El Reino Unido, ¨²nico pa¨ªs de la Commonwealth que se opone a las sanciones contra Sur¨¢frica
Isabel II, "por la gracia de Dios reina del Reino Unido de la Gran Breta?a y el norte de Irlanda, cabeza de la Commonwealth y defensora de la fe", inaugur¨® ayer en Nassau, capital de las Bahamas, la conferencia bianual de los 49 pa¨ªses integrados en la Comunidad Brit¨¢nica de Naciones, que este a?o estar¨¢ dominada por el tema de las sanciones a Sur¨¢frica. Con la sola excepci¨®n del pa¨ªs fundador de la Commonwealth, el Reino Unido, todos los dem¨¢s participantes en la conferencia son partidarios de la imposici¨®n de sanciones comerciales y econ¨®micas al r¨¦gimen de Pretoria.
La primera ministra brit¨¢nica, Margareth Thatcher, ha repetido una y otra vez su posici¨®n de que las sanciones conseguir¨¢n el efecto opuesto del que se persigue al imponerlas, que no es otro que presionar sobre Pretoria para que desmantele de una vez por todas el sistema de segregaci¨®n racial.Las sanciones propuestas incluyen la prohibici¨®n de venta de krugerands (la moneda de oro surafricana), la suspensi¨®n de compras de productos hortofrut¨ªcolas a Sur¨¢frica y la cancelaci¨®n de los vuelos de las compa?¨ªas a¨¦reas nacionales.
La posici¨®n oficial reiterada por el Gobierno brit¨¢nico es que la poblaci¨®n negra de Sur¨¢frica y los Estados fronterizos sufrir¨¢n m¨¢s que la minor¨ªa blanca si se imponen las medidas.
Las razones verdaderas son mucho menos altruistas. Se trata, tanto de proteger las inversiones brit¨¢nicas en Sur¨¢frica, que ascienden a 11.000 millones de libras esterlinas (unos 2,5 billones de pesetas), como de mantener el comercio bilateral entre los dos pa¨ªses, que da trabajo a unas 300.000 personas en Sur¨¢frica y a una poblaci¨®n cercana a las 200.000 en el Reino Unido. Margaret Thatcher, que enfrenta las m¨¢s altas cifras de paro de la historia del Reino Unido (3.346.198 la pasada semana), considera suicida pol¨ªticamente sumar otros 200.000 desempleados a esa lista.
Peligro de aislamiento
En su sucesivo paso por Londres, varios l¨ªderes de pa¨ªses del Tercer Mundo que forman parte de la Commonwealth han puesto de manifiesto una y otra vez ante Thatcher el peligro que corre el Reino Unido de quedarse aislado en la reuni¨®n de su propia comunidad en el tema de Sur¨¢frica. La misma opini¨®n ha sido expresada a la primera ministra brit¨¢nica por los dirigentes de pa¨ªses tan importantes para Londres como Australia, Nueva Zelanda y Canad¨¢. La ¨²ltima apelaci¨®n en este sentido fue formulada en la capital brit¨¢nica por el primer ministro indio, Rajiv Gandhi, al t¨¦rmino de sus conversaciones, el martes, con Thatcher. Pero la posici¨®n de la dama de hierro no se ha movido un mil¨ªmetro.A lo ¨²nico que ha accedido el Reino Unido, precisamente como gesto ante la reuni¨®n de las Bahamas, es a unirse a las limitadas sanciones pol¨ªticas impuestas por la Comunidad Econ¨®mica Europea, y que en el caso brit¨¢nico se han traducido en la retirada de los dos agregados militares brit¨¢nicos de la embajada en Pretoria.
[La violencia en Sur¨¢frica se cobr¨® ayer cinco nuevas v¨ªctimas mortales, con lo que aumenta a 750 los muertos en 21 meses de protestas raciales, informa Reuter. Tres de los muertos fueron alcanzados por disparos durante un enfrentamiento con la polic¨ªa ferroviaria.]
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