Argelia consolida la moderaci¨®n
MIENTRAS EL congreso nacional del Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN) consagraba en Argel la paciente labor reformista y liberal de Chadli Benyedid, un tribunal sentenciaba a 22 seguidores de Ben Bella, acusados de amenazar la seguridad nacional, a penas de prisi¨®n que en algunos casos llegaban a los 20 a?os. Un contraste con los otros procesos del a?o: las penas leves y las libertades de los ber¨¦beres, en febrero, o los que favorecieron a los integristas musulmanes, en abril. Benyedid ha tratado, desde su elecci¨®n a la presidencia, en 1979, y sobre todo cuando se vio fortalecido por la reelecci¨®n de 1984, de buscar una forma de reconciliaci¨®n nacional y de suma de todos los sectores para llegar a lo que ¨¦l considera su pieza maestra: la reforma constitucional (a la que ¨¦l aplica el t¨¦rmino de enriquecimiento), que es lo que se ha producido en este congreso. De todo ello quiso escapar Ben Bella. Cuando en noviembre del a?o pasado se celebr¨® el 30? aniversario de la revoluci¨®n con una amnist¨ªa general, Benyedid consigui¨® el regreso de los exiliados que manten¨ªan una pol¨ªtica de oposici¨®n activa e incluso les condecor¨®: entre ellos, al antiguo presidente del Gobierno provisional, Ferhat Abbas, que ha muerto precisamente durante la celebraci¨®n del congreso. ?nicamente Ben Bella se resisti¨®, desde su refugio en Suiza, probablemente sostenido por Libia y con la esperanza de que su mito hist¨®rico renaciese. Sus seguidores han pagado ahora con este juicio, y Ben Bella no tiene cr¨¦dito. Puede decirse que Benyedid ha ganado esta batalla de seis a?os.La Carta Nacional que se enriquece ahora era un dogma. Se adopt¨® en 1976 despu¨¦s de una larga campa?a, de un amplio debate y de un refer¨¦ndum l¨®gicamente triunfal -como va a serlo, sin duda, el del 16 de enero para aprobar los cambios-, y empleba un lenguaje categ¨®rico: el socialismo como una opci¨®n irreversible y el FLN como partido ¨²nico.
Es posible que estas palabras no desaparezcan en la nueva redacci¨®n que est¨¢n realizando ahora varias comisiones pero es seguro que estar¨¢n matizadas o fianqueadas por otras, como el islamismo. Al contrario que otras revoluciones independentistas, la argelina no estuvo basada en una recuperaci¨®n de la fuerza religiosa. Las liberaciones y las independencias de los a?os cincuenta buscaban formas m¨¢s modernas, producidas generalmente por su deseo de entroncar con el marxismo. Ha sido m¨¢s tarde, despu¨¦s de las sucesivas quiebras comunistas y de la necesidad de distanciarse lo m¨¢s posible de la URSS, y como un movimiento de fondo para sustituir los desencantos, cuando se ha hecho la recuperaci¨®n del islamismo. Bumedian no lo tuvo en cuenta en su Carta Nacional: con arreglo a los nuevos tiempos, Benyedid lo incorpora como base pol¨ªtica, aludiendo a los principios de justicia social contenidos en ¨¦l. Como se sabe, los pa¨ªses isl¨¢micos tradicionales sostienen que la ley cor¨¢nica es una forma de organizaci¨®n de la sociedad que no necesita recurrir a otras. Lo que sucede con el Cor¨¢n es que es tan el¨¢stico y sus dictados tan sometidos a la interpretaci¨®n que puede justificarse en reg¨ªmenes totalmente distintos. No parece que en nuestro tiempo la palabra socialismo sea menos socorrida y amparadora, y no es la primera vez que se conjugan las dos grandes fuerzas movilizadoras.
De todo lo sucedido, de todo lo dicho por Benyedid desde que en febrero anunci¨® el enriquecimiento -un mes despu¨¦s de haber promulgado un plan quinquenal en el que hab¨ªa ya una fuerte inclinaci¨®n al regreso a la propiedad privada como se?al de las nuevas opciones econ¨®micas-, se desprende que el r¨¦gimen opta por una forma de liberalismo -la pol¨ªtica de la apertura pol¨ªtica y econ¨®mica de Egipto, pa¨ªs con el cual Argelia se alinea cada vez m¨¢s- y por la inclinaci¨®n hacia Occidente: los planes del presidente fueron explicados en Washington durante su visita de seis d¨ªas en mayo, y Reagan le consider¨® como un buen amigo. Y la oposici¨®n de los puritanos de la vieja revoluci¨®n o la de los que defienden mantener por lo menos un equilibrio con la URSS no parecen prevalecer. Sobre todo si se presenta como una correcci¨®n a los antiguos errores que est¨¢n provocando dificultades sociales, a pesar de que Argelia sea el tercer pa¨ªs de ?frica en renta por habitante. Argelia, inquieta por la uni¨®n entre Libia y Marruecos, lleva a?os buscando una posici¨®n moderada en todos los conflictos donde aparecen envueltos los isl¨¢micos. M¨¢s que el texto en s¨ª de la nueva Carta, es el fortalecimiento de la pol¨ªtica de Benyedid, que se acentuar¨¢ muy probablemente con el resultado del refer¨¦ndum, lo que marcar¨¢ m¨¢s a¨²n el camino de la moderaci¨®n, que es tanto como decir del occidentalismo. La prisi¨®n para los benbellistas, dictada simult¨¢neamente, y probablemente no por casualidad, indica hasta qu¨¦ punto la moderaci¨®n es obligatoria.
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