Reagan, fortaleza imperial y fragilidad intelectual
Ning¨²n l¨ªder pol¨ªtico norteamericano ha acudido a una cumbre con un dirigente del Kremlin en una posici¨®n tan fuerte, desde el punto de vista interno, como Ronald Reagan viaja a Ginebra; pero tampoco ning¨²n presidente anterior ten¨ªa el desconocimiento, los prejuicios y la visi¨®n simplista de la URSS que muestra Reagan. Esta percepci¨®n qued¨® reflejada en su descripci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica como el imperio del mal.
Utilizando v¨ªdeos, conversaciones con expertos e informes muy resumidos, el presidente ha sido sometido a un curso acelerado de inmersi¨®n en la Uni¨®n Sovi¨¦tica al que ha dedicado m¨¢s de cuatro horas diarias en las ¨²ltimas semanas, para evitar que cometa errores f¨¢cticos o haga declaraciones impetuosas, en las ocho horas previstas de conversacoones en Ginebra con Mijail Gorbachov, que impidan la apertura de un nuevo di¨¢logo con Mosc¨².El presidente no sabe nada en absoluto sobre el pueblo sovi¨¦tico. Est¨¢ en la misma posici¨®n que otros norteamericanos, a pesar de todos sus consejeros". Con esta frase defini¨® el grado de conocimiento de Reagan sobre la URSS la historiadora de la cultura sovi¨¦tica Suzanne Massie, despu¨¦s de informar recientemente al presidente en una reuni¨®n realizada en el despacho oval.
Sin embargo, Reagan, como otros presidentes en anteriores cumbres, contar¨¢ en Ginebra, el martes y el mi¨¦rcoles pr¨®ximo, con la inestimable ayuda de un equipo de asesores para sacarle de apuros en caso de necesidad, y en el que descansar¨¢ para los detalles. Tambi¨¦n es la primera vez, desde que Stalin se entrevistara en Yalta con Franklin Roosevelt, que un presidente norteamericano es m¨¢s viejo que el l¨ªder de la URSS. Reagan tiene 74 a?os y Gorbachov, 54.
El entrenamiento para la cumbre ha consistido b¨¢sicamente en el estudio de una veintena de informes b¨¢sicos, muy concisos, sobre aspectos concretos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, como El lugar de la URSS en el mundo. La opini¨®n de Mosc¨² o La psicolog¨ªa sovi¨¦tica y otros referidos a la historia, la econom¨ªa y la cultura de la superpotencia comunista. Desde el verano, Reagan ha presidido, una o dos veces por semana, reuniones del Consejo Nacional de Seguridad sobre temas relacionados con la agenda de la cumbre. Para ambientar al presidente tambi¨¦n se han proyectado en el cine de la Casa Blanca pel¨ªculas sovi¨¦ticas o relacionadas con el pa¨ªs, como por ejemplo Mosc¨² no cree en las l¨¢grimas.
La Casa Blanca desminti¨® que Reagan haya realizado, como se previ¨® en un principio, una cumbre ficticia en el teatro de la Casa Blanca, en el que el papel del secretario general del PCUS lo interpretar¨ªa uno de sus asesores de seguridad nacional. Una actuaci¨®n de este tipo s¨ª se llev¨® a cabo para ensayar los debates con el candidato dem¨®crata en las elecciones presidenciales. del pasado a?o. El presidente s¨ª ha visto, en cambio, repetidas veces v¨ªdeos de Gorbachov y los principales l¨ªderes sovi¨¦ticos para aprender sus perfiles pol¨ªticos y sus comportamientos. "Reagan est¨¢ deseando dejar fluir su adrenalina", coment¨® el secretario de Estado, George Shultz, despu¨¦s de informar al presidente que Gorbachov hab¨ªa adoptado un tono muy pol¨¦mico y de confrontaci¨®n en la entrevista que mantuvo la semana pasada con ¨¦l en Mosc¨².
Consultas m¨²ltiples
Richard Nixon y otros ex presidentes, as¨ª como Henry Kissinger, han sido consultados por Reagan, que tambi¨¦n ha querido conocer personalmente la opini¨®n de Arkady Shevchenko, el vicesecretario sovi¨¦tico de la ONU que desert¨® a Estados Unidos. La pasada semana, seis soviet¨®logos, la especie acad¨¦mica m¨¢s cotizada estos d¨ªas en Washington, acudieron a la Casa Blanca para informar a Reagan y contestar a sus preguntas. Reagan se interes¨® sobre todo por la personalidad de Gorbachov y su posici¨®n en el sistema sovi¨¦tico. Cuatro de ellos representan una l¨ªnea dura respecto a la URSS y s¨®lo dos pueden ser considerados como relativamente moderados o liberales. Un profesor no convocado a la reuni¨®n de trabajo dijo que "parece que Reagan invita a gente que le dice las cosas que ¨¦l quiere o¨ªr".
Existen precedentes que tratan de evitarse con esta preparaci¨®n, que se basa m¨¢s en lo audiovisual y los contactos personales que en las largas lecturas y en la reflexi¨®n sobre voluminosos informes. El entrenamiento para la cumbre se ha hecho teniendo en cuenta que Ronald Reagan tiene una mente intuitiva, a la que le es muy costoso un proceso de an¨¢lisis y reflexi¨®n intelectual, al que no est¨¢ acostumbrado ni por educaci¨®n ni por afici¨®n. La seguridad que el presidente tiene en s¨ª mismo y su cong¨¦nito optimismo, reforzado por su buena suerte irlandesa, le hacen utilizar p¨²blicamente frases o ideas que ha recogido en sus lecturas preferidas -el Reader's Digest o publicaciones muy conservadoras- o incluso en an¨¦cdotas de sus tiempos de Hollywood.
Desde que es presidente, Reagan repite una falsa cita de Lenin en la que, supuestamente, el padre de la revoluci¨®n sovi¨¦tica afirma: "Nos apoderaremos de Europa oriental. Organizaremos las hordas de Asia. Y nos moveremos a Latinoam¨¦rica y no tendremos necesidad de apoderarnos de Estados Unidos. Caer¨¢ en nuestras manos abiertas como una fruta madura". Uno de los principales asesores de Gorbachov, Giorgui Arbatov, tuvo que aparecer indignado en la televisi¨®n norteamericana para denunciar que Lenin nunca hab¨ªa pronunciado estas palabras.
La Casa Blanca, sorprendida porque en la biblioteca del Congreso, donde buce¨® en las obras y discursos de Len¨ªn, no fue capaz de encontrar la cita, tuvo que reconocer hace unas semanas que era un material ap¨®crifo. Nunca fue empleado por Lenin y el presidente lo hab¨ªa tomado prestado del libro azul de la John Birch Society, una organizaci¨®n de ultraderecha.
En una reciente entrevista con la BBC, Reagan afirm¨® que le hab¨ªan dicho que no exist¨ªa en ruso la palabra libertad, que se dice svoboda. La Casa Blanca tuvo que rectificar inmediatamente, admitiendo que el presidente hab¨ªa sido mal informado. Menos anecd¨®tico fue el cambio de doctrina sobre la guerra de las galaxias expresado en una entrevista, en el despacho oval, con cuatro periodistas sovi¨¦ticos. Reagan dijo que no desplegar¨ªa el sistema de defensa estrat¨¦gica hasta que ambas superpotencias desmantelaran sus arsenales ofensivos nucleares.
No fue un lapsus, sino que el presidente lo repiti¨® tres veces y afiadi¨® como coletilla final que el sistema de defensa espacial, aunque EE UU y la URSS ya no tuvieran misiles nucleares, ser¨ªa necesario para defenderse de un terrorista loco. Los hombres de la Casa Blanca reaccionaron inmediatamente calificando lo ocurrido de imprecisi¨®n presidencial.
Se trata de impedir que Reagan se deje llevar por sus reflejos anticomunistas primarios, adquiridos en la ¨¦poca de la caza de brujas macartista de la guerra fr¨ªa; que olvide su calificaci¨®n de la URSS como fuente diab¨®lica de todo mal y act¨²e en Ginebra de una forma pragm¨¢tica. Un alto funcionario, experto soviet¨®logo en el Consejo Nacional de Seguridad, afirm¨® esta semana que Reagan tiene "una visi¨®n muy realista de la URSS", que ha mantenido siempre con gran consistencia. Para esta fuente, el presidente s¨®lo ha necesitado refrescar su conocimiento anterior con algunos informes b¨¢sicos.
Los expertos tampoco desean que Reagan trate de dar lecciones a Gorbachov sobre la superioridad de la democracia, actitud muy mal recibida por los sovi¨¦ticos y que hizo que la cumbre de 1960, en Viena, entre John Kennedy y Nikita Jruschov, se convirtiera en una est¨¦ril batalla ideol¨®gica y dial¨¦ctica. La Casa Blanca ha advertido que "Reagan no ve la cumbre como un debate o una confrontaci¨®n con Gorbachov".
Los reaganistas m¨¢s ac¨¦rrimos conf¨ªan en que el presidente, utilizando su firmeza ideol¨®gica y su intuici¨®n, sabr¨¢ salir del trance m¨¢s complejo de su carrera pol¨ªtica, aunque admiten que necesitar¨¢ algo m¨¢s que simpat¨ªa para ello. Los hombres del presidente est¨¢n satisfechos del proceso de preparacion, aunque un soviet¨®logo esc¨¦ptico asegur¨® esta semana: "Seamos serios. Empieza desde tan abajo que cualquier conocimiento que adquiera es una mejora".
Alejarse de los detalles
La principal baza del presidente, que viaja a Ginebra con una cota de popularidad del 63%, no alcanzada por ning¨²n jefe de Estado norteamericano en un segundo mandato, es su personalidad amable y simp¨¢tica y su convencimiento de que lograr¨¢ persuadir a Gorbachov de que EE UU no amenaza a la URSS y de la bondad del sistema de vida norteamericano. A Reagan no le gustan los detalles y durante las conversaciones procurar¨¢ mantenerse en un plano general sin entrar en un juego de precisiones sobre el n¨²mero de misiles o el tratado ABM, en el que el secretario general del PCUS puede estar mucho mejor preparado.
El presidente tiene tambi¨¦n menos condicionamientos de pol¨ªtica interior para lograr un resultado en la cumbre, aunque parad¨®jicamente cuenta con una opini¨®n p¨²blica y un Parlamento a los que debe escuchar. Reagan recibi¨® el martes pasado el completo apoyo de los l¨ªderes del Congreso antes de viajar a Ginebra, y el l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata en el Senado, Robert Byrd, afirm¨® que "aunque Gorbachov es un oponente formidable y ha hecho bien sus deberes, no mide tres metros y estoy seguro de que el presidente le superar¨¢".
A diferencia de Gorbachov, no tiene que consolidar su poder, sobre todo en pol¨ªtica exterior, y la era Reagan no est¨¢ comenzando, sino que camina hacia su fin.
Cualquier resultado, por modesto que sea, ser¨¢ posiblemente aceptado por el Congreso y la opini¨®n p¨²blica como inevitable y l¨®gico tras un per¨ªodo de seis a?os de congelaci¨®n de las relaciones entre Washington y Mosc¨².
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