El r¨¦gimen del presidente Duvalier decreta el toque de queda en Cabo Haitiano, la segunda ciudad del pa¨ªs
ENVIADO ESPECIAL La situaci¨®n permanece tensa en Hait¨ª tras los incidentes del viernes, que costaron la vida a un n¨²mero no determinado de personas -tal vez varias decenas-, seguidos de acciones de pillaje e incendios en la capital y otras ciudades. El portavoz del Gobierno, Guy Meller, convoc¨® ayer a la Prensa extranjera para comunicar la orden del Ministerio del Interior de que los periodistas no pueden abandonar la capital hacia el interior. "Es una orden temporal, porque no se puede garantizar la seguridad. Es m¨¢s bien una recomendaci¨®n" declar¨® una fuente del Ministerio de Informaci¨®n. El r¨¦gimen del presidente Jean Claude Duvalier implant¨® ayer el toque de queda en la segunda ciudad del pa¨ªs, Cabo Haitiano, a 260 kil¨®metros de la capital.
El miedo por la propia seguridad se extiende entre los extranjeros residentes en Hait¨ª, donde la fuente de informaci¨®n m¨¢s difundida es el llamado telediol -es decir, la comunicaci¨®n directa entre la gente-, despu¨¦s de que las emisoras independientes de oposici¨®n fueran clausuradas por el Gobierno.A la llegada al pa¨ªs, todo parece normal. En la misma pista del aeropuerto, tres m¨²sicos ataviados con trajes t¨ªpicos golpean los tambores y agitan las maracas. En el sombrero llevan el indicativo de un club de vacaciones franc¨¦s que tiene sus instalaciones a unos 100 kil¨®metros de Puerto Pr¨ªncipe. Desde la pared de la sala de entrada al aeropuerto, los retratos de pap¨¢ Doc, el fundador del r¨¦gimen duvalierista, y de la sonriente pareja presidencial contemplan a los que llegan. El s¨¢bado por la tarde era una aut¨¦ntica invasi¨®n de periodistas procedentes de Miami, entre los que se intercalaba alg¨²n que otro ciudadano haitiano.
Un recorrido por las calles de la capital marca en seguida la diferencia. Se palpa la tensi¨®n y el miedo. Hacia la medianoche del s¨¢bado, las calles s¨®lo estaban ocupadas por algunos coches llenos de tontons macoutes (guardia pretoriana del presidente), quienes circulaban armados con sus viejos fusiles, que asomaban sin el menor pudor por las ventanillas de sus autom¨®viles. Espor¨¢dicamente se escuchaban r¨¢fagas de metralleta, pero, seg¨²n fue posible comprobar, se trataba de elementos policiales que disparaban al aire, quiz¨¢ con ¨¢nimo de intimidar a la poblaci¨®n. Los ¨²nicos que no parec¨ªan tener miedo eran peque?os grupos de borrachines aislados que consum¨ªan alcohol en algunas esquinas.
La vecina ciudad de Petion-Ville, en la monta?a, a nueve kil¨®metros de la capital, estaba casi muerta el s¨¢bado por la noche. El lugar de residencia de la burgues¨ªa y de los extranjeros blancos suele estar animado con bullicio y movimiento en torno a los restaurantes y bares. El s¨¢bado, casi todos los locales estaban cerrados y s¨®lo algunos blancos tomaban copas o cenaban en uno de los pocos locales abiertos.
Ayer, el repugnante mercado al aire libre de Puerto Pr¨ªncipe funcionaba. Mujeres en cuclillas luchaban para espantar las moscas que se abalanzaban sobre pingajos de carne en venta. Por todo el barrio se extend¨ªa el hedor insoportable de excrementos al aire libre, consecuencia de la falta de alcantarillado.
El Ej¨¦rcito estaba presente en la zona vecina al mercado de donde surgieron los disturbios del viernes en la capital. Los soldados aparec¨ªan visiblemente nerviosos.
No se ha determinado con exactitud el n¨²mero de muertos en los disturbios del viernes. En el hospital universitario de Puerto Pr¨ªncipe ingresaron decenas de heridos. "M¨¢s de la mitad eran de bala", declar¨® a este peri¨®dico un testigo presencial que vio tres cad¨¢veres; uno de ellos, muerto por una r¨¢faga. Muchos de los heridos hab¨ªan sufrido golpes de machete. El s¨¢bado permanec¨ªan todav¨ªa internados all¨ª 40 heridos. En el dep¨®sito de cad¨¢veres del hospital funcionaba s¨®lo uno de los dos generadores del frigor¨ªfico, lo que permite deducir que el m¨¢ximo de cad¨¢veres almacenados era de 30.
Hospitales abarrotados
A lo largo del viernes llegaron a Puerto Pr¨ªncipe ambulancias con heridos procedentes de otras zonas. De la ciudad de Saint Marc, a 100 kil¨®metros de la capital, lleg¨® una ambulancia porque, seg¨²n el ch¨®fer, "all¨ª los hospitales est¨¢n abarrotados".
"La provincia es un incendio", coment¨® un joven de Moraives que reside en la capital. Sobre la situaci¨®n real en las ciudades del interior no hab¨ªa a mediod¨ªa de ayer en Puerto Pr¨ªncipe informaciones fidedignas. La prohibici¨®n de viajar al interior del pa¨ªs, comunicada a los periodistas, a?ade un elemento m¨¢s a la incertidumbre y confusi¨®n reinantes en el pa¨ªs.
Funcionarios de organizaciones internacionales residentes en Hait¨ª recibieron ¨®rdenes de permanecer en sus casas. Alg¨²n ciudadano norteamericano -que hace una semana comentaba con tranquilidad y suficiencia: "No nos va a pasar nada. Estamos a s¨®lo 200 millas (360 kil¨®metros) de Guant¨¢namo" (base norteamericana en Cuba)- ha empezado a intranquilizarse ante la recomendaci¨®n de que permanezca en su casa y acumule v¨ªveres para prevenir cualquier eventualidad.
A mediod¨ªa de ayer (hora local), fuentes del Ministerio de Informaci¨®n haitiano declararon a este peri¨®dico que no ten¨ªan noticias de disturbios. "Hasta el momento", precisaron.
"No se puede decir lo que ocurrir¨¢ por la tarde, porque algunos pueden aprovechar los desfiles de carnaval para organizar manifestaciones", aclararon las mismas fuentes. Los domingos anteriores, las calles de Hait¨ª estaban llenas de participantes en los desfiles que preludian el carnaval.
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