Jean Genet entra en la Com¨¦die
Frente a los ya 13 gloriosos a?os del Festival d'Automne, frente a Michel Guy -que podr¨ªa muy bien convertirse en el pr¨®ximo ministro de Cultura franc¨¦s, en el caso de que los socialistas perdieran las elecciones-, frente a la derecha, Jack Lang, olvidados ya los f¨¦rtiles y contestatarios a?os de Nancy, ten¨ªa que sacarse de la manga un tinglado que pudiese competir y, a ser posible, superar al Festival d'Automne de Par¨ªs (con un alcalde de derechas, Jacques Chirac). El tinglado de Lang, creado en 1983, con sede en el Th¨¦¨¢tre National de l'Od¨¦on, es el denominado Th¨¦¨¢tre de l'Europe -un intento m¨¢s, muy franc¨¦s, de capitalizar la cultura, en ese caso el teatro, europea-, confiado a uno de los nombres m¨¢s prestigiosos de la escena mundial: Giorgio Strehler, el fundador del Piccolo de Mil¨¢n.Costosa operaci¨®n
La subvenci¨®n del Th¨¦¨¢tre de l'Europe alcanz¨® el a?o 1985 los 35 millones de francos (m¨¢s de 700 millones de pesetas). En los mentideros teatrales de Par¨ªs se dice que Robert Abirached, un cat¨®lico de origen liban¨¦s, al que yo conoc¨ª en los a?os cincuenta, cuando era cr¨ªtico teatral de la revista ?tudes, de los jesuitas franceses, y que en la actualidad es director general de Teatro del Ministerio de Cultura, se opone a la costosa operaci¨®n de prestigio que supone el Th¨¦?tre de I'Europe. Aparte de su elevado presupuesto, se comenta en medios de la capital francesa que la instituci¨®n ideada por Lang se ha convertido en un juguete en las manos de Strehler (?un italiano!), que le sirve para invitar a sus amigos (pero no a sus compatriotas: ni Ronconi, ni Carmelo Benne, por citar dos c¨¦lebres directores italianos, han desfilado por el Th¨¦?tre de l'Europe), y que al carecer de buenos prospectores no realiza la labor de descubrimiento y de experimentaci¨®n que ha dado justa fama al Festival d'Automne. Para la presente temporada el teatro de Strehler programa L'Ilusion, un montaje del maestro italiano realizado el pasado a?o, con motivo del tercer centenario de la muerte de Corneille; John Gabriel Borlanan, de lbsen, un montaje de Bergman, realizado con actores alemanes; Seis personajes en busca de autor, un Pirandello en franc¨¦s, dirigido por Jean-Pierre Vincent, el patr¨®n de la Com¨¦die Fran?aise, con actores de su casa; The real inspector Hound, de Tom Stoppard, dirigida por ¨¦l mismo (National Theatre London); The critic, de Sheridan, dirigido por Sheila Hancock, con el gran lan McKellen, otro habitual del Th¨¦¨¢tre de l'Europe; y, por ¨²ltimo, II berretto a sonagli, otro Pirandello, presentado esta vez en italiano por un pr¨¢cticamente desconocido Teatro Stabile di Catania. A pesar de las cr¨ªticas, muchas de ellas m¨¢s que justificadas, que se le hacen a Lang y a Strehler por su prestigiosa criatura, hay que agradecerles que hayan invitado a Llu¨ªs Pasqual y al Centro Dram¨¢tico Nacional, que ¨¦l dirije, con Luces de Bohemia. Invitaci¨®n que uno quisiera se hiciese extensiva a Jos¨¦ Luis G¨®mez, as¨ª como al Teatre Lliure, con una obra en catal¨¢n, pero me temo que el Th¨¦?tre de l'Europe s¨®lo reconozca, como el Nobel, los idiomas de Estado.
La Com¨¦die Fran?aise es, como nadie ignora, el primer teatro de Francia, su mejor embajada cultural. Con sus m¨¢s de 300 a?os de existencia, la maisson de Moli¨¦re ha recibido toda clase de cr¨ªticas y elogios. Al ganar los socialistas las elecciones, Jack Lang pens¨® que era preciso poner al frente de ella un joven director de talento que sacase el polvo a la venerable instituci¨®n. Y escogi¨® a Jean-Pierre Vincent, a la saz¨®n director del Teatro Nacional de Estrasburgo. No parece, seg¨²n se comenta en Par¨ªs, que la elecci¨®n haya sido un acierto y m¨¢s de uno piensa, entre los que se cuenta gente del prestigio de Georges Banu, que hubiese sido preferible darle Chaillot, otro teatro nacional, a Vicent y poner al frente de la Com¨¦die a Antoine Vitez, un creador que hermana la novedad con la tradici¨®n, el actual director de Chaillot. El programa de la Com¨¦die para la temporada 19851986 es el siguiente: Le Misanthrope (direci¨®n de Vincent), Com¨¦dies en un acte (Feydeau, dirigido por Stuart Seide), Rue de la Folie Courteline (montaje de Moshe Leiser y Patrice Caurier), L'impr¨¦sario de Smyrne (un Goldoni, por Jean-Luc Boutt¨¦, de la casa), la B¨¦r¨¦nice, de Gr¨¹ber, un Macbeth de Vincent que se present¨® este a?o en Avi?¨®n y fue un fracaso; Le menteur (un Corneille dirigido por Alain Francon), Le savon, del poeta Ponge, un espect¨¢culo de Christian Rist que triunf¨®, ese s¨ª, en Avi?¨®n; un inevitable Chapeau de paille d'Italie (montaje de Bruno Bayen); otro Moli¨¦re, Le bourgeois gentilhomme (Jean-Luc Boutt¨¦), y, lo dejaba para el final, el esc ' ¨¢ndalo, el. acontecimiento m¨¢s esperado: Le balcon, de Genet, dirigido por Georges Lavaudant.
Esc¨¢ndalo porque representa la entrada de Genet en el repertorio de la Com¨¦die, algo impensable hace algunos a?os. Y esperado porque Lavaudant va a hacer probablemente algo interesante, vamos, que no se va a limitar a copiar sin que se note, claro, sin que se note demasiado, alguno de los 100 o 200 montajes de El balc¨®n que se han hecho por esos mundos. ?Qu¨¦ piensa Genet de su entrada en la Com¨¦die, algo as¨ª como la inmortalidad teatral? Pues supongo que le tiene sin cuidado. Me contaban en Par¨ªs que despu¨¦s del montaje de Los negros que le hizo Peter Stein -y que a Genet no le gust¨®-, le preguntaron al autor qu¨¦ le hab¨ªa parecido, y Genet, como toda respuesta, se desabroch¨® la americana y mostr¨® un fajo de marcos, miles de marcos, que asomaban del bolsillo interior de la misma. Le balcon, en la Com¨¦die (se estrena el 14 de diciembre), en la gran sala Richelieu, puede ser algo sonado.
Otro monstruo
Y vayamos con el otro monstruo, Chaillot. Del 27 de noviembre al 29 de diciembre de este a?o y del 7 al 8 de enero del pr¨®ximo, el gran ¨¦xito de Avi?¨®n-85, -al margen, claro, del Mahabharata y de Kantor- Lucr¨¦ce Borgia, el Hugo de Antoine Vitez. En enero de 1986, concretamente del 16 al 22, otro montaje de Vitez, un Marivaux, Le triomphe de Vamour, en italiano, una producci¨®n del Piccolo que se estrena en Mil¨¢n el 15 de este mes. Y en febrero, otro acontecimiento: Le parc, de Botho Strauss. El 24 de abril, otro cl¨¢sico, cl¨¢sico por el texto y el montaje: la Electra de S¨®focles, traducci¨®n y direcci¨®n de Vitez y escenograf¨ªa, como es habitual, de Yarmis Kokkos. El decorado: la Grecia de hoy.
Nula presencia espa?ola
Al margen de Brook y de su Mahabharata, que puede asegurarse va a ser el gran espect¨¢culo del a?o en Par¨ªs, y antes de hacer un rapid¨ªsimo paseo por el bulevar, el teatro denominado de bulevar, hay que mencionar dos espect¨¢culos que llaman la atenci¨®n en esa rentr¨¦e. Uno es el nuevo trabajo de la Mnouchkine (Le Th¨¦?tre du Soleil, un nombre m¨ªtico para la progres¨ªa celtib¨¦rica de los setenta), un espect¨¢culo de ocho horas de duraci¨®n (en dos jornadas) titulado L'Historie terrible mais inachev¨¦e de Norodom Sihanouk, roi du Cambodge. El otro es el Julio C¨¦sar, de Shakespeare, con la firma de Robert Hossein.Empecemos por Hossein, del clan de los rusos, de gran renombre en los escenarios franceses a partir, y a¨²n antes, de los Pito?f. A Hossein se le conoce en nuestro pa¨ªs como actor de cine, peto se le desconoce como hombre de teatro, actor y promotor, empresario -director. Pues bien, sepan ustedes que ese ruso-franc¨¦s, al que se le dio un teatro en Reims, el de la Porte-Saint-Martin, y para el que Michel Cournot, el cr¨ªtico de Le Monde, pide, en un art¨ªculo m¨¢s que elogioso y que sirve de publicidad para este Jules C¨¦sar, un teatro en Par¨ªs, est¨¢ batiendo r¨¦cords de taquilla en Francia. Empez¨® en Reims con Potemkine (240.000 espectadores), sigui¨® con Notre-Dame de Paris (450.000), Danton et Robespierre (450.000), Les Mis¨¦rables (500.000), Un homme nomm¨¦ J¨¦sus (800.000), y ahora, con el Julio C¨¦sar shakespeariano, en el Palacio de los Deportes de Par¨ªs (5.000 localidades) va a superar el mill¨®n de espectadores. Se estren¨® el 19 de septiembre y durar¨¢ lo que quiera. "El milagro Hussein", como lo denomina Cournot, no es, como piensa mi colega de Le Monde, una mezcla de Vilar y de Brook de los a?os ochenta. En cualquier caso, podr¨ªa ser el Cecil B. de Mille del teatro franc¨¦s de los ochenta. Y de los noventa. Lo cual, frente a la prepotencia de la televisi¨®n, no es moco de pavo. ?Milagro Hossein? Pues s¨ª, pero no espec¨ªficamente teatral.
En cuanto a la se?ora Ariane Mnouchkine, hay que reconocer que siempre crey¨® que el teatro serv¨ªa para explicar los tiempos en que vivimos. Explicar, pensar, ilustrar... Brechtiana de pura cepa, la Mnouchkine se enamor¨® de Shakespeare, un Shakespeare a lo Jan Kott, con salsa Kurosawa, y una vez se le terminaron los shakespeares o los shakespeares terminaron con ella, busc¨®, como una loca, un personaje skahesperiano actual y, al parecer, lo ha encontrado en Norodom Sihanouk, y su "terrible pero inacabada historia", contada por H¨¦l¨¨ne Cixotis (buena escritora, feminista, con una mediocre tesis sobre Joyce) a lo largo de 423 p¨¢ginas. Por desgracia, la Cixous no es Shakespeare y de las ocho horas uno se queda tan solo, con la estupenda interpretaci¨®n de Georges Bigot, soberbio arlequ¨ªn en el personaje del peque?o rey Sihanouk.
Del bulevar, el teatro comercial que decimos aqu¨ª, hay que destacar tres t¨ªtulos: La Jemme du boulanger, un Giono-Pagnol, dirigido por Savary (Magic Circus), con un Michel Galabru de panadero, el panadero Aimable, que vale por s¨ª solo una noche en el talgo de Par¨ªs. Galabru rechaz¨®, ante la repetida petici¨®n de Pagnol, el interpretar este personaje en un escenario, despu¨¦s de Raimu, del filme de Raimu, y de su s¨²bita muerte que le impidi¨® llevar su Aimable a escena. Pues bien, Galabru, el panadero Aimable Galabru, sin ser Raimu -odiosas comparaciones- est¨¢ extraordinario, genial. Los otros t¨ªtulos son L'Age de monsieur est avanc¨¦, un buen texto de Pierre Etaix, una direcci¨®n soberbia de Jean Poiret, y la clase de Fran?ois Perier, Caroline Ceffier y Bernard Hafier. ?Y qu¨¦ clase! Y, por ¨²ltimo, Georges Wilson y Jacques Dufilho en L'Escalier, que es el no da m¨¢s del cabotinage, en el sentido m¨¢s cat¨®lico de la palabra. El bulevar funciona en Par¨ªs, la media de espectadores sube, y ello se debe a una receta muy vieja: los grandes actores de Francia, los que conocemos por el cine, la Birkin, Piccoli, Trintignant, la Adjani, Depardieu... saben que el teatro es, seg¨²n la f¨®rmula de Paul Meurice, "la m¨¨re nourrici¨¨re".. En 1985, en la rentr¨¦e parisiense, los triunfadores vuelven a ser los actores.
?Y el teatro espa?ol, en Par¨ªs? Aparte de Arrabal, que los franceses creen que es franc¨¦s, como los virtuosos de Boadella creen que lo era Picasso, rien de rien. Conversando con la se?ora Sylvie Depondt, responsable del Bureau du Th¨¦?tre de la Association Fran?aise d'Action Artistique, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores franc¨¦s, la se?ora me dijo que iban a incrementarse los contactos con teatros y grupos espa?oles, contactos directos, y no a trav¨¦s de la Embajada de Francia en Espa?a, como se ven¨ªa haciendo antes., en vistas a suscitar coproducciones de teatro hispanofrancesas que puedan presentarse en ambos pa¨ªses. Una de esas coproducciones, de la que me habl¨® la se?ora Depondt, podr¨ªa ser un espect¨¢culo con la compa?¨ªa de Josep Maria Flotats en un montaje de Daniel Mesguich, el ni?o terrible del teatro franc¨¦s, una de las personalidades m¨¢s fuertes de la escena francesa (aqu¨ª lo hemos visto haciendo de Napole¨®n en una horrible serie televisiva), con el que Flotats no ha trabajado nunca pero con el que, seg¨²n sus propias palabras, "le encantar¨ªa trabajar". La se?ora Depondt me dijo que el espect¨¢culo tal vez pudiera estrenarse en Avi?¨®n, el pr¨®ximo a?o, pero Flotats no quedar¨¢ Ubre de su gira, con Cyrano, hasta julio de 1986. Total, que el espect¨¢culo se aplazar¨ªa hasta 1987. Ojal¨¢ no sea el ¨²nico. Pues, con o sin Th¨¦?tre de L'Europe, con o sin Jack Lang, con socialistas o sin ellos, el teatro y las gentes que lo hacen son una gran familia sin fronteras. No se olvide que a los actores antiguamente no se les enterraba en sagrado. Espa?a puede estar en el Mercado Com¨²n, pero el teatro est¨¢, debe estar, en tierra de nadie.
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