?Angelitos!
"?De qu¨¦ va esta pel¨ªcula?", dice el programador. "De piratas", le contestan. "?Ah!, pues para Primera Sesi¨®n". Claro, para ni?os Maldita man¨ªa la de mirar s¨®lo superficies. Porque esta vez se han equivocado de lo lindo.No es que Viento en las velas la pel¨ªcula que Televisi¨®n Espa?ola emite esta tarde como si quiera apelar a la difusa audiencia infantil, no pueda ser vista por los ni?os -incluso habr¨ªa que aconsejarles que la vieran, que se miraran al espejo-, lo que sucede es que no son ellos los principales beneficiarios de una obra muy, muy adulta. Una obra, adem¨¢s, con una soberbia mala leche. Vamos, casi vinagre.
La pen¨²ltima
Viento en las velas, rodada en 1965 y pen¨²ltima pel¨ªcula de un grande del cine llamado Alexander Mackendrick, narra lo que puede suceder -de hecho lo que sucede- cuando unos piratas malos como la carcoma reciben la inesperada visita en su nave de unos ni?os buenos como el jam¨®n de Wesfatlia.
Viento en las velas se emite hoy a las 16
05 por TVE-1.
El concepto que separa, seg¨²n arquetipos y moldes generalizados, el bien del mal, se queda ah¨ª en puro espejismo. La pretendida inocencia infantil se troca en la m¨¢s despiadada crueldad en esta pel¨ªcula. Son conductas, las delos ni?os, asumidas desde el ancestro por la naturaleza y socialmente edificadas como travesuras.
Las travesuras de estos ni?os, sin embargo, desafian toda regla log¨ªstica. No ponen sal al caf¨¦ de los mayores ni lanzan granos de arroz al cogote.
Las de Viento en las velas son travesuras silenciosas, que atravies¨¢n lo invisible para desembocar en lo terrible, pues esa maldad cong¨¦nita de la criatura de tiernas carnes se ir¨¢ forjando durante toda la pel¨ªcula y se transmitir¨¢ con toda su intensidad al final, en ese juicio condenatorio y en esos ojos sin escr¨²pulos que miran el barquito de juguete conscientes del deber -el deber es la maldad suprema- cumplido.
Duras esencias
Muy duras, como se ve, las esencias fundamentales de Viento en las velas. Tanto m¨¢s por cuanto se posan en el celuloide con la fragilidad del periquito subiendo al hombro.
En esta pel¨ªcula suya, Alexander Mackendrick trenza malintencionadamente -que es una buena intenci¨®n- los resortes de la simpat¨ªa de sus personajes, grandes o chicos, para, as¨ª, mejor poder disponer despu¨¦s de su mazacote. Por lo dem¨¢s, ah¨ª s¨ª, Viento en las velas es una pel¨ªcula de piratas, de celeste atm¨®sfera, emociones rompiendo olas y un placer genuino por la narraci¨®n de aventuras. Una sensacional pel¨ªcula.
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