Jos¨¦ Saramago recrea la construcci¨®n de un convento y de un aerostato en el Portugal del siglo XVIII
El escritor portugu¨¦s Jos¨¦ Saramago, de 64 a?os, puede presentarse como ejemplo de la vitalidad y del inter¨¦s mundial por la literatura portuguesa actual. Al ¨¦xito en Espa?a de El a?o de la muerte de Ricardo Reis (uno de los heter¨®nimos de Pessoa que Saramago hace regresar de su exilio) sigue ahora la publicaci¨®n en Espa?a de la novela Memorial del convento, escrita con anterioridad.
Saramago, que esta tarde pronuncia una conferencia en el C¨ªrculo de Bellas Artes, de Madrid, recrea dos acontecimientos: la construcci¨®n de un enorme complejo monumental en torno a un convento y el primer experimento con un aerostato, ambos en el Portugal de comienzos del XVIII.Pregunta. ?Qu¨¦ ha cambiado en las letras portuguesas en estos ¨²ltimos a?os, desde la revoluci¨®n de los claveles, el 25 de abril de 1970
Respuesta. Hay una gran intensidad en la vida posterior al 25 de abril. Se vive la libertad en un sentido amplio, no s¨®lo pol¨ªticamente; tambi¨¦n hay libertad de pensamiento, de cr¨ªtica y de prensa. Pero en el per¨ªodo que va de 1974 a 1978 no se escribi¨® mucho en Portugal. Est¨¢bamos todos preocupados por los problemas de nuestra revoluci¨®n y por leer lo que no hab¨ªamos podido leer antes. En 1977-1978 los escritores volvieron a escribir y no es exagerado decir que en Portugal tanto la poes¨ªa como la narrativa han vivido un per¨ªodo muy rico, con una caracter¨ªstica: no hay una escuela literaria que prevalezca ni papas literar¨ªos; hay una gran afirmaci¨®n personal, y cada escritor sigue su propio camino o lo busca. Durante muchos a?os se debati¨® si la novela portuguesa ten¨ªa o no universalidad. En un momento como el presente, en el que se hace novela portuguesa y no queremos imitar a la norteamericana, inglesa o alemana, el mundo se interesa por lo que se est¨¢ haciendo en Portugal.
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® a Ricardo Reis de entre los heter¨®nimos de Fernando Pessoa siendo el m¨¢s conservador y tradicional?
R. Eleg¨ª a Ricardo Re¨ªs por ser lo contrario de m¨ª. No por afinidad, sino por contradicci¨®n. Re¨ªs se separ¨® de la vida, se separ¨® de Portugal, y yo procuro, en la medida de mis posibilidades, seguir la vida portuguesa. Por esto lo elijo, para hablar de ¨¦l y para hablar de m¨ª. Son dial¨¦cticas contrarias.
P. ?No es Fernando Pessoa un heter¨®nimo de s¨ª mismo?
R. Ha habido momentos en los que Fernando Pessoa no sab¨ªa exactamente qui¨¦n era. Nosotros no inventamos heter¨¢nimo, pero hay momentos en los que nos preguntamos qui¨¦nes somos.
P. ?Qu¨¦ pensar¨ªa Ricardo Reis de la entrada de Portugal en el Mercado Com¨²n?
R. Sonreir¨ªa y se encoger¨ªa de hombros.
P. El poeta portugu¨¦s Eugenio de Andrade dec¨ªa que hab¨ªa que olvidarse de Pes.soa para que la literatura portuguesa pudiera seguir adelante.
R. No es exactamente as¨ª. Aunque comprendo el punto de vista de Eugenio de Andrade, Pessoa es tan gran poeta que no le fue posible tener disc¨ªpulos, seguidores ni imitadores. Entiendo la preocupaci¨®n de Andrade y la necesidad de liberaci¨®n, pero lo primero que hay que hacer es preguntarse qu¨¦ Pessoa debe ser imitado, porque no hay una directa y real influencia en los escritores actuales. Cualquier influencia ser¨ªa tan obvia que destruir¨ªa la capacidad innovadora y creativa de un autor.
Reis, Pessoa y Espa?a
P. Reis y Pessoa hablan de Espa?a en su novela. A pesar del aparente aislacionismo, ?no ha habido siempre una influencia rec¨ªproca entre Espa?a y Portugal?
R. Yo no lo llamar¨ªa influencia, sino inter¨¦s mutuo. Inter¨¦s, desde luego, s¨®lo de algunas minor¨ªas. Lo que me parece importante es que hoy se est¨¢ ampliando cada vez m¨¢s y se est¨¢ tomando conciencia de la necesidad vital de un conocimiento ¨ªntimo, realmente ¨ªntimo, de las dos culturas, o mejor, de la cultura portuguesa con las otras culturas de Espa?a.
P. Su ¨²ltima novela publicada en Espa?a, Memorial del convento, plantea la construcci¨®n del complejo monumental de Mafra y, paralelamente, la del aerostato del padre Gusm?o en el a?o 1709, ambos hechos rigurosamente hist¨®ricos. ?Es una met¨¢fora de la modernidad y la tradici¨®n?
R. Cuando planeaba este libro pens¨¦ hacerlo s¨®lo sobre la construcci¨®n del convento, pero luego, estudiando la ¨¦poca, comprob¨¦ que ambos acontecimientos eran coincidentes. Si hist¨®ricamente fue as¨ª, yo deb¨ªa mezclar una construcci¨®n tan terrena con un experimento a¨¦reo, ya que as¨ª era el Portugal de comienzos del XVIII. La novela es una reconstrucci¨®n hist¨®rica desde la ficci¨®n literaria, porque toda narraci¨®n est¨¢ fundamentada en el pasado para comprender el presente.
V¨¦ase la cr¨ªtica de Memorial del convento en el suplemento de Libros.
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