Mister Corazones Solitarios
Los soci¨®logos de la alimentaci¨®n, m¨¢s que los del medio, tendr¨¢n respuestas para explicar por qu¨¦ los jugos g¨¢stricos del espa?ol se adaptan tan bien despu¨¦s de la comida a estas series norteamericanas de lujosa pasi¨®n. Hubo un tiempo en que la sobremesa se amenizaba con novelas de producci¨®n propia, pero TVE encuentra m¨¢s sano o m¨¢s barato programar a estas horas el drama norteamericano. ?Ser¨¢ que la distanciaci¨®n es el olvido, y nuestra digesti¨®n transcurre sin acidez ni cortes mir¨¢ndonos en un espejo de colores intensos pero remotos?En busca de amores perdidos, la sucesora de Falcon Crest, pertenece al g¨¦nero rom¨¢ntico de episodios aut¨®nomos y no al de familias y dinast¨ªas en feroz lucha intema. Es decir, a la vista del primer cap¨ªtulo emitido ayer, se parece m¨¢s a Hotel que a Dallas. Una figura elegante y juvenilmente paternal -aqu¨ª, Mister Maxwell- regenta una instituci¨®n ben¨¦fica pero rabiosamente moderna en su dise?o impersonal; un albergue de la sexta felicidad para amores que no se realizaron. Cada d¨ªa pasar¨¢n por las pantallas dos casos en estricto paralelo, como los que cruzaban sus hilos en aquella otra residencia pensada para el bienestar espir¨ªtual que era Hotel.
No voy a caer en la trampa de decir que el nivel medio interpretativo, la calidad de los di¨¢logos y el no-estilo cinematogr¨¢fico de En busca de amores perdidos son ¨ªnfimos; dentro de cuatro d¨ªas mediaEspa?a tomar¨¢ el ¨²ltimo bocado del almuerzo con precipitaci¨®n para no perd¨¦rsela, y uno corre el riesgo de verse acusado de pedante. Al primer episodio de la nueva serie no le faltaron adem¨¢s ingredientes del melodrama puro -novia reencontrada despu¨¦s de 30 a?os ' millonario generoso, ni?o ahogado, marido ciego- en dosificaci¨®n perfecta. Viendo la soltura con que el realizador pasaba del tono de comedia distendida al cl¨ªmax lacrim¨®geno era irremediable pensar que los norteamericanos, en su tan criticado af¨¢n de enajenaci¨®n cultural, pueden llegar a ser hasta buenos imitadores de los mexicanos en el arte de hacer llorar al telespectador.
No cabe duda de que uno de los encantos principales de estas series de tarde reside en la repesca de viejas glorias de la pantalla grande, que disimulan sus arrugas y pr¨®tesis en la borrosa trama de las seiscientas y pico l¨ªneas televisivas. En el serial En busca de amores perdidos Tony Franciosa es el protagonista y va a ser el deus ex machina de los distintos casos planteados. Nunca fue un buen actor, aunque eficaz en los papeles de italiano duro y sudoroso, pero ahora que los a?os han suavizado sus aristas y obstruido sus poros, destaca sobre todo lo que un cr¨ªtico malicioso llam¨® "su sonrisa pronta". Este Mister Maxwell, que al perder prematuramente a su esposa se dedica a ayudar a las parejas separadas por los accidentes de la vida, no necesita m¨¢s para cumplir su cometido de ¨¢ngel.
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