Bases
Lo que est¨¢ ocurriendo aqu¨ª es un asunto de bases. No s¨®lo el dilema mareante de tener que elegir entre las futuras bases ot¨¢nicas, que son estrat¨¦gicamente americanas, y las actuales bases americanas, que ser¨¢n estrat¨¦gicamente ot¨¢nicas. Hablo de las bases pol¨ªticas propiamente dichas. La rebeli¨®n de las bases deber¨ªa titularse esto si la maqueta inflexible de la columna admitiera varias palabras.En la ¨¦poca de Ortega, -un d¨ªa las masas decidieron hacer caso omiso de las directrices de las elites y se dedicaron a ocupar las plateas de los privilegiados, a consumir sin recato y a llenarlo todo. La rebeli¨®n de las masas provocada por la segunda industrializaci¨®n fue un caso de desobediencia civil de las clases medias, el primero y el ¨²nico. La rebeli¨®n de las bases originada por los idus de marzo es el primer caso de desobediencia civil de las clases politizadas desde la transici¨®n, pero no ser¨¢ el ¨²ltimo.
Lo de menos en este maldito embrollo es que haya unos tipos m¨¢s o menos conocidos que digan p¨²blicamente nones, bueno, ap¨¢?atelas como puedas o viva Cartagena. Lo novedoso es que las bases ya no obedecen las consignas de sus l¨ªderes, de sus siglas del alma, de sus congresos anuales, de sus pegatinas electorales. Y justamente porque las bases andan en estado de rebeld¨ªa recurren a las firmas. Es el principio gris de subsidiariedad. Surgen los manifiestos cuando escasean los manifestantes.
El tormento del PSOE es que le fallan sus votantes y los viejos carn¨¦s en el momento del s¨ª, incluso del psi. El v¨¦rtigo de Coalici¨®n Popular es que s¨®lo un rid¨ªculo tanto por ciento de su electorado y cotizantes acepta las ¨®rdenes sargentonas de Fraga. El drama de los comunistas es que votar¨¢n como un solo hombre el 12, pero continuar¨¢n el 13 jugando a la ruleta rusa de los g¨¹elfos y los gibelinos. Y as¨ª sucesivamente. Los l¨ªderes proponen algo y las bases deciden lo contrario. No importa el resultado de refer¨¦ndum. Lo sorprendente es que en los pa¨ªses europeos la desobediencia civil es asunto de minor¨ªas, pero aqu¨ª empieza a ser cosa de masas. Y eso anuncia el fin de lo pol¨ªtico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.