EE UU, convencido de que Marcos ha sido derrotado
Estados Unidos pidi¨® ayer a Marcos que negocie con la oposici¨®n un Gobierno viable para evitar el caos en Filipinas. La eventualidad de que Marcos se convierta en un segundo Duvalier o, lo que ser¨ªa a¨²n peor para Estados Unidos, en una repetici¨®n del sha de Ir¨¢n, provoca serios temores en Washington, donde la Adm¨ªnistraci¨®n est¨¢ convencida de que Coraz¨®n Aquino ha ganado las elecciones. El presidente mantiene silencio sobre los comicios y no habr¨¢ ning¨²n pronunciamiento oficial hasta que hoy reciba a la comisi¨®n de congresistas que ha asistido a la votaci¨®n -a la que han calificado de "manipulada y fraudulenta"- y se dirija al pa¨ªs en una conferencia de prensa.
Algunos congresistas y comentaristas de prensa afirman que lo que tiene que hacer EE UU es "enviar un avi¨®n para sacar a Marcos del pa¨ªs". "El resultado no est¨¢ a¨²n claro, y no tenemos todav¨ªa todos los datos. Estamos preocupados por los informes de violencia y fraude", se limit¨® a afirmar ayer el portavoz presidencial, Larry Speakes.La Administraci¨®n envi¨® ayer, sin embargo, el siguiente mensaje a Manila: que los partidarios de Aquino trabajen con Marcos para formar un Gobierno viable, sin acudir a la violencia. No se trata de la sugerencia de un Gobierno de coalici¨®n, sino de decirle a Marcos que no tiene m¨¢s remedio que tener en cuenta la realidad y negociar con la oposici¨®n.
Amenaza de guerra civil
La presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica mundial y la amenaza de una guerra civil podr¨ªan hacer reconsiderar a Marcos su intento de aferrarse a la presidencia, confiaron fuentes gubernamentales. El todav¨ªa presidente filipino, desafiante, afirm¨® el domingo en la televisi¨®n norteamericana que tiene un mandato para seis a?os m¨¢s, y sugiri¨® que, si a EE UU no le gusta el resultado electoral, ¨¦l podr¨ªa buscar un modus vivendi con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Washington est¨¢ tratando tambi¨¦n de que Cory Aquino no cumpla con su promesa de convocar manifestaciones de protesta contra el robo de la elecci¨®n por parte de Marcos.
El presidente Reagan, enfrentado al mayor problema internacional de su presidencia, duda sobre qu¨¦ hacer para defender los intereses estrat¨¦gicos de EE UU en Asia, amenazados por la decisi¨®n de Marcos de aferrarse al poder. Pero, al mismo tiempo, la necesidad de contener la rebeli¨®n comunista en Filipinas -el objetivo prioritario de Washington- hace que sectores de la Administraci¨®n norteamericana desconfien de un nuevo r¨¦gimen encabezado por Coraz¨®n Aquino, y prefieran sostener a¨²n al viejo amigo y aliado. Aun as¨ª, un alto funcionario coment¨® este fin de semana que "si Coraz¨®n Aquino gana, las cosas pueden empeorar, pero tambi¨¦n mejorar; por el contrario, si triunfa Marcos, la situaci¨®n s¨®lo puede agravarse".
La abrumadora atenci¨®n prestada por las televisiones norteamericanas a las elecciones, que han sido seguidas en este pa¨ªs minuciosamente en directo desde hace semanas, y la decisi¨®n personal del presidente Reagan de enviar una comisi¨®n parlamentaria de seguimiento de la votaci¨®n filipina hacen a¨²n m¨¢s dificil la salida para la Administraci¨®n.
La opini¨®n p¨²blica ha podido ver el alto nivel de violencia, fraude e intimidaci¨®n en que se ha desarrollado el proceso, que ha hecho decir a un funcionario del Departamento de Estado norteamericano: "Estamos disgustados, pasmados y consternados". Si se hubiera contado limpiamente, piensa el citado departamento, Coraz¨®n Aquino obtendr¨ªa el 65% de los votos. Pero la Casa Blanca ha ordenado que se mantenga el silencio oficial mientras medita una respuesta, que comenz¨® a prepararse el domingo en reuniones de emergencia celebradas por altos cargos del Pent¨¢gono, la Casa Blanca y el Departamento de Estado.
Reagan pidi¨® el pasado 30 de enero unas elecciones con credibilidad y, a cambio, prometi¨® un aumento sustancial de la ayuda militar y econ¨®mica a Filipinas, para que, "sea quien sea el elegido", inicie profundas reformas.
Para Estados Unidos, el resultado del voto ha originado la peor situaci¨®n posible. Las elecciones, convocadas por el presidente Marcos bajo presi¨®n norteamericana para demostrar que a¨²n s¨ªgue siendo el hombre fuerte e indispensable para gobernar su pa¨ªs, han ofrecido el peor resultado. La Administraci¨®n confiaba en una clara victoria del actual presidente en unos comicios relativamente limpios, que servir¨ªa para ir preparando la transici¨®n de la era Marcos, que ya se da por concluida, mediante una posible cesi¨®n de poderes en un vicepresidente, ante la certeza de que el debilitado jefe del Estado no ser¨ªa capaz de concluir su mandato. Marcos se vena asi presionado a realizar las reformas econ¨®micas, pol¨ªticas y militares que exige Estados Unidos. Por el contrario, el resultado es una elecci¨®n sin ganador cierto y un Marcos m¨¢s d¨¦bil que nunca para enfrentarse con la rebeli¨®n comunista del Nuevo Ej¨¦rcito del Pueblo. Para Estados Unidos, lo esencial ahora es el nacimiento de un Gobierno fuerte que pueda enfrentarse sobre todo con la insurgencia guerrillera.
S¨®lo con un Ejecutivo s¨®lido en Manila, Washington podr¨ªa seguir manteniendo en Filipinas las bases m¨¢s importantes que tiene en el mundo, la naval de Subic Bay y la a¨¦rea de Clark. Estas instalaciones son, seg¨²n el Pent¨¢gono, irreemplazables.
El castigo del Congreso
La Casa Blanca ha anunciado. tambi¨¦n que no cortar¨¢ la ayuda a Filipinas porque esa no es su forma de hacer las cosas. Sin embargo, el Congreso, cuya irritaci¨®n contra la corrupci¨®n de Marcos ya fue manifestada antes de las elecciones, utilizar¨¢ el arma de la ayuda -184 millones de d¨®lares este a?o y 228 millones solicitados para el a?o fiscal 1987- para castigar al presidente filipino.
La ayuda ser¨¢ reconsiderada, advirti¨® ayer el congresista Stephen Solarz, presidente del subcomit¨¦ de la C¨¢mara de Representantes encargado de Filipinas. Para Solarz, si la elecci¨®n presidencial es, simplemente, robada y no se tiene en cuenta la voluntad popular, Filipinas puede verse arrastrada al umbral de una guerra civil.
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