La Fundaci¨®n March abre una retrospectiva de Max Ernst, figura clave de la vanguardia hist¨®rica
La Fundaci¨®n Juan March inaugurar¨¢ ma?ana en su sede madrile?a una gran muestra retrospectiva de la obra del artista alem¨¢n Max Ernst (Bruhl, 1891-Par¨ªs, 1976), una de las grandes figuras de la vanguardia hist¨®rica y elemento clave dentro de los movimientos dada¨ªsta y superrealista. Durante el acto inaugural pronunciar¨¢ una conferencia el cr¨ªtico alem¨¢n occidental Werner Spies (Tubinga, 1937), comisario de la muestra y gran especialista en Max Ernst, autor, entre otros muchos estudios sobre el artista, del cat¨¢logo razonado de su obra y responsable de grandes exposiciones en torno a Ernst, como la celebrada en 1975 en el Grand Palais de Par¨ªs.
Para Spies, "Max Ernst no parte inicialmente de una vocaci¨®n de pintor, no sigui¨® una formaci¨®n pl¨¢stica. Su punto de arranque es en realidad una reacci¨®n ed¨ªpica contra la figura de su padre, que s¨ª era pintor, un deseo de destrucci¨®n del mundo paterno. Sus estudios se orientaron hacia la filosof¨ªa, la historia del arte y, algo que era bastante raro a¨²n en esa ¨¦poca, el psicoan¨¢lisis"."Max Ernst", dice Spies, "conoci¨® muy pronto los escritos de Sigmund Freud, desde luego bastante antes que Andr¨¦ Breton. La obra de Ernst parte, pues, de la reacci¨®n contra el arte, en el marco de Dad¨¢. All¨ª encuentra enseguida su escritura m¨¢s personal, esa forma indirecta de escritura que le proporciona el collage. La manipulaci¨®n de im¨¢genes ya existentes le permite -tambi¨¦n a trav¨¦s del dibujo y el cuadro- la construcci¨®n de un mundo desconocido, inexistente".
"A trav¨¦s de ello", se?ala Spies, "la obra de Ernst trasciende muy pronto la esfera de la realidad. Incluso en su per¨ªodo dada¨ªsta puede hablarse ya de un presuperrealismo, el anuncio de una iconograf¨ªa superrealista, algo que no responde ya a un mero impulso destructor. Su propio retorno a la pintura est¨¢ marcado tambi¨¦n por esa experiencia indirecta, responde a lo que podr¨ªamos definir como un collage mental: partiendo de im¨¢genes de una perfecta trivialidad, elabora un universo insospechado".
El segundo per¨ªodo de Ernst, ya en el superrealismo, se define, seg¨²n Spies, por una nueva invenci¨®n. "El frottage es en Max Ernst una respuesta al automatismo de Breton, una t¨¦cnica que en su traslado a la pintura nos da como versi¨®n paralela el gratage. Tenemos en la exposici¨®n ejemplos espl¨¦ndidos, como en La ciudad entera o La noche de amor. Eso le permite desarrollar en los a?os veinte y treinta una iconograf¨ªa de transgresi¨®n del sue?o que es ¨²nica y que nos define su romanticismo personal".
El desarrollo de la idea de serie es fundamental en el trabajo de Ernst. "La serie es lo que le permite precisar un estilo. La repetici¨®n instaura paulatinamente la visi¨®n de ese mundo desconocido. Eso es fundamental. Desde el inicio de su trayectoria, el trabajo con clich¨¦s tipogr¨¢ficos forma ya, sobre la idea de variaci¨®n, de serie, esa unidad de estilo. Y eso mismo vale para definir sus novelas-collages, La femme 100 tes o Une semaine de bont¨¦. Hay respecto a ellas una an¨¦cdota interesante. En 1937 expuso los collages originales de Un semaine de bont¨¦ en Madrid, y a partir de ellos se crea un v¨ªnculo de simpat¨ªa hacia el bando republicano que, dar¨¢ origen a una pintura como El ¨¢ngel del hogar, que Ernst siempre defini¨® como su propia respuesta a Guernica. Es un cuadro, como se puede ver en la exposici¨®n, de una espl¨¦ndida agresividad".
Guerra y huida
El estallido de la guerra mundial y la huida de la Francia ocupada marcan en la biograf¨ªa de Ernst el comienzo de una nueva etapa definida por el encuentro de Estados Unidos."Max Ernst llega a Nueva York convertido ya en un mito", dice Spies. "Su inter¨¦s por las t¨¦cnicas indirectas, el automatismo, sus experiencias con el dripping, ejercer¨¢n una influencia notable en la joven vanguardia norteamericana. Eso es particularmente cierto en un caso como el de Pollock, y no s¨®lo en relaci¨®n al dripping. Si uno se fija en un cuadro como J¨®venes peinando a su madre, de 1927, presente en esta exposici¨®n, descubre ah¨ª ya toda la estructura que va a definirnos la pintura de Pollock. Tras distanciarse de Peggy Guggenheim y trasladarse a Arizona, veremos finalmente surgir en la obra de Ernst un nuevo tipo de cuadros, de car¨¢cter m¨¢s escultural. Pero sigue habiendo en su trabajo una calidad pict¨®rica excepcional dentro de esa lucha constante entre la destrucci¨®n de las convenciones de belleza formal y la realizaci¨®n de una belleza efectiva. ?sa es la ra¨ªz de la tensi¨®n que define a toda su obra: el enfrentamiento del superrealismo y dada¨ªsmo, dos almas que coexisten siempre dentro del propio Ernst".
Babelia
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