El list¨®n de la calidad

La temporada del Ballet Nacional en el teatro Monumental es, adem¨¢s de una actividad art¨ªstica necesaria para Madrid, una buena ocasi¨®n para analizar con rigurosidad la trayectoria de la compa?¨ªa en sus dos vertientes: cl¨¢sica y espa?ola. La compa?¨ªa titular nacional ha pasado por varias etapas, criterios directivos y tendencias desde su fundaci¨®n en 1978.Cada una de esas etapas dej¨® algo positivo, eso es necesario reconocerlo, y la suma de esas experiencias es la alta calidad del espect¨¢culo que ahora se oferta, al p¨²blico. Para el sector espa?ol esto es enormemente v¨¢lido, ya que es la ¨²nica forma de actualizar sin deformar el acervo cultural de la danza.

Esta pol¨ªtica hace convivir a conservadores y los que lo son menos, enriqueciendo notablemente el resultado del espect¨¢culo. Danza y tron¨ªo es, con mucho, la pieza m¨¢s conseguida por Marienma. La core¨®grafa parti¨® de una fuerte exigencia para todos los bailarines, de ah¨ª que al ser bailado arranque aplausos con cada variaci¨®n. Es una pieza que permite contrastar sobre la escena al baile de zapatilla con el zapato de tac¨®n, a gitanos y boleros: una verdadera lecci¨®n de danza espa?ola.

Alborada del gracioso es un solo pensado para Jos¨¦ Antonio y su caudal t¨¦cnico. Granero es quiz¨¢ el m¨¢s atrevido conservador. Su enorme cultura escolar le permite incluir toques expresionistas, deslizamientos por el suelo y movimientos de brazos que no se quedan en el pastiche y se integran perfectamente a la obra. En Medea sucede otro tanto. A medida que se vuelve a ver se comprueba que es una obra rica que perdurar¨¢ y que ya tiene aquello de poder admitir a varios elencos e int¨¦rpretes sin perder su esencia. Donde quiz¨¢ falla esta obra es en la dramaturgia. Por momentos la trayectoria anecd¨®tica se atropella en funci¨®n de los n¨²meros de baile.

Ajustada modernidad

Granero, como experto, tem¨ªa sobrepasarse en extensi¨®n; esto hace que se produzcan cortes en la historia. Un ballet de tal atm¨®sfera pod¨ªa darse el lujo de ser m¨¢s largo y permitir al espectador seguir linealmente el argumento tr¨¢gico. Han sido muy criticados los dos personajes esp¨ªritus de Medea, cr¨ªtica injusta si se tiene en cuenta que tienen un papel fundamental como veh¨ªculo de acci¨®n dram¨¢tica, y la danza marcada para ellos da un toque de ajustada modernidad a la pieza.El core¨®grafo Alberto Lorca ha trabajado muchos a?os en esos ballets de conjunto. Esta experiencia le ha hecho moverse sobre seguro al componer Ritmos. Estructurado a partir del coro o cuerpo de baile, el grupo de bailarines evoluciona en una sucesi¨®n de cuadros de un¨ªsono, dividiendo la escena en dos bandos, oponentes de movimientos que crean un di¨¢logo que se acent¨²a con los colores del vestuario. Las diagonales, el d¨²o de Lola Greco y Antonio Alonso y el brillante final hacen de esta obra pieza obligada en todo programa de presentaci¨®n del Ballet Nacional.

Mucho se discute sobre si estos trabajos desvirt¨²an al baile espa?ol. Actualmente hay dos posibilidades: crear espect¨¢culo de corte puramente folcl¨®rico, f¨¢cil con un previsible resultado m¨¢s cerca del recreo tur¨ªstico y el ¨¦xito sin riesgos que de la preservaci¨®n arqueol¨®gica, o recurrir a todos los recursos que brinda nuestra ¨¦poca, tanto en medios t¨¦cnicos como en experiencia corporal.