Locura y documentaci¨®n
Una de las mayores paradojas de Julio Caro Baroja es, probablemente, la cada vez m¨¢s frecuente notoriedad que alcanza con motivo de galardones y premios otorgados a una vida de estudio, alejada de cualquier tipo de reconocimiento. Da la sensaci¨®n de que la sociedad espa?ola, y m¨¢s concretamente su intelligentsia, quiere superar su mala conciencia tradicional.El problema para Caro Baroja es que son pocos los que as¨ª se han comportado; de ah¨ª, probablemente, la explicaci¨®n del aluvi¨®n de honores, la densidad de premios por metro cuadrado de erudito.
Hombre criado y educado en el seno de una familia excepcional por m¨²ltiples razones, Julio Caro Baroja ha mantenido y mantiene ese amor por lo familiar. De todos los placeres imaginables es probable que prefiera el pasear con sus sobrinos por las viejas calles de N¨¢poles, ciudad por la que siente una creciente fascinaci¨®n tras una vida de estudio y formaci¨®n fundamentalmente anglosajona.
En el ¨¢mbito pol¨ªtico no ocult¨® su inicial inter¨¦s por el PNV y as¨ª lo explic¨® en este mismo diario. Posteriormente prefiri¨® votar por el partido actualmente en el poder. Una cierta conmiseraci¨®n hacia los partidos pol¨ªticos sugiere no preguntarle su pr¨®xima intenci¨®n de voto. En cualquier caso, la vida vencer¨¢ a la monoton¨ªa.
Es un hombre de largos paseos, gusto heredado sin duda de su familia y de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y que tienen en Ram¨®n Carande a uno de sus m¨¢s preclaros maestros, del saber y del andar. Julio Caro Baroja es capaz de recorrer siete o nueve kil¨®metros sin necesidad de primeros auxilios.
Ahora, el paso del tiempo y una dolorosa e intensa infecci¨®n habr¨¢n mermado sus facultades andarinas pero, en cualquier caso, Julio es de los que pueden recorrer multitud de parajes s¨®lo con la memoria y, tras revisitarlos, los pinta en unos espl¨¦ndidos dibujos en los que se entremezcla la realidad con la ficci¨®n, los duendes con los faunos, la vida con la enso?aci¨®n. Algo de locura y algo de documentaci¨®n, como ¨¦l mismo se pint¨® en un cartel para una exposici¨®n de sus dibujos. Es el Dr. Jekyll y Mr. Hyde m¨¢s incruento de los que se conocen por estos pagos.
La cuesta de Moyano, el Bot¨¢nico, el Ateneo, la Academia de la Historia, la Biblioteca Nacional, el Retiro son los barrios y zonas m¨¢s frecuentadas por Caro. Gusta de comer con sus amigos en restaurantes en los que la comida sea natural y casera, como la de Matxiarena, en Vera. Come con moderaci¨®n pero con apetito y, frecuentemente, comparte la mesa con las gentes m¨¢s dispares: Juan Benet, Carlos Saura, Miguel R¨ªos, Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, Juan Goytisolo o Juan Carlos Eguillor, entre otros, unidos por un sincero respeto hacia quien por edad y saber preside la tertulia.
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