Una historia de drama y muerte que dur¨® 27 horas
El resultado definitivo del asalto al Palacio de Justicia en Bogot¨¢ es de 88 muertos, seg¨²n anunci¨® ayer el alcalde de la ciudad, Hisnardo Ardila. Entre las v¨ªctimas se encuentran 15 de los 24 magistrados del Tribunal Supremo de Colombia, la totalidad de los 40 guerrilleros -como m¨ªnimo- del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19) que asaltaron el mi¨¦rcoles el edificio, siete soldados, ocho polic¨ªas y un n¨²mero a¨²n indeterminado de empleados y visitantes. Todos murieron en los combates sostenidos durante 27 horas en el inmueble. Entre los magistrados muertos figura el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes.
Otros dos jueces han sido dados por desaparecidos, aunque todos los indicios hacen pensar que tambi¨¦n perecieron. Tras los encarnizados enfrentamientos, en los que el Ej¨¦rcito dispar¨® todo tipo de proyectiles contra el palacio, no se encontr¨® un solo guerrillero con vida. Muchos llevaban cargas explosivas adheridas al cuerpo con la finalidad de que estallaran al ser movidos los cad¨¢veres y as¨ª llevarse por delante alg¨²n soldado. Sin embargo, es pr¨¢cticamente imposible determinar el n¨²mero de guerrilleros ca¨ªdos. Los cuerpos sin vida, renegridos y empeque?ecidos por la calcinaci¨®n causada por el incendio que arras¨® el palacio, no se prestan a una f¨¢cil identificaci¨®n.Entre los cad¨¢veres de miembros del M-19 reconocidos se ha encontrado a Luis Otero, comandante del ataque y planificador en1980 de la ocupaci¨®n durante 61 d¨ªas de la Embajada de la Rep¨²blica Dominicana en Colombia; Andr¨¦s Almarales, Alfonso Jacquin, Afranio Parra, Vera Grabe, Guillermo Ruiz, Gerardo Jim¨¦nez y Rafael Arteaga, todos altos dirigentes de la organizaci¨®n en armas.
A las 11.40 del mi¨¦rcoles (17.40 en Espa?a) una columna del M-19, denominada Iv¨¢n Marino Ospina, en memoria del comandante guerrillero muerto en combate hace dos meses, penetr¨® por el s¨®tano del Palacio de Justicia de Bogot¨¢ en un cami¨®n azul de carga. R¨¢pidamente ocup¨® posiciones por las cuatro plantas del palacio y emplaz¨® una ametralladora pesada en el patio interno del local, manteniendo a 400 personas, entre jueces, empleados y p¨²blico, como rehenes. A los 15 minutos la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito rodearon el edificio y entablaron un copioso cruce de d¨ªsparos con los asaltantes.
Paulatinamente, las fuerzas de seguridad fueron ganando posiciones y obligaron a los ocupantes a refugiarse en el cuarto piso, aunque mantuvieron focos de resistencia en el tercero y en el s¨®tano. En las primeras horas de la tarde el guerrillero Andr¨¦s Almarales hizo p¨²blicas las exigencias del M-19 para liberar a sus rehenes y abandonar el palacio. B¨¢sicamente, planteaban la publicaci¨®n de un manifiesto de la organizaci¨®n en los diarios, divulgaci¨®n de las actas de la comisi¨®n de paz, "para que se vea que no fue el M-19, sino el Ej¨¦rcito, el que viol¨® los acuerdos de alto el fuego", dec¨ªa Almaiales, y una hora a su disposici¨®n en las cadenas de radio del pa¨ªs para exponer sus puntos de vista.
El Gobierno rechaz¨® de plano estos puntos y prometi¨® a los guerrilleros respetar sus vidas y un juicio civil justo si se entregaban. La propuesta no fue aceptada por los ocupantes del palacio judicial.
En las primeras horas de la noche tres tanques ligeros subieron las escaleras de la plaza de Bol¨ªvar y derrumbaron la puerta del palacio disparando sus ca?ones. Una vez en la planta baja, continuaron abriendo fuego contra los reductos de asaltantes; simult¨¢neamente, prosegu¨ªa la salida de rehenes. Entre ellos, Jaime Betancur, hermano del presidente de Colombia, y la esposa del ministro del Interior, Clara Forero, quienes estaban retenidos en el inmueble, sin que aparentemente los guerrilleros se apercibieran de esa situaci¨®n.
El cruce de fuego y el estallido de bombas ocasion¨® un voraz incendio en el local en las primeras horas de la madrugada. El fuego destruy¨® las dos fachadas laterales del edificio. "Es preferible arriesgarse a un disparo en la cabeza que morir quemado", coment¨® el juez Julio C¨¦sar Uribe, quien huy¨® aprovechando la confusi¨®n de las llamas y los tiros. A las dos de la tarde del jueves, hora local, comenz¨® el asalto final.
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