Una duda que dur¨® varios meses
El Consejo de Ministros tom¨® ayer la decisi¨®n de nombrar a Fernando Mor¨¢n representante permanente de Espa?a ante la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas cuando el ex ministro espa?ol volaba entre Caracas y Santo Domingo. Mor¨¢n hab¨ªa asistido a un seminario en Venezuela y aprovech¨® su presencia en Latinoam¨¦rica para visitar a su hijo, Fernando Mor¨¢n Calvo-Sotelo, tambi¨¦n diplom¨¢tico, destinado como secretario de embajada en la Rep¨²blica Dominicana.En los meses transcurridos desde su cese como ministro de Asuntos Exteriores, Mor¨¢n hab¨ªa ido deshojando la margarita sin decidirse a optar o no por este puesto en Nueva York, para el que ya hab¨ªa sido sondeado por los que, desde que dej¨® de ser ministro de Exteriores, son sus jefes en el ministerio. Durante el verano, Fernando Mor¨¢n almorz¨® con su sucesor, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, pero no lleg¨® a tomar una decisi¨®n.
Mor¨¢n, seg¨²n las reflexiones en voz alta que hac¨ªa en los ¨²ltimos tres meses en sus encuentros con periodistas, se encontraba con el dilema de su doble vocaci¨®n: la de pol¨ªtico y la de diplom¨¢tico. Como pol¨ªtico, no estaba convencido de abandonar Espa?a, y como diplom¨¢tico, confesaba sentirse atra¨ªdo por el puesto de representante permanente de Espa?a en la ONU, que, por otro lado, le pod¨ªa permitir ejercer labores docentes, como conferenciante, en las universidades norteamericanas.
Fernando Mor¨¢n se resist¨ªa a considerar que las consultas que le hab¨ªan hecho para que aceptara este cargo eran definitivas, y tampoco ten¨ªa oportunidad de comprobar si lo eran o no, ya que desde su cese, a comienzos del pasado mes de julio, no hab¨ªa despachado con el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez.
Por otro lado, la sustituci¨®n de Jaime de Pini¨¦s hab¨ªa ido creando dudas en el Gobierno. Diversas fuentes diplom¨¢ticas espa?olas evaluaban la dificultad de desplazar a De Pini¨¦s mientras siguiera presidiendo la Asamblea General de la ONU.
Por ins¨®lito que pudiese parecer, las razones de m¨¢s peso eran las presupuestarlas: los presidentes de las asambleas de Naciones Unidas son pagados por sus Gobiernos, y siguen manteniendo la residencia y los gastos de representaci¨®n que le pasan sus pa¨ªses, por lo que el env¨ªo de un nuevo embajador, mientras De Pini¨¦s siguiera presidiendo la Asamblea, hubiera costado varias decenas de miles de d¨®lares al mes, que el Ministerio de Asuntos Exteriores afirmaba no disponer.
El prop¨®sito del Gobierno era destituir a De Pini¨¦s y no hacer una excepci¨®n prolongando extraordinariamente su destino, a pesar de haber alcanzado la edad de la jubilaci¨®n; pero fue el propio De Pini¨¦s -seg¨²n han afirmado altos cargos de Exteriores- el que se encarg¨® de plantear este problema.
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