Catalu?a y la pol¨ªtica del PSOE
Da la impresi¨®n de que ciertos sectores de la izquierda catalana teorizan de forma catastrofista sobre lo que est¨¢ sucediendo aqu¨ª. El an¨¢lisis que hacen es, a mi entender, exagerado y de car¨¢cter superestructural. Es un an¨¢lisis que parece m¨¢s basado en la Catalu?a que pudo haber sido y no fue que en lo que es realmente en la actualidad y en su proyecci¨®n de futuro. Es un an¨¢lisis que no baja al ruedo y, por tanto, impide ver las novedades que est¨¢n ocurriendo y, en base a ello, sacar conclusiones.Existe, ciertamente, una crisis catalana, que arranca de la crisis econ¨®mica y de las mutaciones que se han operado en la sociedad. Una crisis econ¨®mica y de cambios que no analiza la izquierda real ni tampoco los diversos clubes que en los ¨²ltimos tiempos se han ido configurando y que precisamente son los que ponen los acentos m¨¢s negros sobre la crisis catalana.
M¨¢s de medio mill¨®n de desocupados, con tasas de paro de larga duraci¨®n (en ocasiones, el doble de Europa); niveles de cobertura situados en el 31% y el mayor volumen de paro juvenil; descenso de los indicadores salariales de cuatro puntos en la ganancia por hora trabajada, que se sit¨²a en 1985 en el 11,4%, frente al 15,4%. de hace tres a?os; bolsas de pobreza que son la actualizaci¨®n del cervantino patio de Monipodio... son algunos de los aspectos homologados a la crisis del conjunto de Espa?a. Tiene, como puede verse, un origen central, que responde a la pol¨ªtica del PSOE. Este origen y esta responsabilidad no parecen entenderlos alg¨²n que otro club o asociaci¨®n de nueva configuraci¨®n. Lo que s¨ª ocurre es que, aunque el epicentro de estos problemas est¨¢ fuera de Catalu?a, afecta profundamente a casa nostra.
Existe tambi¨¦n una crisis cultural que nace aqu¨ª y aqu¨ª se desarrolla. Catalu?a ha dejado de ser el recept¨¢culo de los vientos m¨¢s diversos, y se est¨¢ operando una especie de contrarreforma cultural en relaci¨®n a los primeros a?os de la transici¨®n pol¨ªtica. Parece que estamos en un contexto provinciano, con ciertos ribetes chovinistas y aldeanos que tienen una repercusi¨®n muy negativa en determinados y amplios sectores castellanohablantes, que se alejan del hecho nacional catal¨¢n.
Aqu¨ª, obviamente, la responsabilidad est¨¢ en Converg¨¦ncia i Uni¨®. Y existe, por ¨²ltimo, una crisis de formas de gobierno y administraci¨®n (ora en la auton¨®mica, ora en algunos ayuntamientos) de evidente alejamiento de las necesidades reales de las masas tanto en la satisfacci¨®n de la demanda social como de la participaci¨®n democr¨¢tica.
Es cierta, pues, esa afirmaci¨®n que parece haber hecho un determinado colectivo: "La crisis catalana no es s¨®lo electoral". Sin embargo, parece que el enfoque que ciertos sectores de la izquierda catalana dan a la crisis olvida algo muy importante: el comportamiento de las masas. En los ¨²ltimos tiempos se han sucedido diversos momentos de gran importancia y que no han merecido atenci¨®n de los que reflexionan sobre la crisis catalana.
Primero se han realizado huelgas generales como la que se opuso a la ley de pensiones, la de los trabajadores de sanidad y la de los mineros; segundo, en los ¨²ltimos tres meses se han celebrado diariamente tres elecciones sindicales (la mitad de ellas de primera celebraci¨®n); tercero, las importantes movilizaciones contra la OTAN, con una participaci¨®n muy destacada de j¨®venes, y cuarto, las movilizaciones por un derecho civil tan importante como es el tema del aborto. La reacci¨®n de las masas, que ha estado en ayunas de reflexi¨®n, est¨¢ ah¨ª e indica las enormes potencialidades de muy amplios sectores catalanes que conviene retener. Sin embargo, es l¨®gico que un sector de la izquierda se abstenga de publicar estos elementos. La raz¨®n es sencilla: estos datos apuntan al coraz¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica, social y de libertades que aplica el PSOE. Pero no es comprensible la precariedad de reflexi¨®n de la izquierda real.
Desconocimiento de la sociedad
La crisis de la izquierda catalana es ante todo de desconocimiento de la sociedad y de las profundas mutaciones que se han operado en ella. S¨®lo en la provincia de Barcelona el sector primario, que en 1969 era del 12%, ahora representa el 2,01%; el secundario (49,5%) ha descendido al 38,1 %, y el terciario (38,1 %) ha aumentado en los ¨²ltimos tiempos 10,5 puntos. Conviene repasar otro dato: el ¨ªndice de dependencia poblacional de las mal llamadas clases pasivas, que en 1970 era del 15,3%, fue en 1981 del orden del 17%. Datos de evidente inter¨¦s para, por ejemplo, merecer una propuesta de izquierdas en relaci¨®n al welrare. Pero, evidentemente, hay m¨¢s cosas: son las profundas transformaciones de la maquinaria, de la composici¨®n del capital, de la pol¨ªtica de inversiones de sectores como el textil o el qu¨ªmico y de empresas como Seat, Maquinista, Piher, Vanguard, Telesincro, Bertrand y Serra, por poner los ejemplos m¨¢s evidentes y nuevos. Todo ello est¨¢ teniendo repercusiones contundentes en c¨®mo se trabaja o no se trabaja, c¨®mo se consume o no se consume, c¨®mo se estudia o no se estudia en Catalu?a, qu¨¦ sanidad existe o no existe en Catalu?a.
S¨®lo a trav¨¦s de un an¨¢lisis de la realidad que parta de esos elementos, es decir, conociendo la fotograf¨ªa social, puede la izquierda real salir del pantano. Este m¨¦todo parece no gustar a los amantes de la pol¨ªtica de sal¨®n o a los partidarios de los dramas de capa y espada, pero podr¨ªa ser el m¨¢s v¨¢lido, porque parte de la realidad de c¨®mo son y desean ser nuestras gentes. O, expresado en palabras del renacentista Juan de Mena: "Los fechos sigamos, non los ag¨¹eros".
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