Los cuadros robados en el Museo Marmottan, de Par¨ªs, no estaban asegurados
Los nueve cuadros impresionistas robados el pasado domingo en el Museo Marmottan, de Par¨ªs, no estaban asegurados, seg¨²n informaron ayer los portavoces de la Academia de Bellas Artes, propietaria de la colecci¨®n, lo que excluye la posibilidad de que los ladrones actuaran movidos por la idea de pedir un rescate. Descartada esa hip¨®tesis, todas las explicaciones, hasta las m¨¢s locas, son posibles, incluyendo las motivaciones pol¨ªticas y las del coleccionista fan¨¢tico. En cualquier caso, los ladrones actuaron con la profesionalidad de un comando muy bien entrenado, y supieron elegir perfectamente los mejores cuadros.
La historia de los robos de obras de arte demuestra que en la mayor¨ªa de los casos se trata, o bien de una persona con las facultades mentales enajenadas, que devuelve al poco tiempo el cuadro, o bien de bandas organizadas que, con la mayor discreci¨®n, se ponen en contacto con el horrorizado agente de seguros para negociar la prima de devoluci¨®n.Pocas semanas despu¨¦s los objetos robados aparecen en una estaci¨®n de trenes o en un coche abandonado, siempre en perfecto estado. En el caso del Marmottan no se trata de un individuo sino de cinco que actuaron a cara descubierta (salvo uno), pero que, te¨®ricamente, no pueden pedir rescate a ninguna compa?¨ªa aseguradora. Los cuadros sustra¨ªdos son tan conocidos que no pueden tampoco ser vendidos en ninguna parte del mundo. Cualquier marchante o coleccionista privado sabr¨ªa su procedencia.
Cabe, claro est¨¢, la posibilidad de un coleccionista fan¨¢tico, que acepte comprar las telas, pero quienes conocen a este tipo de amante de la pintura aseguran que ninguno resiste la tentaci¨®n de ense?ar sus adquisiciones a los amigos. Quien comprara Impression, soleil levant, de Claude Monet, tendr¨ªa que meterlo en una caja fuerte y admirarlo a solas, lo que le quitar¨ªa el placer de la posesi¨®n.
Otra posibilidad, avanzada por la Prensa, ser¨ªa la de un robo pol¨ªtico: los cuadros habr¨ªan sido sustra¨ªdos por un grupo de extrema izquierda (por ejemplo, Acci¨®n Directa en colaboraci¨®n con la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo alemana) para llamar la atenci¨®n sobre sus reivindicaciones. Existen precedentes: en 1978 el GARI (Grupos Armados Revolucionarios Internacionalistas, de tendencia anarquista) se hizo con un cuadro de El Bosco. El hecho de que los ladrones del Marmottan no dejaran ning¨²n comunicado ni se hayan puesto hasta ahora en contacto con la Prensa resta credibilidad a esta hip¨®tesis. Tampoco resulta muy factible que se trate de una inversi¨®n a largo plazo, es decir, que los cuadros hayan sido sustra¨ªdos con la intenci¨®n de guardarlos 20 o 30 a?os y despu¨¦s ponerlos discretamente a la venta.
"Sea como fuere", asegura el conservador del museo expoliado, Yves Brayer, "estamos ante un robo de encargo. Los ladrones conoc¨ªan perfectamente el local y sab¨ªan cu¨¢les eran las piezas m¨¢s valiosas. Todo estaba perfectamente organizado".
El robo tiene connotaciones casi militares. El grupo de cinco hombres se comport¨® como si fuera un comando bien entrenado, que no pierde un segundo en gestos innecesarios. Dos de ellos ingresaron tranquilamente con la entrada en la mano. A los pocos minutos sacaron sus armas, pidieron amablemente a los visitantes que se echaran en el suelo y enca?onaron a los guardianes. Sus tres compa?eros obligaron a la cajera y a los otros vigilantes a entrar en un gran armario y despu¨¦s se dirigieron sin vacilaci¨®n al s¨®tano, donde se encontraban los cuadros de Monet. Entre casi el centenar de telas expuestas, eligieron las mejores.
La alarma estaba desconectada (los responsables del museo s¨®lo la encienden de noche porque de d¨ªa salta continuamente ante cualquier gesto de los 300 o 400 visitantes), as¨ª que s¨®lo hizo falta un tir¨®n para descolgarlas de la pared. Ya en el camino de salida, los ladrones rompieron una vitrina para hacerse con dos obras de Renoir. Con los nueve cuadros bajo el brazo, el comando se dirigi¨® con toda calma a un coche gris que les esperaba con el maletero abierto, aparcado en doble fila.
2.000 millones
Los cuadros robados en el museo Marmottan, de Par¨ªs, est¨¢n valorados, seg¨²n su conservador, en m¨¢s de 100 millones de francos (unos 2.000 millones de pesetas).Las cinco telas de Claude Monet sustra¨ªdas son las siguientes: Impresi¨®n, amanecer, (1872), Camille Monet y su prima sobre la playa de Trouville (1870), Campo de tulipanes en Holanda (1886), Retrato de Poly, pescador en Belle-Me y Retrato de Jean Monet. El ¨²ltimo cuadro de Monet subastado p¨²blicamente, una tela de la serie Las ninfas, alcanz¨® hace menos de un a?o en Nueva York una cotizaci¨®n de casi ocho millones de francos (160 millones de pesetas).
Los ladrones eligieron tambi¨¦n dos cuadros de Renoir, Ba?ista sentada sobre una roca ( 1882) y Retrato de Monet; otro de Berthe Morisot, La mujer del abanico y un ¨²ltimo de Naruse, Retrato de Monet. La cotizaci¨®n de Renoir en el mercado de subastas es una de las m¨¢s altas de entre los impresionistas: un cuadro de la misma serie que la Baigneuse, pero m¨¢s peque?o, fue adjudicado recientemente en Londres en 20 millones de francos (400 millones de pesetas).
El museo Marmottan, pese a estar considerado entre los especialistas como un rival del famoso Jeu de Paume, es mucho menos conocido, tal vez porque no contiene s¨®lo impresionistas, sino tambi¨¦n una colecci¨®n de muebles y objetos del Primer Imperio, mucho menos interesante, y una colecci¨®n de miniaturas de Wildenstein. La colecci¨®n de pintura impresionista es especialmente importante gracias a las donaciones que hicieron un coleccionista particular y el propio hijo de Claude Monet, que regal¨® todos los cuadros de los que su padre no hab¨ªa querido nunca desprenderse. Las telas de Monet se encuentran expuestas en el s¨®tano del museo, un palacio del siglo XIX situado en uno de los barrios m¨¢s elegantes de Par¨ªs.
La historia de los robos de obras de arte demuestra que en la mayor¨ªa de los casos se trata, o bien de una persona con las facultades mentales enajenadas, que devuelve al poco tiempo el cuadro, o bien de bandas organizadas que, con la mayor discreci¨®n, se ponen en contacto con el horrorizado agente de seguros para negociar la prima de devoluci¨®n.
Pocas semanas despu¨¦s los objetos robados aparecen en una estaci¨®n de trenes o en un coche abandonado, siempre en perfecto estado. En el caso del Marmottan no se trata de un individuo sino de cinco que actuaron a cara descubierta (salvo uno), pero que, te¨®ricamente, no pueden pedir rescate a ninguna compa?¨ªa aseguradora. Los cuadros sustra¨ªdos son tan conocidos que no pueden tampoco ser vendidos en ninguna parte del mundo. Cualquier marchante o coleccionista privado sabr¨ªa su procedencia.
Cabe, claro est¨¢, la posibilidad de un coleccionista fan¨¢tico, que acepte comprar las telas, pero quienes conocen a este tipo de amante de la pintura aseguran que ninguno resiste la tentaci¨®n de ense?ar sus adquisiciones a los amigos. Quien comprara Impression, soleil levant, de Claude Monet, tendr¨ªa que meterlo en una caja fuerte y admirarlo a solas, lo que le quitar¨ªa el placer de la posesi¨®n.
Otra posibilidad, avanzada por la Prensa, ser¨ªa la de un robo pol¨ªtico: los cuadros habr¨ªan sido sustra¨ªdos por un grupo de extrema izquierda (por ejemplo, Acci¨®n Directa en colaboraci¨®n con la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo alemana) para llamar la atenci¨®n sobre sus reivindicaciones. Existen precedentes: en 1978 el GARI (Grupos Armados Revolucionarios Internacionalistas, de tendencia anarquista) se hizo con un cuadro de El Bosco. El hecho de que los ladrones del Marmottan no dejaran ning¨²n comunicado ni se hayan puesto hasta ahora en contacto con la Prensa resta credibilidad a esta hip¨®tesis. Tampoco resulta muy factible que se trate de una inversi¨®n a largo plazo, es decir, que los cuadros hayan sido sustra¨ªdos con la intenci¨®n de guardarlos 20 o 30 a?os y despu¨¦s ponerlos discretamente a la venta.
"Sea como fuere", asegura el conservador del museo expoliado, Yves Brayer, "estamos ante un robo de encargo. Los ladrones conoc¨ªan perfectamente el local y sab¨ªan cu¨¢les eran las piezas m¨¢s valiosas. Todo estaba perfectamente organizado".
El robo tiene connotaciones casi militares. El grupo de cinco hombres se comport¨® como si fuera un comando bien entrenado, que no pierde un segundo en gestos innecesarios. Dos de ellos ingresaron tranquilamente con la entrada en la mano. A los pocos minutos sacaron sus armas, pidieron amablemente a los visitantes que se echaran en el suelo y enca?onaron a los guardianes. Sus tres compa?eros obligaron a la cajera y a los otros vigilantes a entrar en un gran armario y despu¨¦s se dirigieron sin vacilaci¨®n al s¨®tano, donde se encontraban los cuadros de Monet. Entre casi el centenar de telas expuestas, eligieron las mejores.
La alarma estaba desconectada (los responsables del museo s¨®lo la encienden de noche porque de d¨ªa salta continuamente ante cualquier gesto de los 300 o 400 visitantes), as¨ª que s¨®lo hizo falta un tir¨®n para descolgarlas de la pared. Ya en el camino de salida, los ladrones rompieron una vitrina para hacerse con dos obras de Renoir. Con los nueve cuadros bajo el brazo, el comando se dirigi¨® con toda calma a un coche gris que les esperaba con el maletero abierto, aparcado en doble fila.
2.000 millones
Los cuadros robados en el museo Marmottan, de Par¨ªs, est¨¢n valorados, seg¨²n su conservador, en m¨¢s de 100 millones de francos (unos 2.000 millones de pesetas).Las cinco telas de Claude Monet sustra¨ªdas son las siguientes: Impresi¨®n, amanecer, (1872), Camille Monet y su prima sobre la playa de Trouville (1870), Campo de tulipanes en Holanda (1886), Retrato de Poly, pescador en Belle-Me y Retrato de Jean Monet. El ¨²ltimo cuadro de Monet subastado p¨²blicamente, una tela de la serie Las ninfas, alcanz¨® hace menos de un a?o en Nueva York una cotizaci¨®n de casi ocho millones de francos (160 millones de pesetas).
Los ladrones eligieron tambi¨¦n dos cuadros de Renoir, Ba?ista sentada sobre una roca ( 1882) y Retrato de Monet; otro de Berthe Morisot, La mujer del abanico y un ¨²ltimo de Naruse, Retrato de Monet. La cotizaci¨®n de Renoir en el mercado de subastas es una de las m¨¢s altas de entre los impresionistas: un cuadro de la misma serie que la Baigneuse, pero m¨¢s peque?o, fue adjudicado recientemente en Londres en 20 millones de francos (400 millones de pesetas).
El museo Marmottan, pese a estar considerado entre los especialistas como un rival del famoso Jeu de Paume, es mucho menos conocido, tal vez porque no contiene s¨®lo impresionistas, sino tambi¨¦n una colecci¨®n de muebles y objetos del Primer Imperio, mucho menos interesante, y una colecci¨®n de miniaturas de Wildenstein. La colecci¨®n de pintura impresionista es especialmente importante gracias a las donaciones que hicieron un coleccionista particular y el propio hijo de Claude Monet, que regal¨® todos los cuadros de los que su padre no hab¨ªa querido nunca desprenderse. Las telas de Monet se encuentran expuestas en el s¨®tano del museo, un palacio del siglo XIX situado en uno de los barrios m¨¢s elegantes de Par¨ªs.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.