La entrada en la CEE

Le¨ª en un editorial de este peri¨®dico (2-1-86) que "a medio plazo la integraci¨®n en la CEE aportar¨¢ a nuestra econom¨ªa y a nuestros comportamientos esa visi¨®n universal de la que hemos carecido los espa?oles desde el Siglo de Oro". Al d¨ªa siguiente, en la misma p¨¢gina, bajo el t¨ªtulo La Espa?a pobre, se se?alaba: "No se ven salidas. Las f¨®rmulas de urgencia de la econom¨ªa sumergida o el trabajo negro o temporal, est¨¢n contribuyendo a alimentar la pobreza... Soci¨®logos, m¨¦dicos y organizaciones de caridad no ocultan ya que en Espa?a hay hambre... Hay otras quiebras morales que nos est¨¢n llevando a una situaci¨®n de s¨¢lvese quien pueda. Lo que recuerda, m¨¢s o menos, al grito de los n¨¢ufragos". ?C¨®mo se puede compartimentar de esa manera su p¨¢gina editorial?. Es como si la del d¨ªa 2 ignorara la del d¨ªa 3 y viceversa. A mi modo de ver, el diario tendr¨ªa que parecer m¨¢s congruente, adem¨¢s de serlo.?Pero qu¨¦ es de verdad la CEE? ?Los Estados Unidos de Europa o algo por el estilo? Ni lo son ni creo que lo ser¨¢n. ?De d¨®nde sacar¨ªan los pa¨ªses europeos de la comunidad el impulso para acabar con su disparidad cultural hist¨®rica, en unos momentos de crisis aguda y perenne -a falta de una guerra imposible- en que cada pa¨ªs est¨¢ condenado a proteger su patrimonio y sus privilegios, inclu¨ªda Espa?a, a la que de todos modos, s¨®lo le queda la imitaci¨®n y el vasallaje vergonzantes?

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