Navidad
LA LOTER?A nacional son¨® como un chupinazo para la fiesta dionisiaca de invierno. El fr¨ªo ambiental nos junta para calentarnos. Una mezcla de alegr¨ªa desbordante y de miedo disimulado nos sobrecoge. Todos nos felicitamos la Navidad. Abundan en exceso los mensajes de paz. Se nos exhorta a la bondad sin ofrecer una prueba de que las cosas vayan a cambiar. Se recobra por unas horas el buen humor, y hasta se hace uno la ilusi¨®n de poder reconstruir las relaciones perdidas. Saber de un amigo lejano que te env¨ªa un christmas es agradable, pero te deja sumido en la duda del rito vac¨ªo. Las angulas, el pavo, las bebidas espumosas, el mu¨¦rdago, las luces y los abetos rompen con la realidad diaria. Nos sumergimos en un par¨¦ntesis irreal para ahuyentar los fantasmas de los malos presagios, de los nubarrones internacionales, del hambre que tortura a dos tercios de la humanidad.Buscar en todo esto su origen religioso parecer¨ªa irrelevante. Ni siquiera los creyentes se libran de esta adoraci¨®n al ¨ªdolo del consumo. Al menos se podr¨ªa resucitar la etimolog¨ªa de la fiesta. Natividad sin parto no tiene sentido. Cambiar es una forma de renacer. Pero nadie comunica lo que no tiene. Renacer a la esperanza, a la tolerancia y, por qu¨¦ no, a la fraternidad con los dem¨¢s. En los sem¨¢foros y a las puertas de las iglesias seguir¨¢n record¨¢ndonos que muchos espa?oles no han podido celebrar la Navidad. Todos seguiremos participando en esta fiesta de disfraces, de irresponsables ego¨ªsmos de compromiso con el formalismo social.
Esta Navidad de 1985 est¨¢ impregnada de desaf¨ªos sobre la paz, el desarme y el di¨¢logo. Los que se atrevan a afrentarlos viven en Navidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.