Lo que nunca muere
Lo que nunca muere es el drama, el melodrama. Ana Diosdado lo sabe. Y por eso Segunda ense?anza, que hoy ofrece su quinta entrega, vuelve a ocupar el terreno sobre el que ya se asentaba principalmente Anillos de oro: familias rotas, ni?os atribulados, madres solteras, ejecutivos incapaces de vender una escoba, mucho paisaje bajo la lluvia, mucha m¨²sica dulce y repetida, muchas frases sonantes. Otra cosa que sabe Diosdado es que el drama individual entra mejor enmarcado en una instituci¨®n o un colectivo, sobre todo en el caso de historias seriales. En Anillos de oro, el bufete de los abogados era espejo y motor de las penas y alegr¨ªas; en Segunda ense?anza, el colegio centraliza los casos narrados para luego dispersarlos: la rutina en las aulas y la vida fuera de ellas. Todo comentario sobre una serie en que repite fortuna el t¨¢ndem Mas¨®-Diosdado no puede evitar el referirse a aquel programa de indudable ¨¦xito popular, dos veces emitido y bendecido por alg¨²n alto mando de la casa con las mejores palabras. Palabras que han vuelto a o¨ªrse en la presentaci¨®n a la Prensa de Segunda ense?anza. Recordando el pasado de Pedro Mas¨® durante el franquismo, como productor primero y director despu¨¦s de comedietas del m¨¢s crudo reaccionarismo y oportunismo populachero, un amigo malicioso que habita bajo mi propio techo comparaba ese descubrimiento de Mas¨® por parte de los jerifaltes de TVE con los que experiment¨® el ministro Barrionuevo a prop¨®sito del instituto armado m¨¢s activo en la dictadura.
En sus primeros cap¨ªtulos, Segunda ense?anza ha estado marcada por la sensibler¨ªa y los intentos de la guionista de capitalizar dram¨¢ticamente los chillones impactos emocionales de su trama, desde el descabellado suicidio del adolescente el primer d¨ªa a la revelaci¨®n de paternidades culpables y otros fantasmas dom¨¦sticos. Dialogada con la misma naturalidad -a veces ramplona- de su serie anterior, lo que s¨ª destaca hasta ahora en Segunda ense?anza es la envergadura que Pedro Mas¨® consigue dar a veces a su narraci¨®n. Envergadura que no s¨®lo apunta a la agilidad del ritmo, sino a un virtuosismo formal al que no est¨¢bamos acostumbrados en un art¨ªfice siempre m¨¢s propenso al brochazo que a la filigrana. El adecuado predominio de planos largos, donde los personajes funden su tiempo de acci¨®n con el espacio no fragmentado, y en especial la extensa escena en una sola toma en que Carlos Larra?aga es presentado a Ana Diosdado en el rellano del colegio (cap¨ªtulo de la semana pasada) revelan que Mas¨® aborda la realizaci¨®n con rigor y lo hace en ocasiones con elegancia.
Otro factor que sorprende muy gratamente -sobre todo en un plantel de actores que hasta ahora ha pasado vertiginosamente de lo bueno a lo p¨¦simo- es la interpretaci¨®n de la propia Ana Diosdado.
Aunque es conocida la estirpe de grandes int¨¦rpretes a la que pertenece, su intervenci¨®n en Anillos de oro, quiz¨¢ por la difuminaci¨®n del personaje encamado, result¨® opaca. Lo contrario sucede en Segunda ense?anza. Diosdado ilumina una figura de perfiles memorables cultivando los tonos grises y melanc¨®licos, en cierta medida en la vena de algunos personajes femeninos de Ingmar Bergman, y hace girar en torno a su persona de maestra frustrada y voluntariosa la constelaci¨®n de siluetas menos precisas y a veces francamente obtusas que componen la galer¨ªa de la serie.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.