Por la senda de nirvana
LA INDIA es la tierra de los l¨ªderes religiosos. Los mayores asesinatos pol¨ªticos han sido motivados por razones de ese tipo. Un 83% de la poblaci¨®n india se considera hind¨². Pero est¨¢ muy lejos de ser una religi¨®n institucionalizada. Las escrituras hinduistas exaltan los infinitos modos de llegar a Dios. Esta misma variedad de caminos para llegar a la paz interior es la que tienta a tantos j¨®venes europeos y americanos, que se apasionan con aspectos parciales del hinduismo y el budismo. Es una religi¨®n ajena a cualquier forma de proselitismo: no forma parte de su propia fe.Todas las confesiones cristianas s¨®lo llegan al 2,6% de los 750 millones de esa naci¨®n variopinta y con la magnitud de un continente. Los mismos cat¨®licos se dividen en tres ritos diferentes, con 109 di¨®cesis, de las que 19 conservan la antigua liturgia malabar. Estos datos pueden explicar las razones de porqu¨¦ Juan Pablo II ha visitado varias veces ?frica y las Am¨¦ricas, e incluso se acerc¨® al Extremo Oriente, antes de besar "la tierra de la espiritualidad".
El jefe de una religi¨®n de 800 millones de fieles se ha presentado all¨ª como un l¨ªder m¨¢s entre las religiones minoritarias. Bajo el eslogan de la unidad y la paz, ha recorrido en 10 d¨ªas 20.000 kil¨®metros, dando preferencia al di¨¢logo interreligioso. Ha salpicado sus discursos de citas de Rabindranath Tagore y de Mahatma Gandhi. Ha llevado sobre sus hombros el chal sij, s¨ªmbolo de autoridad, impuesto por el l¨ªder hind¨² Swaminathan, y en el Rajaja Hall, de Madr¨¢s, celebr¨® un acto de oraci¨®n con 2.000 representantes de todas las religiones. En este mismo marco se ha entrevistado con personalidades religiosas de rango internacional, como el exiliado Dalai Lama; el primado de la Iglesia anglicana, doctor Runcie, y ha visitado el templo del dolor, donde los monjes de la diosa Kali acogieron en 1946 a la madre Teresa. En la regi¨®n de Bengala, a orillas del sagrado Ganges, en el encuentro con los dirigentes de otras religiones, insisti¨® sobre la necesidad de un di¨¢logo entre filosof¨ªas y tradiciones religiosas.
Al d¨ªa siguiente de su llegada, en el estadio Indira Gandhi, celebr¨® un encuentro con m¨¢s de 25.000 j¨®venes, en el que tomaron la palabra un hinduista, un musulm¨¢n, un sij y una pareja de j¨®venes cat¨®licos. All¨ª abund¨® "en la exigencia de que todas las religiones colaboren por la causa de la humanidad en la ¨®ptica de la naturaleza espiritual del hombre". A los periodistas que le acompa?aban en el avi¨®n, les dijo que iba a la India para conseguir que la Iglesia cat¨®lica de aquel pa¨ªs se abriera al di¨¢logo con las grandes religiones. Esta colaboraci¨®n entre hind¨²es y cristianos es vital para la India en su proceso de modernizaci¨®n. El proselitismo cristiano comporta rasgos culturales europeos que el hinduismo rechaza, porque desaf¨ªa los estratos m¨¢s profundos de unas creencias religiosas en posesi¨®n pac¨ªfica de un nirvana milenario. Ver al Papa convertido en el jefe de una secta m¨¢s en aquel pi¨¦lgao de espiritualidad profunda es un buen motivo de reflexi¨®n para los cat¨®licos. La misma que conduce hacia la relatividad del ser y del saber, el camino de la duda, y de la b¨²squeda, que huye de concepciones dogm¨¢ticas, y mezcla a veces, sin renegar de ello, religi¨®n y magia en un mundo un¨ªvoco de angustias para el hombre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.