Hispania y Espa?a
Hace unas fechas apareci¨® en esta secci¨®n una carta sobre "soberan¨ªas y culturas espa?olas" firmada por Josep M. Trepat, que juzgu¨¦ muy interesante y bienintencionada. Es por ello que quisiera hacer, al enfoque sobre la cuesti¨®n nacional impl¨ªcito en aquella carta, las siguientes matizaciones. Una cosa es Espa?a y otra Hispania, aunque el primer vocablo derive del segundo. El t¨¦rmino Hispania es una expresi¨®n geopol¨ªtica que hace referencia a un tiempo y a un espacio, como Iberia, Galias, Europa, Mogreb, etc¨¦tera. Espa?a es el nombre de un Estado. Esto que parece una perogrullada es muy necesario tenerlo en cuenta. Cuando ese Estado tuvo la forma imperial, ejerci¨® su dominio sobre realidades tan diversas como Marruecos, Flandes, las Am¨¦ricas, Euskalherr¨ªa, Filipinas... Hoy, el Estado unitario espa?ol (es decir, Espa?a) ejerce su soberan¨ªa sobre varias nacionalidades. Mientras que el t¨¦rmino Hispania tiene m¨¢s de 2.000 a?os, Espa?a, como bien dice J. M. Trepat, comienza a utilizarse, para denominar un Estado, en ¨¦poca de los Borbones. As¨ª pues, los portugueses no han sido nunca ni son espa?oles. Otra confusi¨®n frecuente del nacionalismo perif¨¦rico, o de los pueblos minorizados, es el considerar que en el Estado espa?ol existan cuatro culturas. Pues bien, desde mi punto de vista, aragon¨¦s de nacimiento y castellano (y nacionalista) de adopci¨®n, tengo que decir que si esto es cierto para el n¨²mero de lenguas -gallego, catal¨¢n, euskera y castellano-, no lo es, en absoluto, para el caso de las culturas. Desde cualquier punto de vista (¨¦tnico, hist¨®rico, socioecon¨®mico, cultural) es err¨®neo hablar de pa¨ªses castellanos para referirse a pueblos tan diferenciatos como el aragon¨¦s, el asturiano o el canario. Su realidad e idiosincracia se parecen tan poco como la de catalanes y gallegos.Esta confusi¨®n viene del hecho de darle importancia fundamental a lo que s¨®lo es uno de los factores que determinan la existencia de un pueblo, cual es la lengua. Aragoneses y castellanos hablamos la misma lengua, pero no tenemos ni la misma cultura nacional ni la misma realidad socioecon¨®mica ni la misma historia. Desde el punto de vista de la soberan¨ªa (de la legislaci¨®n vigente), somos espa?oles, pero formamos nacionalidades (que no regiones) tan diferenciadas entre s¨ª como la vasca y la catalana, por ejemplo. As¨ª pues, ni Castilla es Espa?a ni todo lo que no es Euskadi, Galicia y los Pa¨ªses Catalanes es Castilla (obviamente, todo eso tampoco es Espa?a en exclusiva).
Otro tema que dejo para mejor ocasi¨®n, por lo extenso, es la confusi¨®n que en los nacionalismos perif¨¦ricos hay entre el papel dominante y espa?olista de la aristocracia y la burgues¨ªa centralista de Castilla y el papel dominado, oprimido y colonizado del pueblo trabajador castellano. ?Los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos no deber¨ªan reflexionar m¨¢s sobre la situaci¨®n actual, econ¨®mica y social del pueblo castellano? ?No se deber¨ªa conocer de una vez por todas que el proyecto nacional espa?ol es el proyecto puesto en marcha por la oligarqu¨ªa espa?ola, originada por la fusi¨®n de intereses de ferrateros vascos, algodoneros catalanes, cerealistas castellanos y aceiteros y vinateros andaluces? ?No fue Castilla, con la derrota comunera, la primera naci¨®n peninsular en sufrir todo el yugo del centralismo imperialista de la realeza y la nobleza espa?olas?-
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