El IVA, listo para su estreno
EL GOBIERNO ha cumplido su ¨²ltimo plazo y ha aprobado el reglamento del impuesto sobre el valor a?adido (IVA) justamente dos meses antes de su efectiva puesta en vigor, contenida en el Tratado de Adhesi¨®n de Espa?a a la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE). Han primado en este caso las razones de no violentar, por parte espa?ola, lo convenido con nuestros socios europeos antes que las de atender las peticiones de los empresarios, que intuyen que el plazo de conocimiento y adaptaci¨®n de sus productos al nuevo gravamen es muy escaso y que, por consiguiente, entrar¨¢n en la CEE en una situaci¨®n de indefensi¨®n o, al menos, de inferioridad.Parecen justas las reivindicaciones empresariales citadas. El IVA supone una revoluci¨®n en la imposici¨®n indirecta espa?ola, ya que, entre otros aspectos, significa la obsolescencia de 24 tributos existentes hasta ahora. El m¨ªnimo plazo de dos meses para conocer, entender y aplicar el gravamen es normalmente escaso, y es de temer la confusi¨®n que se generar¨¢ a partir de este mismo momento. Muestra de esta inquietud es su aprovechamiento por todo tipo de instituciones para multiplicar los cursos explicativos del IVA, cobrando elevados precios a los asistentes. La iniciativa privada, una vez m¨¢s, se aprovecha de la inercia estatal y le saca leg¨ªtimamente provecho, aunque sea a costa del dinero del contribuyente, que debe pagar para luego cumplir fielmente con Hacienda. Es un proceso al menos un poco grotesco.
Por otra parte, la confusi¨®n del IVA se a?ade a la aplicaci¨®n del nuevo impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas (IRPF), que tendr¨¢ sus principales efectos en la pr¨®xima declaraci¨®n, a cumplimentar en la primera mitad del pr¨®ximo a?o. No ser¨ªa de extra?ar que el desconcierto fiscal en el, que viven los espa?oles pueda incrementarse y llegue a desanimar a muchos contribuyentes para declarar en la medida de sus obligaciones. Sorprende que, pese a que Espa?a avanza en un Estado de Derecho semejante al de los pa¨ªses de nuestro entorno, no progrese al mismo ritmo la conciencia fiscal, que ¨²nicamente parece estimulada ante las permanentes medidas coactivas y de control inform¨¢tico e inspector con que cada d¨ªa inquieta el Ministerio de Hacienda. Esta sorpresa es, sin embargo, bastante menor si se analiza en qu¨¦ se gasta lo que el Estado ingresa.
En cualquier caso, el IVA est¨¢ ah¨ª. Este impuesto grava el valor a?adido en cada fase de la producci¨®n (el fabricante de autom¨®viles, por ejemplo, paga un valor de 100 unidades por los diversos materiales, incluido impuestos, que transforma en un autom¨®vil, cuyo precio final antes del impuesto es de 200 unidades. Con la diferencia de 100 unidades paga los salarios, t¨¦cnicas, organizaci¨®n, en definitiva, el coste del valor a?adido del autom¨®vil. El impuesto se aplica precisamente a ese valor a?adido de 100 unidades, de modo que el precio final del autom¨®vil, incluido el IVA, ser¨ªa de 212 unidades (200 m¨¢s el 12% sobre las 100 unidades del valor a?adido).
De la significaci¨®n del IVA dentro del sistema impositivo espa?ol habla por s¨ª misma su capacidad contributiva: recaudar¨¢ en 1985 m¨¢s de 1,5 billones de pesetas, m¨¢s que el propio impuesto sobre la renta. De modo que el nuevo gravamen se convierte, inmediatamente de su aplicaci¨®n, en la estrella impositiva por excelencia. Adem¨¢s, sustituye a 24 grav¨¢menes o tasas (entre ellos, algunos tan importantes como el tr¨¢fico de empresas, el de lujo, el de compensaci¨®n de grav¨¢menes interiores, el impuesto sobre el uso del tel¨¦fono, etc¨¦tera). Por dar alg¨²n detalle m¨¢s, afectar¨¢ a unos 2,4 millones de contribuyentes, lo que significa ampliar enormemente el ¨¢mbito de los sujetos pasivos de. la imposici¨®n indirecta, extendi¨¦ndola a 600.000 profesionales, as¨ª como a los minoristas, agricultores y pescadores. Desde el punto de vista de la presi¨®n fiscal, el consumidor final es el ¨²nico que soportar¨¢ el impuesto.
S¨®lo la experiencia de los pr¨®ximos meses permitir¨¢ evaluar si la adopci¨®n de una medida imprescindible para modernizar nuestra fiscalidad ha sido tomada con las debidas precauciones o si su puesta en pr¨¢ctica degenera en un proceso ca¨®tico y, adem¨¢s, claramente inflacionista.
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