La pasi¨®n de la m¨²sica rusa

Orquesta Sinf¨®nica Nacional Acad¨¦mica de la URSS.Una orquesta como la Sinf¨®nica Nacional Acad¨¦mica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con un director como Svetlanov y una solista como la mezzo Tamara Siniavskaia, tienen garantizado el ¨¦xito de p¨²blico m¨¢s tumultuoso. As¨ª ha sucedido con su actuaci¨®n en el teatro Real en el Festival de Oto?o.El conjunto posee unas sonoridades densas -apoyadas en una espl¨¦ndida cuerda de 10 contrabajos- y todos los arcos hacen gala de una escuela excelente animada por conceptos que parecen responder al viejo enunciado: la m¨²sica es pasi¨®n, pasi¨®n y pasi¨®n. Quiz¨¢ los metales, para el gusto espa?ol, resultan un punto estridentes, aun cuando de una perfecci¨®n y agilidad en la ejecuci¨®n verdaderamente notables. Magn¨ªfica demostraci¨®n hizo la sinf¨®nica sovi¨¦tica en la Segunda sinfon¨ªa de Borodin, p¨¢gina tan frecuentada por nuestros viejos maestros como poco programada por los actuales a pesar de su belleza y su poder impactante.

La mezzoseprano Tamara Siniavskaia -una bell¨ªsima diputada del Soviet Supremo- luci¨® su hermosa voz en arias de Glinka (Ivan Susanin o La novia del zar), Mussorgsky (Khovantchina) y Rimski-Korsakov (La novia del zar y La novia de nieve). Los tonos c¨¢lidos y la dicci¨®n afectiva de esta singular artista da a cuanto interpreta un mordente irresistible. El p¨²blico le ovacion¨® de tal manera que se impusieron dos propinas: habanera y seguidillas de Carmen.

En cuanto a Svetlanov (Mosc¨², 1928), ya conocido de nuestro p¨²blico, revalid¨® sus altos m¨¦ritos. Es un verdadero maestro, flexible, dominador y tendente al gran efectismo y las extremas opulencias sonoras. Como compositor, nos dio a conocer una Rapsodia que prolonga el nacionalismo y da ocasi¨®n de lucimiento a un tan valioso instrumento como la Sinf¨®nica Acad¨¦mica de la URSS.