La OTAN y el pacifismo
Son cuatro las posturas que se van formando respecto a la OTAN. La primera es la de aquellos que, con toda rotundidad, han estado y est¨¢n a favor de que Espa?a pertenezca a la OTAN. En l¨®gica conservadora, Espa?a deber¨ªa participar en lo que ellos llaman la defensa completa de Occidente. La segunda es la que hace del asunto decisi¨®n gubernamental, oscureciendo, para ello, lo que la OTAN significa. Es, naturalmente, la postura del Gobierno. De esta manera se intenta mostrar que OTAN y Gobierno son dos cosas distintas, siendo lo conveniente seguir la doctrina gubernamental. La tercera la sostienen quienes est¨¢n en contra de la OTAN pero dicen no estar en contra del Gobierno. Es la actitud inversa a la anterior: oscurecen el problema del Gobierno fij¨¢ndose s¨®lo en la OTAN. Finalmente se encuentran los que no est¨¢n a favor de la OTAN y, en consecuencia, tampoco est¨¢n a favor del Gobierno. Para ser m¨¢s precisos: puesto que no ven c¨®mo se podr¨ªan separar ambas cuestiones, est¨¢n en contra de los dos.Ning¨²n espacio dedicar¨¦ a los primeros. Los segundos, cuantos m¨¢s argumentos creen dar m¨¢s incre¨ªbles se hacen. Pocos pensar¨¢n que su paso del no a la OTAN al s¨ª a la OTAN sea fruto de una profund¨ªsima reflexi¨®n o de un audaz acto de estrategia pol¨ªtica. Lo que se piensa es que se hacen eco de los que mandan en Am¨¦rica, en Europa y en Espa?a. Llamar a eso habilidad pol¨ªtica es como llamar a la esclavitud se?or¨ªo ("propio del siervo es no decir lo que se piensa"). Y si se insiste en que la OTAN no lesiona soberan¨ªa alguna, ?por qu¨¦ no nos sorprenden con una lecci¨®n de soberan¨ªa cumpliendo su programa? Si se responde que han conseguido, por fin, evidencia de que la independencia no sale da?ada y s¨ª los intereses nacionales, no se hace sino explicar oscurum per oscurius. ?No es, por cierto, de un nacionalismo burdo anteponer a los intereses de partido -supuestamente ideol¨®gicos- los intereses espa?oles (aparentemente espa?oles, pero realmente americanos)?
Menos galante ha sido el partido con los intereses y la soberan¨ªa personales de sus militantes. Causa estupor contemplar c¨®mo aquellas corrientes, j¨®venes o trabajadores que se diferenciaban precisamente por su oposici¨®n a la OTAN son, ahora, un simple fleco de un partido que, te¨®ricamente, se habr¨ªa sacrificado a lo "nacional".
Pero es que, adem¨¢s, ?c¨®mo se puede afirmar sin rubor que la OTAN no corta de cuajo cualquier proyecto m¨ªnimamente progresista? ?No es ya una broma la misma pregunta? De ah¨ª que los pronunciamientos que dentro de esta tendencia se han hecho en pro de la permanencia de Espa?a en la OTAN sean de una trivialidad que esconde el descaro o de una palabrer¨ªa que aturde por lo forzada.
El ¨²nico resquicio que le quedar¨ªa a esta postura es el de se?alar que nosotros, en verdad, estamos ya dentro de la defensa militar occidental desde hace tiempo; concretamente, desde que dependemos militarmente de EE UU. Efectivamente, y es responsabilidad de todos aquellos que en su momento no lo denunciaron, o lo postergaron posteriormente, que tal situaci¨®n se d¨¦. Pero si lo aceptan como hecho incuestionable y, al mismo tiempo, no quieren dejar de ser actores en la escena universal, lo l¨®gico es que pidan que Espa?a se convierta en un Estado m¨¢s de EE UU. La influencia, as¨ª, ser¨ªa m¨¢xima.
Est¨¢n, en tercer lugar, los que se enfrentan a la OTAN, dan una serie adecuada de razones para ello, pero no van, dicen, contra el Gobierno. Ser¨ªa interesante saber, antes que nada, si ese no ir en contra es estar a favor y, en su caso, a favor de qu¨¦. (Pues no
Pasa a la p¨¢gina 12
La OTAN y el pacifismo
Viene de la p¨¢gina 11
creo que est¨¦n a favor, digamos, de la pol¨ªtica de empleo o de la ley antiterrorista.) Es loable, sin duda, que se quiera unir a la mayor cantidad de gente posible que considere no ya un peligro, sino una aut¨¦ntica aberraci¨®n, estar en la OTAN. Como comprensible es una insistencia tal en la urgencia OTAN que todo el resto pase a segundo plano.
De cualquier forma, hay un par de aspectos que dif¨ªcilmente se pueden dejar de lado. El primero es el de si se cree o no que en un an¨¢lisis m¨¢s serio dicha diferenciaci¨®n sea posible. Porque si el acuerdo con el Gobierno es meramente ficticio, y el refer¨¦ndum, puramente coyuntural (y coyuntural es, obviamente, el refer¨¦ndum, no el movimiento pacifista), se cae en el error que se est¨¢ combatiendo y que no es otro, en este caso, sino el de malinformar a la gente. Y para informar bien hay que decir lo que se piensa. En segundo lugar, si se cree realmente que se puede separar la OTAN del Gobierno, ser¨ªa bueno que se explicara c¨®mo. A m¨ª me parece imposible. Pero a los que les resulte posible, que nos aclaren c¨®mo una decisi¨®n tan trascendental nada tiene que ver con quien la toma. Es como decir que se tiene una excelente salud, s¨®lo que la enfermedad es incurable. Por si fuera poco, el mismo Gobierno se encarga -contradici¨¦ndose una vez m¨¢s- de eliminar cualquier separaci¨®n: la OTAN es indivisible de la idea de Europa que se ha hecho.
El problema es, sin duda, fundamentalmente pol¨ªtico. Por eso la ¨²ltima postura no se limita a aprovechar la ocasi¨®n para atacar al Gobierno o para fortalecerse electoralmente. Esta corriente est¨¢ convencida de que nos jugamos todo un modo de ser europeos, que no es el de la OTAN, y cree que es una desgracia que se opte por una idea de Europa mala y sin retorno. Aqu¨ª valdr¨ªa parodiar la apuesta de Pascal: "Entrando, perdemos casi todo y casi nada ganamos. Saliendo, poco perdemos y mucho podemos ganar".
Esta postura, en suma, est¨¢ a favor de muchas cosas, y por eso est¨¢ en contra de la OTAN. Est¨¢, ante todo, a favor de la paz y de la soberan¨ªa popular. Lo dice, trata de explicarlo, y el resto ser¨¢ consecuencia. Mientras tanto no olvida que decir no ser¨ªa un espl¨¦ndida ocasi¨®n para, al menos una vez, sentirse soberanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.