El 'padre de la patria' era una tribu
La vida de Ferdinand Marcos, el presidente de m¨¢s dilatada permanencia en el cargo de la historia de Filipinas, cundir¨ªa para escribir la biograf¨ªa de varios hombres a la vez. Militar m¨¢s condecorado de la historia filipina; presidente de m¨¢s duradera permanencia en el cargo; padre de familia de la m¨¢xima exposici¨®n p¨²blica en su matrimonio con la reina de la belleza Imelda Rornu¨¢ldez; hombre religiosamente devoto de su inmensa fortuna. Con la misma dimensi¨®n colosal y marm¨®rea, el proceso de su ca¨ªda es el que corresponde a una vida en todo desmesurada.
En los 20 a?os largos de su presidencia, iniciada en noviembre de 1965, Marcos se ha rodeado de una conexi¨®n familiar, tribal, financiera y burocr¨¢tica que en el momento de abandonar el poder se extend¨ªa con tantas ramificaciones como diversidad insular tiene el pa¨ªs, a una gran parte de la actividad econ¨®mica y pol¨ªtica nacional. No es s¨®lo un hombre el que hoy abandona el poder sino un clan, en el que su esposa -la mariposa de hierro de la interesada leyenda- ocupa un lugar central.
El clan familiar
Una breve relaci¨®n: La hija mayor del matrimonio, Mar¨ªa Imelda, conocida como Imee, de 30 a?os, recientemente casada no sin esc¨¢ndalo con Tommy Manotoc, -divorciado y ex play boy de post¨ªn- dirig¨ªa el movimiento juvenil Kabataan Baranga, del partido de la Nueva Sociedad de Marcos, as¨ª como era diputada por la provincia natal del presidente, Ilocos del Norte; Benjam¨ªn Romu¨¢ldez, hermano de Imelda era gobernador de la provincia de Leyte, tambi¨¦n su feudo natal, y embajador y director del diario de mayor tirada del pa¨ªs; su hermano menor Alfredo, propietario de casinos, restaurantes y centros de diversa recreaci¨®n; Herminio Disini, primo de Imelda, controlaba la industria tabaquera y representaba en r¨¦gimen monopolista a grandes firmas internacionales; Ferdinand, de 28 a?os, hijo mayor del matrimonio, era asesor especial del presidente; y una hermana de Ferdinand junior, gobernadora de la insistente Ilocos. El clan familiar se extend¨ªa naturalmente a un c¨ªrculo de amistades que controlaban la totalidad de los medios de comunicaci¨®n, una gran parte de la banca y el comercio exterior. No en vano la lucha electoral con Coraz¨®n Aquino se libr¨® no. s¨®lo entre dos clanes, los Marcos-Rornu¨¢ldez contra los Cojguanco-Aquino (el primero, apellido de soltera de la actual presidenta) sino dentro de esos clanes, luchando ambas parcialidades por hurtar partidarios de su misma filiaci¨®n al adversario.
La pieza central, sin embargo, de esa diadema recamada de poderes emparentados, ha sido la propia Imelda, 56 a?os; dos veces reina de belleza, una por su nativo Tlacoban a los 18 a?os, y otra ya en Manila a los 22; casada con Marcos a los 24 tras un noviazgo de 11 d¨ªas; parienta pobre de familia rica; santera y comulgante; proyecto coet¨¢neo de una Evita de ojos rasgados que se acolch¨® bien el futuro contra cualquier riesgo de contagio entre los menesterosos. Imelda era en 1975 gobernadora del Gran Manila, la mayor concentraci¨®n humana del pa¨ªs; tres a?os m¨¢s tarde, ministra de Recursos Humanos; cuando la ocasi¨®n lo requer¨ªa, enviada especial para entrevistarse con Mao, Breznev o Gaddafi, y art¨ªfice de un modesto deshielo con el mundo comunista a dos bandas, as¨ª como tambi¨¦n con el impredecible l¨ªder libio, un d¨ªa banquero de la insurrecci¨®n musulmana en Filipinas. Nombrada por una revista norteamericana una de las diez mujeres m¨¢s ricas del mundo, posee mansiones en Long Island y California y, quiz¨¢, una cifra no inferior a los 400 millones de d¨®lares en efectivo y propiedades en el extranjero.
Marcos, que se hab¨ªa dado a s¨ª mismo el calificativo de padre de la moderna Filipinas, ten¨ªa, obviamente, una numerosa familia propia que atender en el primer c¨ªrculo de sus desvelos paternales.
El dictador enfermo que abandona la presidencia a los 68 a?os, naci¨® en Serrat, provincia de Ilocos del Norte, el 11 de septiembre de 1917, hijo de un maestro de escuela que fue diputado y lleg¨® a tallarse una buena posici¨®n en un contexto regional. Estudiante de derecho en Manila, se licenci¨® mientras estaba en la c¨¢rcel acusado del asesinato del padre de un rival pol¨ªtico, y obtuvo su primer triunfo en la abogac¨ªa consiguiendo la absoluci¨®n en la defensa de su propio caso. Libr¨® la guerra contra el Jap¨®n, acab¨¢ndola con el grado de comandante y la reputaci¨®n de haber dirigido el grupo guerrillero Maharlika, el m¨¢s glorioso de los que hostigaron al ocupante. De las 31 medallas obtenidas por su valor la mayor¨ªa de ellas las consigui¨® despu¨¦s de acabada la contienda, y buena parte de las mismas se las concedi¨® a s¨ª mismo durante su presidencia. Recientes revelaciones de la prensa norteamericana le acusan de haber fabricado un gigantesco fraude , en su mejor tradici¨®n electoral, con su propia biograf¨ªa, puesto que, seg¨²n fuentes de los servicios de informaci¨®n norteamericanos, colabor¨® con el enemigo y su actividad b¨¦lica predominante fue la de saquear los intereses nacionales.
Un carrera fulgurante
La vida pol¨ªtica de Ferdinand Marcos comenz¨® en 1949 cuando fue elegido diputado a los 32 a?os, a lo que sigui¨® la reelecci¨®n en 1953 y 1956. Cuando ped¨ªa sus primeros votos promet¨ªa que si lo eleg¨ªan -siempre en Ilocos- ser¨ªa presidente en menos de 20 a?os: rebaj¨® su promesa en cuatro. Trat¨® sin ¨¦xito de ser candidato presidencial durante esos a?os y en 1959 tomaba un desv¨ªo al poder convirti¨¦ndose en senador. En 1963 era ya presidente de la c¨¢mara alta. En noviembre de 1965 obten¨ªa su primer mandato presidencial sucediendo a Diosdado Macapagal, al que hab¨ªa derrotado apretadamente. En 1969 lograba un segundo mandato al vencer a Sergio Osme?a, tambi¨¦n representante de una m¨²ltiple familia pol¨ªtica con la que se abrir¨¢n las hostilidades.
Hasta entonces Marcos hab¨ªa sido un presidente autoritario, fullero y corrupto, pero no exactamente un dictador. Ante la prohibici¨®n constitucional de desempe?ar un tercer mandato proclama la ley marcial en 1972, poco antes del t¨¦rmino del periodo, cierra el Congreso, encarcela a la oposici¨®n, nombra a dedo hasta a los alcaldes y en septiembre de ese a?o obtiene un mandato v¨ªa refer¨¦ndum para reformar la constituci¨®n de 1935. Los mandatos podr¨¢n sucederse ya indefinidamente. Sus grandes coartadas son: la creciente actividad de la guerrilla comunista y el descalabro de la ley y el orden en las grandes ciudades. Hay pocos motivos para dudar que el refer¨¦ndum se gan¨® limpiamente y que la ciudadan¨ªa quer¨ªa la receta-Marcos al menos por una temporada, aunque ello implicara cabalgar un tigre. Aficionado al plebiscito, el presidente repet¨ªa refer¨¦ndum en 1976 autoriz¨¢ndose a mantener la suspensi¨®n de garant¨ªas pol¨ªticas. Esos son los a?os del gran enriquecimiento familiar, el culto a la personalidad y el progresivo enloquecimiento de un hombre que lleg¨® a verse como la ¨²nica forma de salud para el pa¨ªs. Padec¨ªa ya entonces un lupus eritematoso sist¨¦mico relacionado con una herida de guerra en el ri?¨®n, que entorpec¨ªa sus facultades motoras y le provocaba enormes y acelerados cansancios musculares.
En 1981 ante el creciente desapego de la opini¨®n, levantaba la ley marcial y consent¨ªa tres a?os m¨¢s tarde que, en las primeras elecciones legislativas de la dictadura, 59 candidatos de oposici¨®n llegaran al Congreso. Poco antes, en agosto de 1983, el jefe de la oposici¨®n en el exilio Benigno Aquino -esposo de la actual presidenta Cory Aquino-, que regresaba de EE UU, era asesinado a su llegada al aeropuerto de Manila. Las im¨¢genes de ese crimen difundidas en los living de los hogares norteamericanos, la potencia tutelar de la vida pol¨ªtica filipina, desencadenaron un tren de acontecimientos que, con la afortunada creaci¨®n de un cl¨®nico fantasmal del l¨ªder asesinado, la viuda Aquino, ha concluido con el descarrilamiento presidencial de ayer, un martes de febrero.
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