Vega D¨ªaz, un contertulio de Solana, recuerda el imprevisible car¨¢cter de aquel solter¨®n
Francisco Vega D¨ªaz, cardi¨®logo y escritor, es uno de los pocos sobrevivientes de aquella famosa tertulia de Pombo de la que Ram¨®n G¨®mez de la Serna y Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana eran los platos fuertes. Vega D¨ªaz guarda con nitidez muchos recuerdos sobre el pintor, un solter¨®n, seg¨²n el cardi¨®logo, de pocas palabras, con reacciones imprevisibles, hosco en muchas ocasiones, con voz de tenor, que animaba con frecuencia la tertulia. Sus ¨²nicas debilidades eran los carnavales y las criadas.
Vega D¨ªaz acudi¨® a la tertulia de Pombo asiduamente, una vez al mes, entre 1924 y 1936, a?o que dio comienzo la guerra civil y termin¨® para siempre con la tertulia de G¨®mez de la Serna. All¨ª, en el caf¨¦ de Pombo, conoci¨® el entonces estudiante de medicina al pintor. "Solana era un tipo muy extra?o", dice Vega D¨ªaz. "Mentalmente era un ligero anormal. Ten¨ªa sus antecedentes desde ni?o y tambi¨¦n antecedentes familiares. Su madre estuvo loca y su hermano Luis tambi¨¦n. Era un hombre de unas reacciones violentas, muy anormales, quiz¨¢ porque desde muy ni?o se llev¨® grandes sustos. Naci¨® en carnaval en Madrid y con ese motivo lo festejaban de una manera muy extra?a en su casa, llev¨¢ndole grandes mascarones a su casa. Cogi¨® un p¨¢nico terrible a las m¨¢scaras de carnaval. Quiz¨¢ por eso dedic¨® toda su vida a pintar m¨¢scaras y carnavales".Vega D¨ªaz no se consider¨® nunca amigo del pintor. Su relaci¨®n era de "la relativa amistad que da el acudir asiduamente a una misma tertulia". Una de sus m¨¢s curiosas an¨¦cdotas con el pintor transcurri¨®, sin embargo, fuera de la tertulia. Fue un verano, en Gij¨®n. El estudiante de medicina encontr¨® al pintor inmovilizado en la barandilla de la playa, en compa?¨ªa de su hermano Manuel, v¨ªctima de un reumatismo articular agudo. "No pod¨ªa moverse, ni siquiera abrir la boca. Debido a mis recomendaciones le sacaron varios dientes, con lo cual empeor¨®. Se puso grav¨ªsimo. Cuando sali¨® de aquel apuro le vi un d¨ªa en la plaza de toros y me amenaz¨® con pegarme", r¨ªe ahora Vega D¨ªaz. "Cuando lo volv¨ª a ver en Pombo me llam¨® medicucho y no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s cosas, pero nos dimos un abrazo. Nos dimos un abrazo, pero le dej¨¦ sin algunos dientes".
En la tertulia de Pombo, seg¨²n Vega D¨ªaz, se hablaba de todo, "de todo lo habido y por haber, y se cortaban todos los trajes del mundo". Para el cardi¨®logo, no ha habido en Espa?a tertulia comparable a aqu¨¦lla que contaba con la ventaja de que por ella pasaban todos los personajes importantes de paso por Madrid y con el aliciente de que tambi¨¦n lo hac¨ªan casi todos los locos. Seg¨²n el cardi¨®logo, G¨®mez de la Serna parec¨ªa "disfrutar mucho con ello".
"Solana hablaba poco porque era hombre de poco hablar", dice Vega D¨ªaz. "Y cuando lo hac¨ªa, casi siempre dec¨ªa cosas burdas, como era ¨¦l. Eran cosas muy secas. Ten¨ªa la costumbre de que nunca dec¨ªa yo. Nunca dec¨ªa 'yo pinto tal cosa', sino 'uno pinta esto, uno sale a pasear a la calle'... Y se refer¨ªa a ¨¦l".
No recuerda su contertulio haberle o¨ªdo hablar de otros pintores de la ¨¦poca, ni siquiera haberle escuchado "conceptos sobre otras personas". Sus intervenciones en la tertulia depend¨ªan de "si le cog¨ªa el momento con m¨¢s o menos vino dentro, o enfadado". Solter¨®n y tosco en sus reacciones, Vega D¨ªaz dice que s¨®lo recuerda dos debilidades del pintor: los carnavales y las criadas de aquel tiempo, que, "como no ten¨ªan ducha, ol¨ªan mucho a sudor; yo creo que aquello le sugestionaba enormemente".
"Un d¨ªa mi maestro, Jim¨¦nez D¨ªaz, me pidi¨® que llevara al estudio de Solana a una se?ora que quer¨ªa comprarle un cuadro", relata Vega D¨ªaz. "Era la hija de un presidente de una Rep¨²blica suramericana o algo as¨ª. Solana la recibi¨® en pijama, con la bragueta abierta. Cuando la se?ora le pregunt¨® por qu¨¦ pintaba esas mujeres tan desvalidas, con los pechos colgando, Solana contest¨®: 'And¨¢, porque me acuerdo de mi criada. Fulanita, ven aqu¨ª, qu¨ªtate la blusa'. Tuvimos que pararle. Por cierto que aquel d¨ªa vi c¨®mo cuando daba una pincelada ten¨ªa la mirada como perdida".
Vega D¨ªaz recuerda tambi¨¦n aquel d¨ªa en el que en la tertulia, en vez de hablar, cant¨® un fragmento de Tosca, porque tenla voz de bar¨ªtono. O recuerda tambi¨¦n una pelea con un poeta en la que hubo golpes y tensi¨®n y Solana se cort¨® la mano con el cuchillo que ten¨ªa en la mano, presa de los nervios. "Se pon¨ªa nervioso enseguida, aut¨¦nticamente excitado; en esos momentos hubiera sido muy peligroso contradecirle".
Francisco Vega D¨ªaz no aparece en el cuadro de Solana La tertulia de Pombo. "En ¨¦l recogi¨® el pintor m¨¢s a sus amigos que a los habituales". En 1936 las tertulias se interrumpieron para siempre. Desde entonces el cardi¨®logo nunca volvi¨® a ver a Solana. "Sin la tertulia, que era la que reun¨ªa a la gente, perdimos el contacto".
Babelia
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