Mubarak acusa a Gaddafi de instigar el secuestro del avi¨®n
La tensi¨®n entre Egipto y Libia aument¨® a¨²n m¨¢s ayer al acusar expl¨ªcitamente el Gobierno egipcio al r¨¦gimen del coronel libio Muammar el Gaddafi de haber instigado el secuestro a¨¦reo que concluy¨® el domingo con la muerte de 60 pasajeros y piratas a¨¦reos. Incluso el propio presidente, Hosni Mubarak, tom¨® inesperadamente la palabra ante la Prensa para hacer hincapi¨¦ en la implicaci¨®n de Libia. El instigador del secuestro "est¨¢ en el Gran Hotel de Tr¨ªpoli, habitaci¨®n 401", manifest¨® Mubarak.
Primero la muy oficial Radio El Cairo y, despu¨¦s, el diario gubernamental Al Ahram nombraron abiertamente a Libia antes de que la denunciase a su vez el ministro de Defensa, mariscal Abdel Halim Abu Ghazala, al t¨¦rmino de una entrevista de media hora de duraci¨®n mantenida ayer con el jefe del Estado.Ghazala declar¨® que obraban en su poder "algunas informaciones" tendentes a probar que el r¨¦gimen de Tr¨ªpoli hab¨ªa inspirado la operaci¨®n terrorista, pero se neg¨® a proporcionar el menor detalle sobre la posible participaci¨®n libia en el secuestro del avi¨®n Boeing 737 de la compa?¨ªa Egypt Air, desviado de su ruta el s¨¢bado cuando volaba entre Atenas y El Cairo.
Al concluir la reuni¨®n, Mubarak tambi¨¦n se dirigi¨® a los periodistas concentrados ante las puertas de su palacio para revelarles que uno de los jefes del grupo de "renegados palestinos" que se apoder¨® del aparato se alojaba en el Gran Hotel de Tr¨ªpoli.
Interrogado sobre si ten¨ªa la intenci¨®n de llevar a cabo represalias contra un Estado al que consideraba responsable de la tragedia, el titular de la cartera de Defensa se refugi¨® tras un cauto mutismo, contestando simplemente: "Sin comentarios". A preguntas similares durante anteriores crisis egipcio-libias, Ghazala no hab¨ªa dudado en responder que Egipto no ser¨ªa nunca el primero en iniciar las hostilidades.
El rais fue apenas menos ambiguo que su ministro. Se limit¨® a afirmar que "la guerra no es una cosa simple" y que "ning¨²n acto terrorista permanecer¨¢ impune", para precisar luego que ¨¦l y sus compatriotas no desean la guerra, sino que aspiran a vivir en paz.
El r¨¦gimen de la Yamahiria libia parece, en todo caso, haberse tomado la amenaza velada lo suficientemente en serio como para que su agencia de noticias, Jana, repitiese ayer que "veh¨ªculos repletos de municiones han sido enviados a la zona fronteriza", al tiempo que las unidades all¨ª estacionadas han quedado en estado de m¨¢xima alerta.
Anticipadas el domingo por los agregados militares occidentales acreditados en El Cairo, las informaciones sobre el env¨ªo de refuerzos a los contingentes desplegados a lo largo de la frontera oeste de Egipto no han sido desmentidas por las autoridades cairotas, pero el verdadero objetivo de estos movimientos de tropas no parece consistir, seg¨²n los observadores, en desencadenar un conflicto armado contra el vecino, sino en librarse a una aparatosa operaci¨®n de intimidaci¨®n.
Declarar la guerra a Libia supondr¨ªa, desde un punto de vista diplom¨¢tico, paraaar el lento proceso de paulatina reinserci¨®n en el mundo ¨¢rabe del pa¨ªs de los faraones, a lo que hay que a?adir el enorme coste econ¨®mico de la contienda cuando Egipto atraviesa justamente una grave crisis.
Aunque la prudencia casi proverbial de Mubarak tampoco le debe inclinar a tomar una decisi¨®n b¨¦lica, algunos diarios ¨¢rabes, especialmente los del golfo P¨¦rsico, sospechaban ayer que EE UU, que ya alent¨® a Egipto a provocar una "matanza impulsiva" en Malta, haya querido tambi¨¦n proporcionarle un pretexto para invadir Libia. El incremento de la presencia militar egipcia a lo largo de su frontera con Libia no parece, sin embargo, haber asustado lo suficiente a Gaddafi como para incitarle a interrumpir sus incendiarios ataques contra el rais egipcio, al que Jana achac¨® nuevamente ayer la "total responsabilidad de la espantosa carnicer¨ªa".
Apoyo de la oposici¨®n
A diferencia de los adversarios ¨¢rabes tradicionales de El Cairo, la oposici¨®n parlamentaria egipcia ha cerrado filas en tomo al Gobiemo, y s¨®lo un destacado dirigente del partido conservador Neo-Wafd se permiti¨®, el lunes, pedir a t¨ªtulo personal la dimisi¨®n del ministro de Defensa.
Como ya ocurri¨® tras la interceptaci¨®n por la fuerza a¨¦rea norteamericana del aparato de Egypt ?ir que transportaba a los secuestradores del trasatl¨¢ntico Achille Lauro, el movimiento isl¨¢mico integrista no se ha manifestado p¨²blicamente contra la decisi¨®n del Gobierno. S¨®lo el peque?o partido izquierdista y extraparlamentario de Jaled Mohiedin ha denunciado las presiones de Washington sobre El Cairo, pero sin atreverse a exigir dimisiones.
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