Razones pol¨ªticas y razones morales
JUAN MANUEL EGUIAGARAYLa pol¨ªtica de reinserci¨®n social de los etarras arrepentidos constituye una v¨ªa positiva de gran magnitud e importancia, dice el autor de este trabajo, quien se?ala que es precisamente ETA el peor enemigo de esta pol¨ªtica. Y por ello mismo existen razones de justicia para que la sociedad y los poderes p¨²blicos se preocupen de la situaci¨®n de estas personas y les ayuden.
La pol¨ªtica de reinserci¨®n social es hoy un elemento central de la estrategia pol¨ªtica dise?ada por el Gobierno socialista para la pacificaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Lo que antes era una v¨ªa apenas entreabierta por el Gobierno anterior ha alcanzado ya una magnitud y una importancia dif¨ªcil hoy de discutir.Por ello, nada tiene de extra?o que los principales y m¨¢s rabiosos opositores de la reinserci¨®n social sean quienes, con desesperanza creciente, persisten en defender la estrategia y las acciones de ETA.
Aceptaci¨®n social
Lo admirable en todo esto es la aceptaci¨®n social que la v¨ªa de la reinserci¨®n ha encontrado no s¨®lo en el Pa¨ªs Vasco, sino en el resto de Espa?a. Al fin y a la postre, de lo que se trata es de incorporar al sistema democr¨¢tico no a quienes han sido cr¨ªticos pac¨ªficos del mismo, sino a quienes, directa o indirectamente, han empu?ado las armas contra la Constituci¨®n y el estatuto de autonom¨ªa, es decir, contra la voluntad de la mayor¨ªa. Es cierto que, en algunos sectores sociales vascos, razones de parentesco y afectividad, am¨¦n de un considerable grado de confusi¨®n ideol¨®gica, han llevado a defender este proceso en t¨¦rminos ¨¦ticos o de justicia. Sin embargo, para la mayor¨ªa de los ciudadanos, siempre ha estado claro que las razones que apoyaban la reinserci¨®n eran m¨¢s razones de conveniencia que razones pol¨ªticas.
Enti¨¦ndaseme bien: no digo que las razones pol¨ªticas est¨¦n desconectadas de la ¨¦tica o de la justicia; lo que afirmo es que ninguna raz¨®n de justicia exig¨ªa que la democracia tratara con benevolencia a quienes han formado parte de un colectivo terrorista. Ninguna raz¨®n, salvo que entendamos como tales la superioridad de la democracia sobre la barbarie o la afirmaci¨®n de la tolerancia sobre la exclusi¨®n; cuestiones que, evidentemente, nada tienen que ver con la reparaci¨®n de la injusticia. Cosa bien distinta ocurre con quienes, contra su voluntad y ante la amenaza, la extorsi¨®n o el chantaje de ETA, han tenido que abandonar la tierra en que desarrollaban su vida y su trabajo.
La verdad es que de ¨¦stos apenas se acuerda nadie si no son ellos mismos, sus pr¨®ximos y sus amigos. No suponen hoy un problema pol¨ªtico. La sociedad es consciente de que existen y de que se han ido. No han integrado organizaciones terroristas, ni han exigido una negociaci¨®n pol¨ªtica sobre la alternativa KAS, ni aparecen todos los d¨ªas en los medios de comunicaci¨®n pretendiendo representar al pueblo vasco. Simplemente, se han ido. A veces, solos; otras, con sus familias. Los hay que han trasladado sus negocios, dejando un vac¨ªo econ¨®mico en la sociedad.
Los m¨¢s, s¨®lo han sido capaces de crear una vacante en su empresa o en la Administraci¨®n, r¨¢pidamente cubierta o, quiz¨¢ amortizada por la crisis econ¨®mica. En todo caso, no quitan el sue?o ni de los pol¨ªticos ni de los Gobiernos.
Pues bien, existen razones de justicia para que la sociedad y sus representantes p¨²blicos se preocupen de estas personas. Razones morales para que la violencia injusta que han sufrido en sus vidas sea reparada. Razones ¨¦ticas para que la sociedad no acepte, como dado e inmodificable, lo que no tiene otro origen que la sinraz¨®n del terrorismo. Importa poco a esos efectos qui¨¦nes sean estas personas, su ideolog¨ªa y sus intereses concretos, su adscripci¨®n a la derecha o a la izquierda, al nacionalismo o al espa?olismo.
A algunos les importar¨¢ m¨¢s su significaci¨®n econ¨®mica y lo que desde esta perspectiva pueden aportar al Pa¨ªs Vasco. De hecho, no es tarea dif¨ªcil defender por razones econ¨®micas el derecho al retorno de empresarios emigrados en un pa¨ªs en que falta, entre otras cosas, capacidad empresarial. Pero se equivocan radicalmente quienes piensen que el colectivo de los expulsados se reduce a los empresarios extorsionados, porque la amenaza etarra no s¨®lo ha tocado beneficios empresariales, sino ideolog¨ªas y oficios varios: funcionarios p¨²blicos, t¨¦cnicos de empresa, propietarios de bares, m¨¦dicos, maestros, obreros y otras comunes especies de seres humanos. Por cierto, no s¨¦ en qu¨¦ cambiar¨ªan las cosas si los ¨²nicos afectados hubieran sido empresarios.
Razones morales
No son las razones econ¨®micas las importantes en esta argumentaci¨®n. Alguna vez, sin ingenuidad alguna, tenemos que plantearnos la defensa de una causa simplemente por razones morales y motivaciones de justicia.
Voluntarismo, dir¨¢n algunos. No lo creo. Hay ya situaciones, concretas que pueden resolverse. Otras llevar¨¢n m¨¢s tiempo y exigir¨¢n que las condiciones sociales cambien toda v¨ªa m¨¢s. Habr¨¢ que recordar que la raz¨®n moral debe ser tambi¨¦n una raz¨®n pol¨ªtica. No se hace atractivo construir la paz en el Pa¨ªs Vasco sobre el olvido de la injusticia. Desgraciadamente, los muertos y el sufrimiento no son reversibles. Algunas injusticias todav¨ªa pueden ser reparadas; deben serlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Reinserci¨®n social
- Presos ETA
- Presos
- Presos terroristas
- Gobierno auton¨®mico
- Comunidades aut¨®nomas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Prisiones
- ETA
- Pa¨ªs Vasco
- Lucha antiterrorista
- Espa?a
- Grupos terroristas
- Centros penitenciarios
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Terrorismo
- Pol¨ªtica penitenciaria
- R¨¦gimen penitenciario
- Justicia