.Para que la tormenta adquiera fuerza suficiente y se convierta en un hurac¨¢n, ese remolino ascendente ha de tener una salida en alg¨²n punto situado a gran altura. Debe formarse una chimenea en las densas nubes para que el aire convergente empuje hacia arriba, rebose y sea arrastrado por los fuertes vientos existentes a gran altura. De esa forma, la tormenta se propaga sobre una gran extensi¨®n, y el calor desprendido por el aire ascendente mantiene e intensifica la tormenta.
En una publicaci¨®n descriptiva de los conocimientos actuales sobre los huracanes, los cient¨ªficos de la Administraci¨®n Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica Nacional norteamericana escribieron: "La consideraci¨®n de los huracanes como motores atmosf¨¦ricos no es m¨¢s que una generalizaci¨®n. Unos motores que parecen ser a un tiempo ineficientes e inseguros. Han de cumplirse infinidad de condiciones muy delicadas para que la atm¨®sfera produzca un hurac¨¢n. Su relativa infrecuencia es una indicaci¨®n de que muchos huracanes potencialmente normales acaban de forma prematura como una perturbaci¨®n menor en alg¨²n lugar del mar". El aire de la chimenea de la perturbaci¨®n gana velocidad al girar en torbellino hacia arriba por convecci¨®n.
El ojo de la tormenta
Esta espiral se caracteriza por las gruesas paredes de nubes que se vuelven hacia adentro, sobre el centro de la tormenta, desprendiendo una intensa lluvia y cantidades todav¨ªa mayores de energ¨ªa calor¨ªfica. En el centro hay un n¨²cleo que est¨¢ en relativa calma, el ojo de la tormenta, un fen¨®meno exclusivo de los huracanes. En general, esos n¨²cleos tienen una anchura media de unos 22 kil¨®metros. En ellos la velocidad del viento es inferior a 24 kil¨®metros por hora, comparados con los vientos de m¨¢s de 130 kil¨®metros por hora (que es como los meteor¨®logos definen los huracanes) del resto.Al extraer energ¨ªa del mar c¨¢lido y concentrarla en corrientes de aire convectivas, un hurac¨¢n se convierte en una dinamo natural de impresionante potencia. Seg¨²n los c¨¢lculos de la Administraci¨®n Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica Nacional, la energ¨ªa calor¨ªfica desprendida en un d¨ªa por un hurac¨¢n es a menudo equivalente a la desprendida por 400 bombas de hidr¨®geno de 20 megatones. En otras palabras, si se transformara en electricidad la energ¨ªa de un d¨ªa de un hurac¨¢n podr¨ªan cubrirse las necesidades el¨¦ctricas de Estados Unidos durante m¨¢s de seis meses. Cuanto m¨¢s tiempo permanezca un hurac¨¢n sobre aguas c¨¢lidas, m¨¢s tiempo sobrevivir¨¢ y, por regla general, mayor ser¨¢ su impacto al llegar a tierra, pues sigue extrayendo y ando energ¨ªa.
Uno de los aspectos peor conocidos de los huracanes, por lo menos en lo que respecta a los pronosticadores meteorol¨®gicos, es el mecanismo de direcci¨®n que dicta el curso de una tormenta. Los cient¨ªficos gubernamentales dijeron que se desconoc¨ªa, por ejemplo, qu¨¦ parte del movimiento de avance de la tormenta procede de su propia energ¨ªa interna y cu¨¢l es debida a las corrientes de aire existentes, que son, en general, las fuerzas dominantes.
El hurac¨¢n se disipa al llegar a tierra
Una vez que el hurac¨¢n llega a tierra, sus vientos se disipan pronto por carecer de aguas c¨¢lidas que suministren la energ¨ªa necesaria. Como si los vientos y las inundaciones de un hurac¨¢n no fueran suficientes, las tormentas acent¨²an a veces su llegada a tierra con devastadores tornados. Los huracanes tienden a engendrar tornados en las tronadas de las paredes de nubes que envuelven el ojo de la tormenta.Seg¨²n Robert Davies Jones, meteor¨®logo. del Centro Nacional de Grandes, Tormentas de Norman (Oklahoma), se producen las condiciones para los tornados porque, una vez en tierra, los vientos m¨¢s bajos del hurac¨¢n pierden fuerza, y la fricci¨®n entre ellos y los fuertes vientos m¨¢s altos provocan una gradiente transversal de velocidad que da lugar al esp¨ªn generador de la nube del ojo del tornado.
A pesar de la enorme potencia del hurac¨¢n Gloria, los cient¨ªficos creen que la gran mancha roja que hay sobre J¨²piter es la mayor tormenta huracanada que se conocen el sistema solar. Sus torbellinos de nubes, de conformaci¨®n espiral debido a la rotaci¨®n de J¨²piter, ocupan una superficie mayor que la de la Tierra.
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