Quien mucho abarca...
Eddie Harris es un saxofonista tenor nacido en Chicago en los a?os treinta, a quien un d¨ªa le dio por cantar y, como los cr¨ªticos ortodoxos se met¨ªan con ¨¦l, abandon¨® el jazz y se pas¨® con armas y bagajes a una m¨²sica comercial y un tanto electrificada.Tuvo ¨¦xito y gan¨® alg¨²n dinero, pero a la postre hizo examen de conciencia, se arrepinti¨® y volvi¨® al jazz, aunque sin renunciar del todo ni a los cantos ni a alguno de sus peculiares electrodom¨¦sticos. Digamos en su honor que a la m¨²sica de Harris siempre le ha sobrado fuerza, y que ni antes ni despu¨¦s han tenido sus artilugios veleidades de alta tecnolog¨ªa, sino m¨¢s bien el aspecto batallador de los cacharros de verbena, lo cual queda. menos fino, pero m¨¢s a la medida del hombre y, sobre todo, del hombre negro, el hermano del alma.
Eddie Harris Tr¨ªo
Harris Tr¨ªo, con Toots Thielemans. Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 8 de marzo.
En esta su ¨²ltima etapa de jazzman converso, Eddie Harris ha pasado por el San Juan Evangelista, que emprende con su actuaci¨®n un nuevo ciclo de conciertos. Eddie toc¨® all¨ª el tenor con una amplia gama expresiva, entre el v¨¦rtigo de la inmarcesible Freedorm jazz dance y el ensimismamiento de las baladas cl¨¢sicas; pero ocup¨® tanto tiempo o m¨¢s en otras distracciones, como tocar el piano y soplar aria curiosa chiflota, especie de trompeta con boquilla como de saxof¨®n que no le suena mal, e incluso ech¨¢ndole buena intenci¨®n puede recordar al Miles Davis de los a?os cincuenta.
Tambi¨¦n, cant¨®, ora cont¨¢ndonos su vida con bastante gracia, ora exhibiendo un extenso surtido de percusiones vocales y gargarismos ins¨®litos.
M¨²sicos que escuchan
Le acompa?aron Ralph Armstrong al bajo el¨¦ctrico y Sherman Ferguson a la bater¨ªa. Ambos lo hicieron bien, porque son m¨²sicos que escuchan bien. Con los solos ya fue otra cosa, y a los del bajo habr¨ªa que aplicarles el calificativo de metralleta que ya se usa para los de guitarra.El invitado, Toots Thielemans, sali¨® despu¨¦s de algunos n¨²meros del tr¨ªo y, con tres o cuatro notas de su arm¨®nica, hizo que los aplausos sonaran de otra manera, y la m¨²sica tambi¨¦n. Luego, por desgracia, casi se olvid¨® de la arm¨®nica, y dedic¨® mucho m¨¢s tiempo a tocar la guitarra, sin perdonar su Bluesette ni por la tarde ni por la noche.
Y, claro, cada uno es muy due?o de tocar el instrumento que quiera, pero sucede que Toots Thielemans es un genio de la arm¨®nica, mientras que con la guitarra resulta simp¨¢tico, pero tambi¨¦n impreciso, y musicalmente bastante corrientito.
Total, que entre uno y otro hicieron verdad aquello de que quien mucho abarca poco aprieta. Afortunadamente, en la sesi¨®n de noche, Harris y Tielemans se tomaron el trabajo algo m¨¢s en serio, o al menos les salieron las cosas mejor, y, los dos protagonistas se atrevieron a enzarzarse en unos desaf¨ªos musicales que, aunque salieron chapuceros y as¨ª como por los pelos, tuvieron todo el esp¨ªritu del jazz.
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