Campa?a virulenta
Se ha desatado una-virulenta campa?a en los medios de comunciaci¨®n social y en la calle contra la ley de atribuciones de las ingenier¨ªas t¨¦cnicas, acus¨¢ndola con los m¨¢s torcidos ep¨ªtetos y esgrimiendo contra ella t¨®picos demag¨®gicos. La opini¨®n p¨²blica tiene derecho a saber: 1. Desde el a?o 1964, la ley de Reordenaci¨®n de las Ense?anzas T¨¦cnicas establece el t¨ªtulo de in geniero t¨¦cnicos como un escal¨®n de ingenier¨ªa absolutamente inde pendiente y con plenitud de facul tades dentro del ¨¢mbito de su es pecialidad, lo que le diferencia de un ingeniero superior cuya pleni tud es, adem¨¢s ', generalista para todo el ¨¢mbito profesional y llega, a veces, a permitirle proyectar en campos que caen bajo el ¨¢rea propia de otra ingenier¨ªa. 2. La ley orden¨® al Ejecutivo que en seis meses procediera a regular esas atribuciones mediante decretos de cada ministerio implicado seg¨²n las distintas -ingenier¨ªas. El Gobierno se permiti¨® demorar su obligaci¨®n hasta el a?o 1971, promulgando unos decretos insuficientes por no contemplar la actividad que es consustancial con la profesi¨®n de ingeniero, esto es, proyectar. As¨ª., se cometi¨® el primer fraude y desv¨ªo de poder contra las ingenier¨ªas t¨¦cnicas.
3. Como consecuencia de los re cursos entablados'contra diversos decretos, y contra la aplicaci¨®n de formada de los mismos, declaran do a voluntad de la, Administra ci¨®n la inciompetencia de nuestros profesionales, , el Tribunal Supremo ha fallado hasta la saciedad reconociendo los principios de independencia y de plenitud de facultades dentro del ¨¢mbito de cada especialidad.
4. Este resultado provoc¨® que sucesivos Gobiernos democr¨¢ticos pusieran manos a la obra de restablecer el derecho y la justicia defendiendo simplemente lo que es verdad incuestionable: la capacidad de proyectar que nuestros titulados tienen demostrada de la forma m¨¢s fehaciente, redactando y ejecutando proyectos, que en unos casos firman ellos y en otros (seg¨²n la ventanilla) tienen que dar a firmar a titulados superiores, quienes reconocen la bondad y calidad del mismo y quienes, en su caso, aceptan la participaci¨®n econ¨®mica en unos honorarios que no han trabajado.
Ahora que un Gobiereno, que se abandera con la justicia y ostenta la honradez en su escudo de armas electorales, decide restablecer la verdad y el derecho, un gr¨²po de personas que basan su prestigio en el usufructo vitalicio de privilegios y exclusividades se oponen ferozmente a ello.
5. Nos repugna denunciar la pobreza, la nimiedad cuando no la fragilidad, de algunos proyectos elaborados por tan capacitados titulados, pero no es necesario hacerlo, porque, desgraciadamente, ser¨¢n bastantes los ciudadanos que recordar¨¢n casos conocidos en su entorno. Afortunadamente no son mayor¨ªa, pero son suficientes para revelar que no se d
emuestra la capacidad y la competencia escud¨¢ndose tras un t¨ªtulo o tras unos montones de libros y boletines de notas, que no garantizan el sentido com¨²n, la inteligencia o la asimilaci¨®n provechosa de conocimientos, y menos a¨²n, la capacidad creadora.
6. ?D¨®nde est¨¢ establecida la exclusividad que se han arrogado y que ahora tanto les duele perder? Nosotros sabemos el fundamento. de derecho que soporta nuestras aspiraciones, pero adem¨¢s estamos dispuestos a competir limpia y noblemente en el reducido ¨¢mbito de nuestra especialidad.
No se puede seguir asfixiando a la Administraci¨®n y a la sociedad con la prepotencia de unos titulados que-se arrogan adem¨¢s la exclusividad de las jefaturas, de los puestos de decisi¨®n, y que dominan as¨ª el aparato del Estado. Esta aristocracia t¨¦cnica que hoy se alborota, rompe y rasga teme la toma de su Bastilla, la oleada de liberalismo, progreso y juventud que Espa?a y Europa necesitan, y que alborea en un horizonte esperanzado e ilusionado.-
Presidente del Consejo General de Colegios de Ingenieros T¨¦cnicos Agr¨ªcolas y Peritos Agr¨ªcolas de Espa?a. .
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