La liberalizaci¨®n de la agricultura
La agricultura espa?ola comienza ya a vivir un per¨ªodo de liberalizaci¨®n sin precedentes. La entrada en vigor de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC) es el punto de partida de un brusco cambio, tanto en el aspecto normativo como en la infraestructura, de la agricultura espa?ola. El autor analiza este proceso y advierte que la liberalizaci¨®n agr¨ªcola, que es inevitable y deseable, debe hacerse con prudencia.
Con la entrada en vigor en Espa?a de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC), la agricultura espa?ola va a vivir un per¨ªodo ole liberalizaci¨®n sin precedentes. La PAC implica una regulaci¨®n de los mercados y de los intercambios de productos agrarios muy distinta de la practicada hasta hoy en Espa?a. Pero las diferencias entre nuestro pa¨ªs y el resto de Comunidad no son ¨²nicamente de orden normativo; existen tambi¨¦n diferencias de tipo infraestructural y climatol¨®gico que repercuten en la competitividad dentro del mercado ¨²nico europeo.A veces se acusa a la agricultura espa?ola, desde esferas vinculadas al poder econ¨®mico urbano, de una incapacidad para adaptarse a los cambios generales de la coyuntura econ¨®mica e, a los requerimientos de la demanda. No es f¨¢cil para el sector agrario adaptarse con rapidez a circunstancias cambiantes; pero la rigidez de la agricultura espa?ola tiene razones profundas que suelen ignorarse: el medio f¨ªsico y el clima condicionan las posibilidades agrarias en mayor medida que en otras actividades econ¨®micas.
En Espa?a tenemos un pa¨ªs con acusados contrastes. Frente a unas zonas sur y rnediterr¨¢nea de grandes posibilidades agr¨ªcolas pero con escasez de agua, encontramos una Espa?a h¨²meda pero muy monta?osa. El interior peninsular es llano, pero seco y fr¨ªo. Hay zonas en la meseta castellana donde el per¨ªodo libre de heladas se reduce a tres o cuatro meses al a?o. Espa?a ser¨¢ el pa¨ªs m¨¢s monta?oso de la Comunidad ampliada. Un 57% del territorio espa?ol est¨¢ situado por encima de los 600 metros de altitud. Si exceptuamos Galicia, la cornisa cant¨¢brica, Navarra y Gerona, el pa¨ªs recibe precipitaciones medias inferiores a los 700 mm. al a?o.
La Espa?a h¨²meda ha generado una estructura de explotaciones agrarias min¨²sculas, mientras en el sur del pa¨ªs una m¨¢s adecuada dimensi¨®n econ¨®mica de las explotaciones va ligada a la existencia de profundos desequilibrios sociales. Estos rasgos de la agricultura espa?ola son suficientes para recordarnos a todos en qu¨¦ pa¨ªs vivimos. No se trata de exagerar el papel de los condicionamientos estructurales, sino m¨¢s bien de contrarrestar los efectos de la campa?a desarrollada en los ¨²ltimos a?os en torno a la hipot¨¦tica potencialidad de la agricultura espa?ola. Tal vez lo m¨¢s desconcertante de toda esa operaci¨®n, de inspiraci¨®n francesa, es que ha llegado a convencernos a los espa?oles de que lo que se dice es cierto y realmente se teme a nuestra agricultura m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. En algunos medios urbanos espa?oles se ha llegado a confundir al sector agrario con las frutas y hortalizas, que, aunque representan un importante 23% de la producci¨®n final agraria de este pa¨ªs, no deben desorbitarse ni su significado ni sus posibilidades. Si a las frutas y hortalizas a?adimos el vino, el aceite de oliva, el arroz, el girasol y... poco m¨¢s, alcanzamos el 35%, de la producci¨®n final agraria espa?ola, que puede considerarse como altamente competitiva.
Para el resto de la Espa?a agraria la liberalizaci¨®n de la agricultura espa?ola se presenta con tonos m¨¢s sombr¨ªos. La ganader¨ªa, los cereales, el az¨²car, etc¨¦tera, son sectores espectacularmente excedentarios en la Europa donde nos integrarnos. La guerra comercial en el mercado europeo pero tambi¨¦n en el mercado internacional, puede considerarse como exacerbada por un desequilibrio oferta-demanda cr¨®nico. Las empresas europeas han tenido que desarrollar una gran capacidad organizativa. A ello ha contribuido una generosa pol¨ªtica de apoyo p¨²blico que supone alrededor de dos billones de pesetas de presupuesto anual del FEOGA.
La adhesi¨®n de Espa?a se produce en un momento delicado, cuando ya se han empezado a recortar los presupuestos agr¨ªcolas, cuando sectores como la leche, los cereales, la carne de vacuno, el az¨²car... s¨®lo pueden esperar una pol¨ªtica de recortes.
La PAC est¨¢ sufriendo las consecuencias de sus propios errores, pero tambi¨¦n los efectos de la ambig¨¹edad del proceso de construcci¨®n europea. El gran error de la pol¨ªtica agr¨ªcola ha sido, sin duda, no haber forzado una mayor especializaci¨®n productiva de la agricultura europea, con niveles de precios inferiores que hubieran evitado la formaci¨®n de las act¨²ales monta?as de excedentes. Pero dicho proceso de especializaci¨®n productiva ha sido inviable, principalmente porque el resto de la pol¨ªtica econ¨®mica europea ha seguido siendo b¨¢sicamente de soberan¨ªa nacional. Sin una pol¨ªtica social y de empleo europea, sin una pol¨ªtica fiscal y monetaria supranacional, ?c¨®mo podr¨ªan atenderse los graves desequilibrios que provocar¨ªa una pol¨ªtica agraria europea basada en una especializaci¨®n productiva a nivel regional?
En definitiva, es muy dif¨ªcil que la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n pueda consolidarse a largo plazo si no se progresa simult¨¢neamente en la unidad econ¨®mica y monetaria. La PAC se est¨¢ llenando de ajustes coyunturales, controles, intervenciones, cuotas, contingentes..., dentro de un proceso de progresiva renacionalizaci¨®n. Es cierto, como argumenta la Comisi¨®n Europea, que en el futuro hay que seguir una pol¨ªtica m¨¢s rigurosa, restrictiva en los precios y que eleve el nivel de competitividad.
En estas circunstancias, la liberalizaci¨®n de la agricultura espa?ola, aunque inevitable y en cierto modo deseable, debe hacerse con prudencia. En la Comunidad se aplica de modo sistem¨¢tico la vieja ley del embudo, seg¨²n la cual los principios de mercado ¨²nico, preferencia comunitaria o de la libre competencia son m¨¢s ciertos en aquellos mercados que m¨¢s benefician a uno mismo. Dicha ley debemos tenerla muy presente los espa?oles mientras no se avance en la creaci¨®n de un mercado ¨²nico en frutas, hortalizas y vino.
El impacto de la adhesi¨®n sobre nuestro sector ganadero, cerealista y azucarero puede ser grave. Las consecuencias de la liberalizaci¨®n pueden crear serios problemas regionales en Castilla y Le¨®n, Galicia, cornisa cant¨¢brica, Arag¨®n... La prudencia en la aplicaci¨®n de los acuerdos de adhesi¨®n aconseja avanzar lentamente en la creaci¨®n del mercado ¨²nico.
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