La ultraderecha francesa explota la pol¨¦mica sobre la inmigraci¨®n con vistas a las elecciones
La poblaci¨®n inmigrante en Francia era en 1984 de casi 4,5 millones de personas, seg¨²n los datos hechos p¨²blicos conjuntamente por los Ministerios de Trabajo e Interior. Estas cifras, que te¨®ricamente su ponen s¨®lo un aumento del 0,38% respecto al a?o anterior, no han servido, sin embargo, para calmar la pol¨¦mica sobre la inmigraci¨®n que agita la vida pol¨ªtica francesa desde hace unos meses y que se ha convertido en el caballo de batalla -y el principal as- del partido de extrema derecha Frente Nacional.
El problema de la inmigraci¨®n -cuidadosamente esquivado hasta ahora en los debates p¨²blicos, tanto por la derecha, que tem¨ªa que se la calificara de racista, como por la izquierda, que no quer¨ªa fomentar los fantasmas xen¨®fobos de una parte de la poblaci¨®n francesa- estall¨® como una bomba a ra¨ªz de las elecciones para el Parlamento Europeo, en las que el partido de Jean-Marie le Pen logr¨® m¨¢s de un 10% de los votos con un discurso esencialmente racista.La proximidad de las elecciones legislativas, previstas para el mes de marzo, en las que el Frente Nacional lograr¨¢, gracias al sistema proporcional, un cierto n¨²mero de esca?os, ha vuelto a colocar la cuesti¨®n en candelero. La oposici¨®n cl¨¢sica, que teme ser desbordada por la ultraderecha, ha retomado la pol¨¦mica, al exigir el cierre de las fronteras y la expulsi¨®n, negociada, de extranjeros sin trabajo.
El Gobierno socialista -que al llegar al poder en 1981 legaliz¨® pr¨¢cticamente a todos los clandestinos- se ha visto obligado tambi¨¦n a tomar medidas: las fronteras est¨¢n m¨¢s vigiladas que nunca y se han firmado acuerdos para promover el regreso a los pa¨ªses de origen de un cierto n¨²mero de trabajadores inmigrantes, mediante el pago de una indemnizaci¨®n.
Aun as¨ª, la pol¨¦mica sobre la inmigraci¨®n adquiere cada d¨ªa tintes m¨¢s oscuros. La crisis econ¨®mica y el alto porcentaje de paro, junto con la libre difusi¨®n de la propaganda racista de Le Pen, han ayudado a aumentar el los ataques contra los inmigrantes.
Estad¨ªsticas poco fiables
La Prensa de oposici¨®n, y muy especialmente el diario Le Figaro, propiedad de Robert Hersant, un magnate que ser¨¢ candidato a diputado en las pr¨®ximas elecciones, viene desarrollando desde una intensa campa?a antiinmigraci¨®n.La ausencia de estad¨ªsticas fidedignas es uno de los principales argumentos de la derecha. Por este motivo, el Gobierno ha querido publicar cifras oficiales que detengan la pol¨¦mica. Pero la derecha las ha acogido con gran desconfianza. Seg¨²n los ¨²ltimos datos, hay en Francia actualmente 4.485.715 extranjeros, de los que 860.000 son portugueses; 780.000, argelinos; 520.000, marroqu¨ªes; 425.000, italianos, y 380.000, espa?oles; un grupo de 135.000 personas procede de las antiguas colonias francesas en ?frica negra, y 630.000, de pa¨ªses miembros de la CEE. El Ministerio del Interior asegura que El n¨²mero de inmigrantes clandestinos ronda los 300.000.
El control de las fronteras, para evitar la entrada de nuevos clandestinos, es una de las principales preocupaciones del Gobierno socialista de Par¨ªs. Seg¨²n fuentes pr¨®ximas al Ministerio del Interior, la cuesti¨®n ha sido discutido en numerosas ocasiones con las autoridades espa?olas, porque se estima que la frontera franco-espa?ola, junto con los puertos, supone el agujero m¨¢s importante.
Dichos medios se?alaron que existe cada vez una colaboraci¨®n mayor por parte de la polic¨ªa espa?ola. "Una cosa es evitar la inmigraci¨®n clandestina y promover el retorno indemnizado de aquellos inmigrantes que hayan perdido el empleo en Francia y otra muy distinta expulsarles lisa y llanamente, como pretende Le Pen", explican fuentes gubernamentales.
El l¨ªder de la extrema derecha propone en su programa que se supriman las prestaciones sociales a los extranjeros no nacionales de pa¨ªses de la CEE (es decir, argelinos y marroqu¨ªes, esencialmente); que se expulse directamente a quienes no tengan trabajo estable; que se les impida desarrollar actividades sindicales y que sus hijos no obtengan plaza gratuita en las escuelas. La derecha cl¨¢sica -RPR y UDF- mantiene una postura m¨¢s moderada, pero propone la vuelta de los controles de identidad callejeros (popularmente denominados de sale geule", mala pinta), suprimidos por los socialistas, y el retorno forzado (pero negociado econ¨®micamente) de los inmigrantes que ya no posean contrato de trabajo.
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