Espa?a, ante el 40? aniversario de la ONU
Hace hoy 40 a?os, con la entrada en vigor de la Carta, iniciaban su andadura las Naciones Unidas. Debido a sus origenes y a sus complicidades con las potencias del Eje durante la segunda conflagraci¨®n mundial, la Espa?a de Franco se ve¨ªa excluida de una organizaci¨®n que poco despu¨¦s (1946-1947) desempenaria un papel destacado en el bloqueo diplom¨¢tico, y aislamientoInternacional del r¨¦gimen. Aunque era obvio que tarde o temprano la vocaci¨®n de universalidad de la ONU habr¨ªa de sobreponerse a los obst¨¢culos iniciales, todav¨ªa la guerra fr¨ªa, en su fase de mayor crudeza, retrasar¨ªa hasta diciembre de 1955 -momenios del primer deshielo la admisi¨®n de nuest o pa¨ªs como miembro d¨¦ pleno derecho de la organizaci¨®n.No es f¨¢cil sintetizar el unas l¨ªneas el papel de la Espa?a franquista en la ONU, aunque quiz¨¢ esos 20 a?os (1955-1975) podr¨ªan encuadrarse en las coordenadas siguientes: de un lado, la imbricaci¨®n, de nuestra acci¨®n exterior multilateral en la muy limitada y casi unidirnensional pol¨ªtica exterior del franquismb, es decir, su subordinaci¨®n al objetivo prioritario de esta pol¨ªtica: salir del aislamierito y asegurar la supervivencia del r¨¦gimen. De otro, una participaci¨®n te?ida inicialmente de recelos y desconfianzas, que luego se ver¨¢n paliados cuando la ONU se convierta en escenario privilegiado de lo que Fernando Mor¨¢n ha denominado, con acierto, "po?¨ªticas de sustituci¨®n del franquismo". Se,trata de unas pol¨ªticas (¨¢rabe, tercermundista, etc¨¦tera) de base m¨¢s ret¨®rica que real, con las que el r¨¦gimen intenta suplir otras dimensiones exteriores que le,est¨¢ri vedadas y compensar la ausencia de Espa?a de las principales organizaciones internacionales de car¨¢cter regional de nuestro entorno. Gracias a dichas pol¨ªticas cosecha, sin duda, la diplomacia franquista sus ¨¦xitos m¨¢s notables en las Naciones Unidas. Se?alemos a t¨ªtulo de ejemplo la configuraci¨®n de la doctrina descolonizadora de Gibraltar, en torno al principio de integridad territorial, a partir de 1966-1967; la participaci¨®n, por primera vez, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad (1969-1970), o la elecci¨®n de Federico de Cas-tro como magistrado del Tribunal Internacional de Justicia.
Una d¨ªplomacia multilateral
Con el establecimiento de un r¨¦gimen pol¨ªtico democr¨¢tico desaparecen en gran medida las limitaciones de la diplomacia multilateral del franquismo; Espa?a se abre al exterior y empieza a ponerse de manifiesto que, si bien potencia media en el plano global, nuestro pa¨ªs dispone de un notable peso regional y, por razones hist¨®ricas, culturales, etc¨¦tera, de una proyecci¨®n exterior muy superior a si propio peso -econ¨®mico, demogr¨¢fico- espec¨ªfico. Las organizaciones internacionales que integran el llamado "sistema de las Naciones Unidas" (ONU y organismos especializados) constituyen un terreno id¨®neo para desarrollar esas potencialidades. Por otra parte, el proyecto pol¨ªtico de modernizaci¨®n en que estamos inmersos ha de insertarse necesariamente -por el fen¨®meno de creciente interdependencia econ¨®mica, tecnol¨®gica, etc¨¦tera, caracter¨ªstico de las relaciones internacionales de nuestro tiempo- en el mundo de las organizaciones internacionales, que no son sino una consecuencia de tal fen¨®meno.
Todos estos factores, derivados los unos de nuestra propia coyuntura hist¨®rica, inscritos los otros en el contexto internacional, deber¨ªan empujar al reforzamiento y potenciaci¨®n de nuestra diplomacia multilateral. As¨ª lo ha entendido el Gobierno socialista, que, por lo que se refiere al ¨¢mbito de la ONU, desde 1983 intenta una acci¨®n m¨¢s coherente y m¨¢s eficaz. Se trata de una acci¨®n centrada prioritaria, aunque no exclusivamente, en cuatro grandes ¨¢reas: a) distensi¨®n y desarme- b) cooperaci¨®n para el desarrollo y di¨¢logo- Norte-Sur; e) derechos humanos; d) codificaci¨®n y desarrollo progresivo del Derecho Internacional.
En el ¨¢rea de la distensi¨®n y del control y limitaci¨®n de armamentos, si bien nuestras posibilidades de actuaci¨®n, por razones obvias, son mayores en otros foros, como aquellos encuadrados en la Alianza Atl¨¢ntica o en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, tambi¨¦n se est¨¢ haciendo un esfuerzo de participaci¨®n creciente en el marco de las Naciones Unidas, concretamente en la Primera Comisi¨®n de la Asamblea General, en la Comisi¨®n, de Desarme (¨®rgano plenario y deliberante), en la Conferencia. de Desarme de Ginebra (¨®rgano restringido y negociador en el que, pese a no ser miembros, llevamos cinco a?os participando como "observadores activos") y en el Comit¨¦ Preparatorio de, la Conferencia sobre Desarme y Desarrollo que tendr¨¢ lugar el pr¨®ximo a?o.
Espa?a favorece la aproximaci¨®n y el di¨¢logo entre los pa¨ªses desarrollados y los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, tanto en el seno de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y as¨ª lo ha demostrado cuando ha asumido la labor de coordinaci¨®n del grupo B (pa¨ªses industrializados occidentales), como en el Fondo Monetario y el Banco Mundial, en cuanto al grave problema de la deuda externa, como en las conversaciones exploratorias para el lanzamiento de las llamadas "negociaciones globales", estancadas hoy debido a la falta de voluntad negociadora de las principales potencias industriales. Por, otra parte, en 1983 iniciarnos una pol¨ªtica de incremento gradual y sostenido de nuestras contribuciones voluntarias a ,algunos de los fondos y programas que se nutren de este tipo de aportaciones, y de manera significat¨ªva al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), de cuyo, consejo de administraci¨®n volveremos a ser miembros desde el 1 de enero de 1986.
Con todo, es sin duda en el area.de la promoci¨®n y protecci¨®n de los derechos humanos donde la acci¨®n espa?ola en las Naciones Unidas ha sido m¨¢s intensa y fruct¨ªfera durante los ¨²ltimos a?os. Cabr¨ªa destacar, por un lado, la ratificaci¨®n del Convenio para la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n de la Mujer, la adhesi¨®n al protocolo facultativo del Pacto de Derechos Civiles y Pol¨ªticos, as¨ª como la aceptaci¨®n de la, cl¨¢usula del art¨ªculo 41 de dicho pacto (lo que supone aceptar la competencia del Comit¨¦ de Derechos Humanos para recibir denuncias de Estados o de particulares contra el Estado espa?ol) y la firma de la Convenci¨®n contra la Tortura. Por otro lado, es de resaltar nuestra muy activa participaci¨®n, por primera vez en la historia, en la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Ginebra.
Finalmente, en la lenta y ardua labor, de codificaci¨®n y,desarrollo progresivo del Derecho Internacional seguimos una ya larga tradici¨®n de trabajo fecundo por nuestros delegados en la Sexta Comisi¨®n o en los comit¨¦s jur¨ªdicos de los que Espa?a o juristas espa?oles son miembros.
N¨²mero de funcionarios
A la creciente participaci¨®n espa?ola en estas grandes esferas -con, frecuencia, injustamente preteridas o ignoradas- de la actuaci¨®n de las Naciones Unidas y a la presencia de Espa?a en n n¨²mero cada vez mayor de organos restringidos de la ONU y de las dem¨¢s organizaciones del sistema podr¨ªa a?adirse el dato de que, desde hace dos a?os, el n¨²mero de funcionarios de nacionalidad espa?ola en la ONU se ha situado por primera vez dentro del margen que nos corresponde por cuota, siendo los de m¨¢s alto rango el secretario general adjunto de Administraci¨®n y Gesti¨®n, se?or Ruedas, y el secretario del Tribunal Internacional de Justicia, se?or Torres Bern¨¢rdez.
Como conclusi¨®n puede afirmarse, sin autocomplacencia alguna, que nuestro pa¨ªs -noveno -contribuyente, por cierto, al presupuesto ordinario de la organizaci¨®n- es ya, en estos momentos en que, bajo la presidencia de un espa?ol, el embajador Pini¨¦s, celebramos su 40? aniversario, un miembro activo y respetado de las Naciones Unidas. Puede serlo a¨²n mucho m¨¢s si en los pr¨®ximos meses, en los pr¨®ximos ,a?os, cruciales para la pol¨ªtica exterior espa?ola, somos capaces, prestando o¨ªdos sordos a tantos cantos de sirenas, de mantener con esfuerzo y tes¨®n la originalidad y autonom¨ªa que en buena medida constituyen la base del actual prestigio internacional de Espa?a.
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