Eugenio Santos

Eugenio Santos es, seguramente, el prototipo de ese grupo de j¨®venes cient¨ªficos que han colocado a Espa?a, aunque haya sido desde laboratorios norteamericanos, en el octavo lugar del mundo en investigaci¨®n biom¨¦dica, cuando por su potencia industrial ocupa el puesto 12? y por su nivel de investigaci¨®n cient¨ªfica el 24?. Surgido de las aulas de la universidad salmantina y siguiendo las huellas de su admirado profesor Severo Ochoa, Eugenio Santos ha desarrollado la mayor parte de sus investigaciones sobre oncogenes en el Instituto Nacional del C¨¢ncer de Estados Unidos.

Eugenio Santos es ahora noticia por haber recibido el I Premio Severo Ochoa instituido por la Fundaci¨®n Ferrer para la Investigaci¨®n, pero su nombre sali¨® definitivamente de los restringidos c¨ªrculos cient¨ªficos en 1981, cuando apenas contaba 28 a?os, por haber logrado aislar e identificar por primera vez un oncog¨¦n humano. El descubrimiento de los oncogenes hab¨ªa significado un salto de v¨¦rtigo en la investigaci¨®n sobre el c¨¢ncer. La identificaci¨®n del primer oncog¨¦n humano permiti¨® estudiar por primera vez sus mecanismos desencadenantes."Desde entonces se han identificado m¨¢s de 30 oncogenes entre los aproximadamente 100.000 genes que posee una c¨¦lula, y en algunos casos se ha podido determinar incluso el tipo de c¨¢ncer que ocasiona ese gen. Hoy podemos comenzar a hablar ya de una teor¨ªa de los oncogenes que explica los mecanismos b¨¢sicos del desarrollo de un tumor", dice. Eugenio Santos es, sin embargo, sumamente cauteloso, y advierte con insistencia que estos descubrimientos se circunscriben de momento al campo de la investigaci¨®n b¨¢sica. "Es de esperar que tendr¨¢n una aplicaci¨®n terap¨¦utica en el futuro, pero no podemos aventurar fechas".

Eugenio Santos aparece con la sobriedad de los cient¨ªficos consagrados de lleno a la investigaci¨®n. La explicaci¨®n de su trabajo aparece jalonada de constantes referencias al resto de investigadores espa?oles, y al final de la entrevista insiste en mencionarlos, uno por uno: ?ngel Pellicer, Manuel Perucho, Joan Massaguer, V¨ªctor Corces, Francisco Masferrer, Mariano Barbacid y los que, como ¨¦l, proceden de la escuela salmantina, Vicente Notario, Fernando Lacal, Germ¨¢n Noharro, Juan Carlos Lacal, que configuran un grupo de espa?oles cuya formaci¨®n hay que atribuir, en gran parte, al tes¨®n del profesor Severo Ochoa, premio Nobel en 1959, patriarca de estas j¨®venes promesas en una sociedad extremadamente competitiva donde Espa?a ten¨ªa muy pocas posibilidades de sobresalir.

Eugenio Santos se form¨® en la c¨¢tedra de Microbiolog¨ªa del profesor Villanueva, en Salamanca, y realiz¨® su tesis doctoral bajo la direcci¨®n del profesor Santandreu. Terminada la tesis, solicit¨® y obtuvo una beca que le llev¨® en 1979, siguiendo los pasos del profesor Ochoa, al Instituto Roche de Biolog¨ªa Molecular de Estados Unidos, para pasar en 1981 a los laboratorios del Instituto Nacional del C¨¢ncer, donde trabaj¨® con Mariano Barbacid. All¨ª sigue todav¨ªa, apasionado por una nueva y prometedora hip¨®tesis de investigaci¨®n.