C¨¢rceles
La informaci¨®n dada por EL PA?S el pasado domingo 2 de febrero, acerca de la presente huelga de presos en reivindicaci¨®n de unas medidas de reinserci¨®n semejantes a las de los presos de organizaciones terroristas, es tan parcial, escasa y limitada a la fr¨ªa estad¨ªstica num¨¦rica y a las afirmaciones del se?or M¨¢rquez, director general de Instituciones Penitenciarias, que a los preocupados por la situaci¨®n en las c¨¢rceles nos deja desinformados y molestos debido a tanta objetividad y asepsia unilateral. Lo mismo dir¨ªamos si s¨®lo se nos diera el punto de vista de los reclusos. Pero no es este el caso: sus opiniones y las de sus familiares y amigos son cuidadosamente ignoradas.El lavado de manos a lo Pilatos del se?or M¨¢rquez, cuando dice: "Se trata de una protesta social que nada tiene que ver con las instituciones penitenciarias en s¨ª", nos deja perplejos. ?Tendr¨¢ que ver con los ciclos del cometa Halley?
Sigue diciendo este se?or: "Los presos comunes tienen a su alcance todas las medidas de reinserci¨®n social que ofrece el propio sistema penitenciario". Efectivamente, nadie le rebatir¨ªa tama?a verdad. Por eso no disminuye el grado de reincidentes, sino que quien pasa por una c¨¢rcel sale de ella con un bagaje de conocimientos delictivos muy superior al que ten¨ªa cuando lleg¨®. Como dice E. S¨¢nchez, que alguna experiencia tiene en estas l¨ªdes, "el preso que sale rehabilitado despu¨¦s de cumplir su condena, lo hace a pesar del sistema penitenciario".
Por otra parte, a todos nos consta que los presos comunes son quienes sufren con mayor severidad los rigores del reglamento penitenciario y las arbitrariedades de su aplicaci¨®n, por cuanto se trata de un colectivo que carece de los medios intelectuales que poseen los llamados presos terroristas para exigir sus derechos.
Lleva raz¨®n el se?or M¨¢rquez cuando opina m¨¢s adelante que es "l¨ªcita esa aspiraci¨®n de los presos; la aspiraci¨®n en s¨ª, no las protestas", aunque hoy los indultos no tienen raz¨®n de ser, "ya que el C¨®digo Penal no tiene la crudeza del pasado y no hay condenas tan severas". Tampoco a los obreros se les deber¨ªa permitir m¨¢s mejoras porque ya no viven en la miseria de hace a?os, ni las mujeres precisamos de mayor igualdad como personas desde que votamos y podemos competir con el compa?ero el fregado de platos.
Y para el caso de los que a¨²n tenemos por ah¨ª pendiente alguna l¨ªcita aspiraci¨®n, lo mejor ser¨ªa que el Estado benefactor nos proveyera de un muro de las lamentaciones semejante al de los jud¨ªos, tan de moda ¨²ltimamente, para suprimir molestas protestas que tanto deterioran la est¨¦tica ?social o socialista?-
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