La olvidada huella de B¨¦cquer en Sevilla
El Ayuntamiento de Sevilla, por primera vez, rindi¨® oficialmente homenaje la semana pasada al poeta Gustavo Adolfo B¨¦cquer, con motivo del 150? aniversario de su nacimiento, que se cumpli¨® ayer. La presentaci¨®n de un libro preparado por la profesora Isabel Rom¨¢n que recoge dos obras teatrales del autor marc¨® la fecha en la tierra natal del autor de las Rimas. La conmemoraci¨®n se inici¨® con un ciclo de conferencias. Pese a todo, casi nada tangible queda hoy en Sevilla del poeta. Los escasos recuerdos que restan en la ciudad son obra de admiradores an¨®nimos. El aprecio de los j¨®venes poetas sevillanos se centra casi por completo en Luis Cernuda, al que sin pudor se?alan como maestro indiscutible. La que por muchos a?os pas¨® por ser la casa natal del poeta result¨® ser falsa y la gente que vive en las casas que el poeta habit¨® apenas si ha concluido una primera lectura de las Rimas.
No es de extra?ar que en Sevilla, ciudad tradicional por definici¨®n, nada quede de los turbulentos tiempos de Gustavo Adolfo B¨¦cquer. La ¨¦poca conoci¨® la exclaustraci¨®n de los frailes, el bombardeo de Sevilla por un general de apellido extranjero, la epidemia de c¨®lera, la revoluci¨®n que dio al traste con Isabel II...De todas formas, Sevilla nunca puso mucho de su parte para constatar que es la ciudad natal del poeta, de lo cual dejan constancia un monumento en el parque de Mar¨ªa Luisa erigido por iniciativa de los hermanos ?lvarez Quintero, una placa conmemorativa a la puerta de cada una de las casas donde el poeta habit¨® y una l¨¢pida junto a la derruida Venta de los Gatos.
Si se esmera la b¨²squeda, se puede dar hasta con el ¨®rgano del legendario maese P¨¦rez, en la iglesia del convento de Santa In¨¦s, y con su tumba, en el pante¨®n de sevillanos ilustres de la iglesia de la Anunciaci¨®n, donde el poeta reposa junto a su hermano Valeriano.
En la calle Potro, la primera del barrio de San Lorenzo por la Alameda, justo en la esquina, una placa dice que all¨ª vivi¨® Gustavo Adolfo B¨¦cquer durante dos a?os de su adolescencia, entre 1850 y 1852. La joven Mar¨ªa ?ngeles Caballero abandona un instante sus estudios de cuarto curso de historia para abrir la puerta de la casa, una t¨ªpica vivienda sevillana distribuida alrededor de un patio forrado de azulejos. "En la casa no queda nada de entonces, ha sufrido varias modificaciones y todo est¨¢ cambiado. Creo que en tiempos se hizo una divisi¨®n de la casa por la parte de atr¨¢s". Mar¨ªa ?ngeles, antes de cerrar la puerta, asegura haber le¨ªdo al poeta cuando se lo exigieron en el colegio, pero de eso hace ya algunos a?os.
La ¨²ltima casa
Igual ocurre en una de las primeras casas de la calle de Mendoza Ros, la que fue la ¨²ltima residencia sevillana de Gustavo Adolfo B¨¦cquer antes de partir hacia Madrid, a la edad de 18 a?os. Las vecinas del inmueble -desde el que se oye con toda nitidez la campana que llama a la oraci¨®n al escaso clero del papa Clemente, vecino tambi¨¦n de la calle-, una cubana consejera de belleza llamada Elva Colomar y un ama de casa, Isabel Jim¨¦nez, aseguran haber le¨ªdo alg¨²n poema de B¨¦cquer pero no guardar ninguna admiraci¨®n especial por el poeta.El edificio que ocupa el n¨²mero 29 de la calle de Jes¨²s del Gran Poder y que es ahora la cl¨ªnica Nuestra Se?ora de Ar¨¢nzazu alberg¨® en su d¨ªa al colegio San Francisco de Paula.
Antonio Quir¨®s, administrador de la cl¨ªnica, se muestra orgulloso cuando cuenta que el azulejo que preside la puerta principal del edificio est¨¢ all¨ª gracias a ¨¦l: "Cuando compramos la cl¨ªnica los alba?iles lo echaron abajo, pero hice las gestiones precisas para que se restaurara y volviera a su sitio". El azulejo en cuesti¨®n deja constancia de que por all¨ª pas¨® Gustavo Adolfo para cursar los primeros estudios de ense?anza media. Quir¨®s dice haber le¨ªdo hasta el libro de Rafael Montesinos, el gran especialista en B¨¦cquer.
De la supuesta casa natal de B¨¦cquer, n¨²mero 28 de la calle del Conde de Barajas, no queda m¨¢s que la fachada. La casa fue construida a principios de siglo por el torero Antonio Fuentes, conocido como el torero de las golondrinas por su gran admiraci¨®n hacia el poeta. "Ninguna importancia tiene", opina Jorge Urrutia, catedr¨¢tico de literatura de la universidad de Sevilla, "que la casa sea o no la verdadera. Lo importante es que se conserve como vivienda t¨ªpica de la ¨¦poca, en la que se puedan recoger y agrupar los recuerdos del poeta".
Luis Santiesteban, presidente de la Asociaci¨®n de Libreros de Sevilla, asegura no haber observado ning¨²n aumento en la venta de textos del poeta, ni de los escritos sobre su vida y su poes¨ªa. Urrutia, por su parte, asevera que de B¨¦cquer s¨®lo queda el mito. Dicen los que lo saben que Sevilla trata mal a sus poetas y que para alcanzar la gloria tienen que abandonar la ciudad. Sevilla maltrat¨® a Blanco White y a Cernuda; de Vicente Aleixandre se acord¨® cuando gan¨® el Nobel y la primera muestra de dolor tras la muerte de Gustavo Adolfo B¨¦cquer apareci¨® en una revista de Barcelona. Malos tiempos para la l¨ªrica.
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