Racionalizar la decisi¨®n
Los espa?oles hemos sido llamados a pronunciarnos sobre un tema de vital importancia para el futuro pol¨ªtico, econ¨®mico y de defensa de nuestro pa¨ªs: la permanencia en la Alianza Atl¨¢ntica o la salida de dicha organizaci¨®n.Sin entraren la pol¨¦mica de si el camino elegido para adoptar tal decisi¨®n ha sido o no el m¨¢s conveniente, no cabe duda de que en los momentos actuales las consecuencias de las dos alternativas entre las que hemos de elegir son: estar en la Alianza Atl¨¢ntica con los pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica Europea -excepto Irlanda-, en la cual acabamos de entrar, y con Estados Unidos de Am¨¦rica (USA), o estar ligados exclusivamente con USA mediante un tratado bilateral.
Es bien cierto que dentro de la Alianza Atl¨¢ntica se puede estar de diferentes formas, pero con cualquiera de ellas se cumple el objetivo fundamental de estar en la Alianza. El estar Espa?a m¨¢s o menos integrada en dicha organizaci¨®n constituye objetivo de segundo orden dentro del gran objetivo que es pertenecer a la OTAN.
Los ciudadanos espa?oles que prefieran que Espa?a est¨¦ en la Alianza deber¨ªan adoptar una decisi¨®n racional para conseguir lo que ellos realmente desean. Pudiera argumentarse que como la f¨®rmula ofrecida para estar en la Alianza no es la que ellos realmente quieren, se abstienen de tomar la decisi¨®n, bien no votando o votando en blanco. Ahora bien, la consecuencia de tal decisi¨®n podr¨ªa ser la salida de la Alianza, en contra precisamente de lo que ellos deseaban.
Objetivos y coste
Los economistas sabemos que los objetivos hay que conseguirlos con el menor coste posible. Si a causa de la abstenci¨®n de los que consideran que la f¨®rmula ofrecida para estar en la Alianza no es la ¨®ptima desde su punto de vista (opci¨®n que, por otra parte, es perfectamente leg¨ªtima) y Espa?a tuviera que salirse de dicha organizaci¨®n, el coste que ello supondr¨ªa ser¨ªa enorme. En efecto, el d¨ªa que gobernasen los partidarios de la integraci¨®n total en la Alianza es evidente que despu¨¦s del refer¨¦ndum ning¨²n Gobierno democr¨¢tico se atrever¨ªa a dar un giro tan fuerte sin someterlo previamente a nueva consulta directa al pueblo. En cambio, avanzar en el proceso de integraci¨®n, estando ya dentro de la Alianza, ser¨ªa factible de conseguir sin tener que acudir a un nuevo refer¨¦ndum.Para los espa?oles que voten la no permanencia en la Alianza, si su opci¨®n es la ganadora, se van a encontrar que el resultado ser¨¢ cambiar el tratado de defensa con los pa¨ªses comunitarios y Estados Unidos de Am¨¦rica por el actual tratado bilateral de defensa con uno solo de los miembros de Ia Alianza: Estados Unidos.
Parece dif¨ªcil pensar que sea ¨¦ste el objetivo que persiguen los que voten no en el refer¨¦ndum. Algunos de los que defienden p¨²blicamente esta opci¨®n han expresado claramente que, con independencia del voto de castigo para el Gobierno, lo que realmente piensan es que a medio plazo el coste que tendr¨ªan que soportar para aislar a Espa?a del bloque de la defensa de Occidente ser¨ªa mucho menor.
Esta opci¨®n, que es igualmente leg¨ªtima, racionaliza su toma de decisi¨®n ante el refer¨¦ndum, en tanto que aquellos que defienden la permanencia de Espa?a en la Alianza Atl¨¢ntica, por cuesti¨®n de discrepancia en cuanto al grado de integraci¨®n, no racionalizan su decisi¨®n con la abstenci¨®n o el voto en blanco. Es cierto que proporcionan un voto de castigo al Gobierno como consecuencia de la discrepancia citada, pero al mismo tiempo, y ¨¦sta es la cuesti¨®n m¨¢s importante, pueden dar el triunfo a la opci¨®n diametralmente opuesta al gran objetivo que en el fondo ellos defienden: permanecer en la Alianza Atl¨¢ntica. Si ¨¦ste es su verdadero objetivo, deben tornar la decisi¨®n racional para alcanzarlo votando s¨ª en el refer¨¦ndum, pues el triunfo no ser¨¢ del Gobierno, sino de todos los ciudadanos espa?oles que han votado dicha alternativa.
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