Espa?a s¨®lo reconoce las fronteras que Israel tuvo hasta la "guerra de los seis d¨ªas"
I. C., El Israel que desde ayer reconoce Espa?a es el de las fronteras que tuvo el Estado israel¨ª hasta 1967, antes de que ocupase Jerusal¨¦n oriental, Cisjordania y la franja de Gaza, as¨ª como los altos del Gol¨¢n sirio, y, por supuesto, mucho antes de que invadiese L¨ªbano, un pa¨ªs en el que sigue controlando una banda de territorio que discurre a lo largo de su conf¨ªn septentrional.
En la carta que la pasada primavera envi¨® a Chadli Klibi, secretario general de la Liga ?rabe, para informarle de la decisi¨®n de principio de Espa?a de intercambiar embajadores con Israel, el presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, dej¨® bien claro que "el establecimiento de relaciones ( ... ) no significa un apoyo a la pol¨ªtica interna o externa de ese pa¨ªs"."La flagrante anormalidad de la inexistencia de relaciones diplom¨¢ticas con Israel ser¨¢ corregida en el momento en que Espa?a lo considere oportuno y conveniente, sin detenerse ante posibles presiones en un sentido o en otro", se?al¨® Gonz¨¢lez en su carta.
Desde que en 1967 acept¨® la famosa resoluci¨®n 242 del Consejo de Seguridad de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas -que concede a Israel el derecho a disponer de fronteras seguras, pero le pide tambi¨¦n que se retire de los territorios conquistados durante la guerra de los seis d¨ªas-, Espa?a reconoce de facto al Estado jud¨ªo, aunque rechaza su ocupaci¨®n de tierras ¨¢rabes a partir de ese a?o.
Apego a la resoluci¨®n 242
Preguntado precisamente, durante la conferencia de prensa conjunta que el pasado mes de septiembre dio con su hom¨®logo egipcio, Esmat Abdel Meguid, sobre si el Israel, con el que se dispon¨ªa a entablar relaciones, era el de 1948, 1967, 1973 o 1982, el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez reiter¨® solemnemente el apego de Espa?a a la resoluci¨®n 242 y tambi¨¦n a la 338, que en 1973 desarroll¨® y detall¨® la primera.
M¨¢s concretamente, el jefe de la diplomacia espa?ola afirm¨®, como lo confirma el comunicado com¨²n publicado ayer en La Haya, que la futura Embajada de Espa?a "no estar¨¢ en Jerusal¨¦n", sino en Tel Aviv, donde est¨¢n tambi¨¦n ubicadas las representaciones diplom¨¢ticas de casi todos los pa¨ªses que mantienen relaciones con el Estado fundado en 1948 por David Ben Guri¨®n.
Incluso la de Estados Unidos est¨¢ situada en esa gran ciudad costera que es Tel Aviv, a pesar de las presiones ejercidas por el lobby jud¨ªo norteamericano para conseguir su traslado a la Ciudad Santa, lo que explicar¨ªa un reconocimiento de hecho de la anexi¨®n de su sector ¨¢rabe por Israel en el verano de 1981.
S¨®lo dos pa¨ªses de Centroam¨¦rica -Costa Rica y El Salvador- consideran a Jerusal¨¦n como la capital de Israel para, probablemente, saldar as¨ª su deuda con el Estado jud¨ªo, que les brinda una apreciable ayuda militar.
Ambos han transferido, por tanto, en abril de 1984, sus embajadas a esta ciudad, lo que provoc¨® una airada r¨¦plica ¨¢rabe y hasta el moderado Gobierno de El Cairo rompi¨® entonces relaciones diplom¨¢ticas con San Jos¨¦ y San Salvador. [Err¨®neamente, en el mapa publicado el viernes 17 en la p¨¢gina 17 se afirmaba que Honduras tambi¨¦n ten¨ªa embajada en Jerusal¨¦n, cuando lo cierto es que el embajador reside en Tel Aviv.]
Adem¨¢s de no aceptar la soberan¨ªa israel¨ª sobre el Jerusal¨¦n oriental, Madrid tambi¨¦n rechaza su anexi¨®n del Gol¨¢n, aprobada por la Kneset (Parlamento) en diciembre de 1981, aprovechando la confusi¨®n internacional provocada por el golpe de Estado en Polonia, y en m¨¢s de una ocasi¨®n el entonces representante espa?ol ante las Naciones Unidas, Jaime de Pini¨¦s, conden¨® con su voto esta decisi¨®n.
Denuncia de la invasi¨®n
La denuncia de la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano fue tambi¨¦n una constante de la pol¨ªtica exterior espa?ola, hasta el punto de que, con su colega jordano en las Naciones Unidas, Jaime de Pini¨¦s redact¨® en junio de 1982 la primera resoluci¨®n aprobada por el Consejo de Seguridad exigiendo a Tel Aviv que retirase a su Ej¨¦rcito de su vecino del Norte, lo que no ha acabado de hacer.
Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno, lleg¨® incluso a condicionar, en declaraciones hechas a la Prensa a principios de 1984, el reconocimiento al repliegue de las tropas israel¨ªes; pero despu¨¦s el Ejecutivo espa?ol suaviz¨® paulatinamente su postura, en el deseo de que, como hab¨ªa dicho Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, el establecimiento de relaciones "contribuya a promover la distensi¨®n en el ¨¢rea" de Oriente Pr¨®ximo.
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