Trabajo intelectual

Su peri¨®dico est¨¢ decidido a darnos una imagen del trabajo intelectual en Espa?a muy acorde con la ramploner¨ªa discursiva reinante (un ejemplo, EL PA?S de 1 y 9 de febrero). Quiz¨¢ con el pretexto de valorar, de alguna manera, lo que aqu¨ª nunca ha habido: pensamiento. Hasta hoy, a los partidos pol¨ªticos no les ha interesado un debate p¨²blico sobre una pol¨ªtica de paz, incapaces de situarse en ella desde sus mismas estructuras organizativas. Hasta hoy, gracias a la ambig¨¹edad del Gobierno, no deb¨ªamos entender cosas tan secretas y complicadas que, por otra parte, tanto afectan a nuestras vidas y sobre las cuales se nos ir¨ªa a consultar. Y cuando, al fin, se abre la veda informativa y dialogante, lo ¨²nico que se escucha es la batalla dial¨¦ctica entre el s¨ª y el no. Es entonces cuando las cabezas pensantes entretejen sus argumentos, no sobre una pol¨ªtica de distinta convivencia y un futuro mejor, sino para demostrar que su s¨ª se opono y es mejor al no de su vecino, y viceversa. De tan ricas reflexiones vemos c¨®mo el intelectual dicta a sus lectores y el fil¨®sofo a sus alumnos juntar una s con una i, o bien una n con una o.Este es el rico panorama intelectual que, gracias a las columnas de Opini¨®n de El PA?S, todos podermo comprobar. S¨®lo me asusta que una cr¨ªtica tan pobre est¨¦ pasando por filosof¨ªa de la paz a trav¨¦s de El peri¨®dico en la escuela.- Gonz¨¢lez Maz¨®n.